Borrón y cuenta nueva

No soy de esos periodistas que escriben “si ser fieles a la Constitución es ser fachas, yo soy facha; si defender la unidad de España es ser facha, yo soy facha; si defender el Poder Judicial frente a Sánchez y sus amigotes delincuentes, golpistas y separatistas (algunos antiguos terroristas) es ser facha, yo soy facha”. Que no. Yo no soy facha. Yo no soy facha y defiendo la Constitución, la unidad de España, la separación de poderes y la igualdad de todos los españoles, catalanes y vascos incluidos. Fachas y fachas redomados son Pedro Sánchez, Marlaska, María Jesús Montero, Iceta, el exministro tragaldabas Campos y todos los chupópteros que dijeron que ni la amnistía ni el referéndum cabían en la Constitución y ahora dicen lo contrario. Esos sí que son fachas, pero que muy fachas. Porque no son hombres de palabra.

Y engañabobos. ¿Somos bobos los españoles? Creía que no, pero empiezo a dudar. Pedro Sánchez ha hecho escuela, escuela de idiotas, mentecatos y mentirosos. Ha mentido tanto que cree justificarse diciendo que cambia de opinión con la misma celeridad que buscaba votos debajo de las piedras de ERC, Bildu, PNV, Sumar (con sus quince mini partidos de chichinabo) y el Junts del criminal Puigdemont, fugado vilmente (en el maletero de un coche, como corresponde a un bandido cobarde) y al que ahora piensan dar protección policial, protección con los policías que le iban a traer codo con codo para responder de sus fechorías ante la Justicia, según Sánchez.

Y viene Pedro y se caga en la dignidad de todos los españoles, menos en la suya porque no la tiene. Y viene Borrell, desde su alto púlpito en la Unión Europea, y, tras decir que lo de la amnistía y demás morralla le olía a chamusquina preocupante, al día siguiente (mentiroso como el jefe político que lo aupó), se vuelve atrás, el muy cobarde, y se abraza a Pedro ‘El Mentiroso’ para proclamar que la amnistía es un milagro del dios socialista que va a traer la paz y el bienestar a una España necesitada de “hacer borrón y cuenta nueva”.

Es preciso ser cínico, bobo, felón y, sobre todo, cobarde, como su conmilitante García-Page, para ver que los acuerdos de Sánchez con los enemigos de España son infumables y no dar un paso adelante. No son valientes; son cobardes, muy cobardes. Pasarán a la historia como su jefe, el gran traidor y el gran cobarde, el gran Napoleón de Rebelión en la granja y el Gran Hermano dictador. Un dictador que ha sido derrotado, como el otro Napoleón, en Waterloo. Coincidencia curiosa e ilustrativa. Sólo que este Napoleón de pacotilla, éste más traidor que Judas, no será recluido en la isla Santa Elena, como se tiene bien merecido. Se va a reír de toda España y del mundo desde la Moncloa durante cuatro años.

Borrell, como Patxi López, el ministrable, no es más obtuso porque no ensaya. Y Sánchez no es más malvado porque eso es imposible y además no puede ser. Yo no creo que los españoles seamos idiotas, ni retrasados mentales, ni amigos de mentirosos, ni que estemos encantados de que nos engañen, pero algo nos pasa para que hayamos permitido que Pedro siga en la Moncloa a lomos de unas minorías antiespañolas que hacen mayoría por culpa de una pésima ley electoral. Esa sí que necesita reforma y no la Constitución.

El insapiente Patxi hace méritos ante Sánchez criticando a obispos, jueces y empresarios que vapulean la ley de amnistía y otras mamarrachadas del Sánchez amigo de delincuentes, sí delincuentes mientras no entre en vigor la ley de amnistía, una ley escrita por delincuentes para perdonarse a sí mismos con la bendición de Pedro I ‘El Traidor’. ¿Dónde se ha visto que a unos delincuentes se les permita hacer una ley para proclamarse inocentes y, lo que es más grave, calificar como prevaricadores a los jueces que los juzgaron y condenaron según la ley? Europa no puede tolerar que esta infamia se cometa y se consume. Confío en que la última instancia judicial de la Unión Europea no consienta que unos políticos corruptos se carguen el Poder Judicial y con él la democracia española. La Democracia (con mayúsculas) y la Justicia no se compran ni se venden por un puñado de votos… independentistas.