Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

La Filosofía, la enemiga

Biblioteca. Fotografía: Giammarco (Fuente: Unsplash).

Hoy en día se debate el hecho de la ausencia de Filosofía en la ESO (Educación Secundaria Obligatoria). Haremos unas consideraciones que creemos pueden ser de utilidad.

El núcleo del problema

Vivimos tiempos difíciles y convulsos: la pandemia, el calentamiento global, los conflictos internacionales, la crisis económica, los illuminati, el crecimiento de populismos y terrorismos, dictaduras, capitalismo radical… Es difícil entre el maremágnum de temas, poner un poco de orden.

Pero hoy me centraré en algo más de nuestra España y de la educación con esa LOMLOE o ley Celaá de infausta preocupación. Entre los muchos “peros” de esta ley ignominiosa, como el ataque a la religión, la baja calidad de la educación propuesta, la falta de financiación, la deficiente calidad técnica… Hay un nuevo estropicio que añadir muy grave.

Me refiero a la supresión en la ESO, Educación Secundaria Obligatoria, de la disciplina de Filosofía, sustituida por algo confuso, una Ética no bien definida, una Educación para la Ciudadanía que no sabemos a qué clase de ciudadanía afecta, una convivencia amorfa… La Filosofía es algo esencial para evitar las masas adocenadas, como un rebaño de personas que tragan sin discutir lo que les echen. La Filosofía, en la consideración de la LOMLOE enunciada, sigue una línea muy especial.

La educación en Filosofía, y más en la etapa obligatoria, se necesita porque disciplina y ordena el pensamiento, “hace pensar”, fomenta el espíritu crítico y educa para la libertad, creando ciudadanos responsables y con criterio propio, sabiendo enjuiciar con propiedad las noticias y los hechos. Da sabiduría y cultura, y presenta el pensamiento de grandes filósofos a lo largo de la historia.

Muerte de Sócrates. (Fuente: Pixabay)

En suma, la Filosofía crea ciudadanos libres, cultos y autónomos. Su ausencia en el currículo originaría una gran laguna en el aprendizaje. Y así vemos que, en nuestro país, salvo raras excepciones, muchos medios de comunicación están al servicio de una ideología dominante, de tipo “especial”, comunista, seudoanarquista y propiciadora de una descomposición nacional. Se ataca a las instituciones, como al Poder Judicial en su Consejo General, la monarquía o la propia jefatura del Estado, la lengua castellana y la religión…

Hay un lento pero sistemático y peligroso proceso de descomposición del Estado. No interesan las personas críticas, lo que hace que se tienda a prescindir de ellas. Nada mejor para ello que empezar por el sistema educativo y la educación obligatoria. Suprimiendo la Filosofía, el Gobierno puede hacer y deshacer a su antojo, ideologizando todo a su conveniencia y lavando el cerebro de manera inmisericorde. No interesan los grandes pensadores, ese Aristóteles, ese Kant, ese Schopenhauer… Los grandes sistemas filosóficos que han sido la base del progreso de nuestra sociedad, ni se conocen. Así mejor. “Lejos de nosotros la funesta costumbre de pensar”. Enseñar a pensar es peligroso para quienes quieren consolidarse en el poder.

La Filosofía, así pues, se ha convertido en la enemiga del poder y en un peligroso agente para quienes quieren dominar la sociedad. Triste LOMLOE, la enésima ley orgánica educativa, pero la más nociva, pues no solo es inútil sino demoledora para el ciudadano.

Las nuevas tecnologías todo lo pueden y en especial la tecnología digital, es un progreso material, pero al tiempo robotiza a la persona y al grupo. Tendemos a crear robots, seres sin pensamiento propio. Y así como el cambio climático es un peligro pues puede llevar a la destrucción de la humanidad, su complemento es la creación de individuos sin criterio propio, la desaparición del ser humano como tal sustituido por el robot y en un ambiente sumamente deteriorado. Poco a poco, por tanto, se va destruyendo al hombre y su entorno. Trabajo completo. De poco valen las protestas de las asociaciones de filósofos, las protestas de pedagogos y psicólogos, de intelectuales… Es un predicar en el desierto.

Espíritu y pensamiento, los grandes aliados constructivos

¿Y qué podemos hacer si la fe, la espiritualidad, va retrocediendo a marchas forzadas? ¿Conformarnos? ¿Resignarnos?

Hemos de luchar con todas nuestras fuerzas para mantener la dignidad humana, pero esto parece que es una lucha cuasi infructuosa, una lucha de David contra Goliat, pero sin encontrar la onda milagrosa lanzando la piedra por un experto y minúsculo pastor. Solo la fe, eso que está ya pasado de moda, puede redimir al ser humano y al pensamiento.

La espiritualidad está en un proceso de transición hacia su desaparición, aunque aún hay ciertas esperanzas de un renacimiento de la misma. Se precisa que el ser humano reaccione contra los illuminati, los poderosos y las ideologías destructivas que van dominando el mundo.

Hemos dicho que quizás se encuentre por el pensamiento una de las vías de solución, pero si no enseñamos a pensar, el camino es baldío y el camino del pensamiento es nuestra esperanza. La ley Celaá es un instrumento para la deshumanización de la persona. Solo el espíritu y el pensamiento pueden salvarnos, que esos islotes de espiritualidad que todavía subsisten, vayan creciendo.

Clase de secundaria. Fotografía: Taylor Wilcox (Fuente: Unsplash)

Beneficios de la filosofía en la ESO

Múltiples son los beneficios que aporta al educando la disciplina de la Filosofía. Enumeraremos los principales sin pretender, ni mucho menos, agotar el tema:

  • Genera una mentalidad de integración multidisciplinar.
  • Enseña a los alumnos a desarrollar su percepción y su capacidad de pensar por sí mismos.
  • Ofrece una posibilidad de entrenar la mente y el espíritu.
  • Es una disciplina que engloba a todas las otras disciplinas del conocimiento.
  • La educación, idealmente, no solo cultiva la razón del individuo, sino que desarrolla su capacidad intuitiva, lo cual es una forma superior de conocimiento. Y estas raíces, de algo tan necesario en nuestros días, están en la Filosofía.
  • Aumenta la confianza en nosotros mismos y nos brinda seguridad.
  • Ayuda a sumar ideas, a aceptar y valorar las opiniones ajenas y a construir un mundo más justo, amable y convivencial.
  • Contribuye eficazmente a fomentar la autoestima y el amor propio.
  • Es un gran instrumento para enseñar al educando lo positivo de complementarse, de sumar ideas y de defender la opinión propia.
  • Es uno de los fundamentos de la asertividad.
  • Ayuda a desarrollar la atención y la capacidad de escuchar.
  • Permite debatir, aceptar opiniones diferentes e interiorizar conceptos de manera práctica y amena.
  • Posibilita el aclarar y comprender los sucesos cotidianos.

Escuchar la voz de los expertos

Uno de los males de las reformas educativas –¡tantas ha habido en nuestro país, y tan estériles, muchas veces!–, es el no haber escuchado suficientemente la opinión y el parecer de los pedagogos y los psicopedagogos, los verdaderos especialistas. Ha primado lo político y en muchas ocasiones los intereses partidistas, de tal manera que las leyes educativas vienen a ser propiciadoras de fabricar votos para la ideología o el pensamiento del partido o los partidos políticos gobernantes.

Y en España tenemos grandes pedagogos, que a lo largo de la historia han aportado posibles fecundas ideas. Unos ya desaparecidos, pero que han creado escuela, y otros en plena actividad académica en los departamentos específicos de las facultades de Filosofía y Letras, de Pedagogía, de Educación o de Psicología. Pero suelen ser ignorados, siendo así que ellos son los verdaderos especialistas que deberían contribuir eficazmente con sus aportaciones a la mejora del sistema educativo. Se evitarían así tantos desaguisados en algo tan esencial como es la educación. Citemos a Fernández Huerta, García Hoz, Rodríguez Diéguez, Zabalza Beraza, José Antonio Marina, Elvira Repetto… Y las escuelas de pensamiento creadas por los mismos, que tienen continuadores actuales de gran nivel. A los inspectores de educación, los no ideologizados ni al servicio de “su” partido político, que los hay, aunque “arrinconados”, como los filósofos. Las inspecciones generales, la Central y la de las Comunidades Autónomas, tienen mucho que decir, y sus informes, aunque no vinculantes, poseen una altura técnica muy grande. Urge una inspección verdaderamente profesional y técnica, como hubo en tiempos de la UCD y la Transición. Pero, como las golondrinas, aquello no volverá…

Los congresos nacionales de Pedagogía tienen en sus ponencias aportaciones fundamentales y no debemos copiar sin más lo de otros países, pues lo hacemos mal y a destiempo. Copiamos todo lo malo, cuando lo nuestro es muchas veces infinitamente mejor y hemos de confiar en nuestros técnicos.

Biblioteca. Fotografía: Alex Block. (Fuente: Unsplash)

Necesidad de poner en valor la Filosofía

La educación nunca debe convertirse en un instrumento al servicio del poder –aunque sea la gran tentación– sino un instrumento al servicio de los valores humanos y ahí estaría la Filosofía, hoy denostada, arrinconada y menospreciada. ¡Triste realidad!

Las nuevas tecnologías tienen su lugar importante

Todo lo expuesto no quita su importancia a las tecnologías digitales, el metaverso, los progresos de ese futuro tecnológico que nos aguarda. Una cosa no quita la otra. La defensa de la Filosofía no está reñida con el progreso técnico, antes al contrario. Este progreso puede contribuir de una parte, a prestigiarla, y de otra a coger de ella los elementos sustantivos que se precisan. Una tecnología deshumanizada, que no se apoye en la Filosofía, carece de sentido en un mundo cada vez más globalizado, y que queremos salvar. La Filosofía se necesita más que nunca, como también la tecnología del futuro. Y ambos epígrafes han de ser complementarios y compatibles, apoyándose uno en otro. Hablemos de una tecnología humanística, que es lo ideal.

El camino está abierto, ¿surgirá el milagro?

¿Dónde está esa onda de David? Debemos encontrarla.

José Moratinos Iglesias

Doctor en Ciencias de la Educación, diplomado en Psicología, profundo conocedor de la Psicopedagogía e Instructor de Tiempo Libre con sus estudios de Magisterio.

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