Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

¡Faz Divina, misericordia!

Santa Faz (Fuente: Turismo San Juan de Alicante).

Juan Sebastián Elcano fue devoto del alicantino lienzo de la Verónica. Si no nos arrodillamos y rezamos ante ‘El milagro de  la lágrima’, nos perdemos lo mejor de ‘La Peregrina’.

Se considera la romería más populosa de la provincia: unas 300 000 personas hacen el camino al Monasterio de la Santa Faz. Peregrinan desde la capital y numerosos pueblos. Incluso llegan fieles de otras provincias. La reliquia de la Santa Faz es un lienzo sagrado que trajo de Roma el párroco de San Juan de Alicante, Pedro Mena, hacia 1488. Una terrible sequía, que afectó gravemente a la comarca de L’Alacantí, movió al sacerdote a sacar en procesión el lienzo para implorar la lluvia benéfica, que llegó junto con el milagro de la lágrima. Era el 17 de marzo de 1489. Desde entonces se ha venido celebrando la romería.

Es una tradición de profunda raigambre cristiana y lo menos importante es dilucidar si se trata del lienzo que la Verónica utilizó compadeciéndose de Jesús. Es, indudablemente, una imagen de Cristo dolorido y ensangrentado y, como sucede con imágenes y cuadros de vírgenes y santos, lo de menos es la materia de que están hechos, pues lo importante es lo que representan, Jesucristo, la Virgen (con  sus diversas advocaciones) y los santos siempre abiertos a conceder gracias, milagrosas muchas veces y siempre reconfortantes, para llevar con alegría o resignación, según los casos, el peregrinaje hacia la otra vida, que es eterna.

Cuadro del pintor Chimo Pérez que se encuentra en la parroquia Nuestra Señora de Gracia. Fotografía de Varondán (Fuente: Wikimedia).

Nunca es tarde para peregrinar a la Santa Faz y encontrarse con Dios y con lo más recóndito de nuestro ser espiritual, recordando aquello de San Agustín, un gran pecador y un gran santo que llegó a esta conclusión: “Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está triste y agobiado hasta que descansa en ti”. El peregrino busca y se sacrifica para ver el rostro sudoroso y ensangrentado de Cristo, plasmado en el lienzo de la Santa Mujer Verónica poco antes de morir en la cruz para perdonar nuestros pecados y ganarnos el cielo.

Las celebraciones en honor de la Santa Faz tienen una tradición de 535 años. La sagrada reliquia traída de Roma en 1488 por el párroco de la vecina localidad de San Juan, Pedro Mena, fue sacada en procesión el 17 de marzo de 1489 a petición de los feligreses de la huerta de San Juan, Mutxamel y Alicante para pedirle poner fin a una sequía prolongada que diezmaba las cosechas.

La comitiva se dirigía en rogativa hacia el Monasterio de los Ángeles, ubicado en Alicante. Portaba el santo lienzo el  franciscano padre Villafranca, quien, “al llegar la comitiva al Barranco de Lloixa, a un cuarto de legua de San Juan, sintió un grave peso en las manos, pidiendo a voces que le ayudasen. Se acercaron muchos de los acompañantes y todos pudieron ver que del ojo derecho de la Santa Faz había salido una lágrima que, corriendo hasta la mejilla, se paró en ella”.

Una imagen de una procesión de Santa Faz (Fuente: Alicante Turismo).

Así lo cuenta el canónigo historiador Federico Sala Seva que recoge datos del cronista Viravens. “Uno de los acompañantes, caballero alicantino de la familia ‘Pascual’, queriendo cerciorarse de la realidad de la lágrima, la toco con sus dedos. Tan impresionado quedó el caballero que dio testimonio del hecho toda su vida llevando un dedal de plata en el dedo que estuvo en contacto con dicho portento. También solicitó de la Casa Real que a su noble apellido se uniera el ‘de la Verónica’, lo que le fue concedido y aún lo usaban en 1989 los Pascual del Pobil, Barones de Cortes y de Finestrat”.

Todos los alicantinos (o casi todos) conocemos la historia del Monasterio de Santa Faz, que primero fue sólo una capillita atendida por monjes Jerónimos, los mismos que cuidaron del extremeño Monasterio de Yuste, donde se recluyó Carlos I de España y V de Alemania, nieto de aquellos Reyes Católicos que gobernaban la flamante nación española, unión del Reino de Castilla y de la Corona de Aragón cuando llegó el lienzo de la ‘Fas Divina’ a Alicante. De un gran navegante vasco al servicio de Carlos V, Juan Sebastián Elcano, hay memoria en nuestro monasterio. El marino que conquistó la gloria de ser el primero en dar la vuelta al mundo era devoto de la Santa Faz alicantina y a ella dejó una parte de su herencia en testamento que no se cumplió tras morir en el Pacífico cuando intentaba la segunda vuelta al globo terráqueo. Murió rezando ‘Fas Divina, misericordia”. Se perdió, entre papeles del Museo Naval, el testamento hasta ser descubierto por el almirante alicantino Guillén Tato, que logró hacerlo cumplir en 1944 y de ello queda memoria en los muros de la iglesia de Santa Faz.

Grabado de Juan Sebastián Elcano que se encuentra en el libro «Las Glorias Nacionales» de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla (Fuente: Wikimedia).

Elcano siempre tuvo deseo de venir al santuario de la Santa Faz. Su donativo de 24 ducados de oro no era pequeño si tenemos en cuenta que un ducado de oro de entonces equivalía a 169 euros de nuestro tiempo, un total de 3604 (tres mil seiscientos cuatro) euros.

Termino este relato sobre Santa Faz y su ‘Milagro de la Lágrima’ haciendo un llamamiento a la conversión profunda de quienes puedan acudir a la romería con ánimo festivo (que lo debe haber), pero con escasísimo, o nulo, sentimiento religioso y trascendental. Santa Faz debe ser un signo claro que conforte a quienes creemos que no todo se acaba con la muerte. A Juan Sebastián Elcano le ayudó para hacer más tranquilo y hermoso su tránsito a la otra vida. Creo que si no nos arrodillamos y rezamos ante el lienzo milagroso de la Santa Faz, nos perdemos lo mejor de ‘La Peregrina’.

¡Faz Divina, misericordia!

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

9 Comments

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  • Precioso artículo querido Ramon Gomez Carrion que me llena de fe y de compromiso. Precisamente ahora ando estudiando el testamento de Elcano y el legado para la Santa Faz.
    Los grandes hechos históricos hay que seguir recordando para la honra de nuestra gran patria, España.
    Enhorabuena con mi abrazo.
    Julio Calvet.

  • Querido amigo Ramon Gomez Carrion magnífico artículo. Me ha gustado mucho y coincidido con un momento en el que estudio el testamento de Elcano y la manda hereditaria al Momasterio de la Verónica de Santa Faz.
    Es bueno recordar las cosas buenas de nuestra querida España.
    Un abrazo Julio Calvet.

    • Estimadísimo Julio: Gracias y a seguir trabajando por las cosas importantes hasta el último aliento. Hay que seguir enarbolando estandartes de dignidad y solidaridad en unos tiempos cada día más marcados por un relativismo aberrante, tan desintegrador del humanismo como de la religiosidad. Un abrazo.