Estamos de resaca electoral. No sé si habrá influido en su voto de ayer la segunda carta a la ciudadanía de Pedro Sánchez. Realmente, es una carta dirigida a los suyos, porque excluir de sus destinatarios al 45 % de los electores que votaron al PP o VOX en las últimas elecciones, es confundir la parte con el todo. Debería haberse enviado desde la sede de la secretaría general del PSOE. A ello hay que añadir su queja infundada sobre el poder judicial, por no haber respetado el periodo electoral. Es evidente que Pedro Sánchez no estudió Derecho y desconoce que los plazos judiciales no coinciden con los plazos electorales, ahí radica, entre otras cosas, la independencia judicial.
La primera carta tuvo efecto mediático, pero nunca segundas partes fueron buenas.
En cuanto al análisis de los resultados europeos del día 9, nos tropezamos con que los ciudadanos siguen sin ver la relevancia de lo que se hace en Europa. La mayor parte de las políticas que se aplican en los estados miembros se aprueban en las instituciones europeas, pero el organigrama institucional es complejo y está alejado para los electores.
A nivel global en estas elecciones no suele participar más del 50 %. Y si se analizan los datos se aprecia cómo se pasó de un entusiasmo inicial al euroescepticismo de los últimos años. Así, por ejemplo, Portugal en sus inicios electorales contaba con un 72 % de participación y en las últimas de 2019 cayó al 30 %
España ha pasado del 70 % a menos del 50 % en las recientes. Grecia del 81 % al 59 %. Esa es la tónica general excepto países como Bélgica y Luxemburgo que destacan por su alta participación ciudadana.
Las elecciones de 2019 tuvieron un 60 % porque coincidieron con las municipales y autonómicas.
Desde el punto de vista de los partidos, el sistema electoral permite que exista mayor proporcionalidad entre el voto y el escaño y los partidos nuevos, aprovechan estas elecciones para “jugar” o ensayar. Fue el caso de PODEMOS, Ciudadanos, VOX, que se estrenaron con las europeas. Después, procurarán consolidar sus formaciones en un escenario nacional.
En estas elecciones hemos elegimos 61 eurodiputados. Contábamos con 34 candidaturas variopintas y de todos los colores. Además de las clásicas, se ha estrenado el influencer Alvise con 3 escaños (Se acabó la Fiesta), Otras opciones interesantes no han tenido éxito como Izquierda Española, liderada por Guillermo del Valle; la formación Cree en Europa, de Edmundo Bal, que aglutinaba a intelectuales y militantes de Contigo (extintos de Ciudadanos) o Iustitia Europea, muy crítica con las políticas globalistas.
Seguimos teniendo listas cerradas, donde la mayoría de los electores no conoce a los candidatos, salvo al número uno en la mayoría de los casos. Los ciudadanos suelen votar en clave nacional, no se hace reflexión sobre la gestión llevada a cabo por la UE en estos cinco años durante los cuales se han adoptado medidas muy cuestionables durante la pandemia, no se ha analizado las consecuencias de la posición de Europa en la guerra Rusia / Ucrania o apenas se sabe algo sobre la investigación judicial que existe sobre la presidenta de la Comisión Europea (Úrsula Von der Leyen) por presuntas irregularidades en la compra masiva de vacunas.
Habrá que esperar a ver cómo van a gestionar la representación los flamantes eurodiputados, si defenderán los intereses de sus votantes, si nos contarán lo que se está “cociendo” en Bruselas o si no los volveremos a ver hasta dentro de cinco años.
Posdata: El CIS vuelve a perder las elecciones con su sesgo a la hora de engrandecer la intención de voto del PSOE. Hasta la llegada de Tezanos este organismo no se había confundido tanto.
Para saber más; https://results.elections.europa.eu/es/espana/
Comentar