Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Comulgantes con ruedas de molinos

Molino de agua en Bélgica. Fotografía de Jean Pol Grandmont (Fuente: Wikimedia).

El idioma español, también llamado castellano por la aparición de sus primeras palabras escritas en las obras de Gonzalo de Berceo cuando era una incipiente lengua romance hacia el año 1200, es rico en refranes y dichos populares que, con pocas palabras, expresan hábitos y conductas y enseñanzas adquiridas durante decenios, incluso siglos. Podrían citarse muchos ejemplos, pero voy a referirme a uno en concreto, “Comulgar con ruedas de molino”. Se trata de una expresión cuyo significado encierra una rabiosa actualidad por cuanto es aplicable a las personas que me atrevo a calificar como miembros de dicha actividad y que describo a continuación.

El verbo comulgar tiene, entre sus significados o acepciones en el diccionario de la RAE: «Coincidir, identificarse en ideas o sentimientos con otra persona». Comulgar es también, en el sentir general de nuestra civilización cristiana, un acto religioso de fe y, como tal, indiscutible e incontrovertible. El sentir popular usa la expresión comulgar con ruedas de molinos, para referirse a una acción imposible, como es la de equiparar la “hostia”, la “forma” que se recibe en la iglesia cuando se comulga, con una rústica y enorme rueda de piedra que, al girar sobre otra plataforma similar, colocada debajo, convertía los granos de trigo en fina harina con la que nuestras madres y abuelas hacían sabrosos panes y deliciosos manjares. Expresa de forma gráfica, además de una acción grotesca e imposible, lo irracional y estúpido que sería equiparar una fina y pequeña oblea de harina con la enorme piedra o rueda que usaban los artesanales molinos maquileros, tan frecuentes y abundantes, como los que conocí en el río Mijares y sus afluentes durante mi infancia. Creer en esa equivalencia sólo se comprende como un signo de idiocia o fanatismo.

Pues bien, cuando un día sí, y otro también, escuchamos a personas de proyección pública, como Pedro Sánchez, afirmaciones o promesas que se desmienten o incumplen poco más tarde, quienes las creen, y son muchas personas, realizan un acto de fe, aceptando como verdades lo que pronto se demuestra ser mentira.

Cuando se promete, solemnemente, que no se pactará con una determinada fuerza política y, poco más tarde, no sólo se falta a esa promesa, sino que se aprueban leyes como la de la amnistía, que borra unos actos condenados por la Justicia; cuando se pacta con quienes un día asesinaron; cuando se constituye una mayoría parlamentaria con quienes afirmó que, de hacerlo, le impediría dormir y, a continuación, los integra como una parte de su gobierno, es claro que ha mentido o ha “cambiado de opinión” en base a que, “de la necesidad se hace virtud”, de la necesidad de permanecer en el PODER se llega a la virtud de olvidar, de incumplir lo prometido tiempo atrás. Quienes han creído y siguen creyendo aquellas solemnes afirmaciones, sin la más mínima objeción, se comportan como comulgantes y creyentes, en un acto de Fe y, al hacerlo no puedo evitar recordar la frase “comulgar con ruedas de molino”, máxime cuando se trata de promesas y actitudes reincidentes.

Si el fundamento de cualquier democracia verdadera, es la elección, mediante el sufragio universal, de sus dirigentes y responsables políticos para controlarles, un voto meditado y maduro de personas que valoran el comportamiento ético, veraz y justo de sus dirigentes, es imprescindible. No tolerar la mentira ni las medias verdades un principio irrenunciable.

La responsabilidad de cada uno de nosotros es la defensa de la ética, verdad y justicia como principios inexcusables y básicos que pueden alcanzarse ejerciendo el derecho y la obligación de votar en consecuencia y no de forma emocional a favor, o en contra, de unas simples siglas.

No hacerlo supone hacer realidad la frase “comulgar con ruedas de molino” y caminar hacia consecuencias dramáticas, no inéditas en nuestra historia.

Fausto Gómez Guillén

Buscando justicia y verdad.
Turolense, alicantino y ciudadano del mundo. Licenciado y Doctor en Medicina y Cirugía buscando ser un Médico y un humanista, que no sé si lo habré conseguido. Mi inquietud por las cuestiones socio-sanitarias me ha llevado a expresar mi opinión sobre las mismas en diversos medios, casi siempre escritos: Diario "Información" de Alicante, "ABC", "El País", "Heraldo de Aragón", Prensa profesional como "Diario Médico", "Médicos y Pacientes", "Revista" del Colegio de médicos de Alicante y algo en revistas científicas.

Escribo cuando considero que tengo algo que decir que pueda resultar de interés general.

5 Comments

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  • Muy estimado Fausto: Creo que tu artículo es ciceroniano. No sobra ninguna palabra y tus reflexiones son tan justas como acertadas. Lástima que los tiempos que corren y los vientos que soplan no sean propicios para reconstruir este país en descomposición. Pero debemos intentarlo aportando, como tú lo haces, sensatez y compromiso. Un cordial saludo.

  • Querido y admirado Fausto. ¿Quién no ha comulgado con rueda de molino alguna vez en su vida? Últimamente, como bien has escrito, estamos empachados de ruedas de molino procedentes, casi todas, del centro de Madrid. Algunos se las tragan, pasando limpiamente a través de su esófago gigante. Un abrazo.

    • Gracias Ramón por tus palabras. Efectivamente, todos tenemos algo que aportar, nosotros con nuestra palabra. Pero no debemos desfallecer en el intento.
      Un abrazo.

  • Cuanta razón tienes, ya sabes que te sigo en cada artículo y éste como siempre es admirable!! Saludos