Es una pregunta que me han hecho desde que tengo uso de razón. Tanto mis amigas como sus madres, tienen curiosidad por saber cómo se vive el día a día con una gran familia. Cómo se puede tener un orden establecido, concentrarse en una tarea, incluso se preguntan cómo hemos tenido los recursos necesarios como ropa o juguetes. Se ponen a contar lo que gastaríamos al mes en leche o en almuerzos. Pero lo que más curiosidad les da es saber cómo nos hemos sentido: “¿cómo os han podido dedicar tiempo de calidad a cada uno?”. “Es imposible establecer un vínculo positivo y especial si tienes que partirte en seis”.
A mí, en cambio, siempre me ha sorprendido la cantidad de tiempo que puede perder la gente en ver la TV o en jugar a la Play, ahí sí que no hay conversación posible. Si algo puedo decir, es que mis padres se han esforzado tanto como han disfrutado. No vamos a decir que no habrá sido difícil para ellos. Sobre todo ahora, siendo madre, soy más consciente de los sacrificios que han hecho. Pero sinceramente, como segunda hija de seis, ha sido divertidísimo y la mejor experiencia de mi vida. No tendré tiempo suficiente para agradecer el enorme regalo de tener tantos hermanos.
Como hermana mayor me ha tocado, por supuesto, ayudar con los pequeños, lo que me ha dado una perspectiva más responsable desde joven. Pero esto no quiere decir que me hayan quitado la infancia o adolescencia, porque he disfrutado de cada etapa, por mí y por mis hermanos. He llorado con ellos, reído con ellos, peleado, jugado, gritado y bailado. A día de hoy, ya cada uno con su independencia y vida, seguimos riendo, llorando, bailando y “pegando la colleja” cuando es necesario. Mi fortuna es saber que nunca me voy a sentir sola; que ante un enfado, siempre habrá un mediador o cuatro; que un día de aburrimiento o tristeza es fácilmente solucionable, siempre hay alguien disponible; que, si necesito un toque de atención para volver a la tierra, hay personas dispuestas a dármelo sin vergüenzas ni reparos; que habrá apoyo detrás de cada caída; y por supuesto siempre me sentiré útil y necesaria para alguien, así como ellos para mí.
Afortunadamente, la soledad no estará en mi vocabulario a no ser que yo quiera encontrarla. ¿Que algún día eché de menos tener un rato más con mis padres? Por supuesto, como absolutamente todo el mundo, pero nunca me faltó el espacio y la dedicación que necesité.
Como una de seis hermanos, me siento afortunada, acompañada, querida y por supuesto conocedora de mis límites de paciencia. ¿Una idea un poco romántica de la familia? Puede ser, así la veo yo, así la he vivido y la vivo a día de hoy.
Andrea Arias Jiménez
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