Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Dios no te necesita, sino al revés

Fotografía: Félix (Fuente: Pixabay).

Por más que algunos políticos y ciertos científicos lo intenten, no pueden arrancarlo del corazón humano.

El dicho anglosajón afirma que “sólo hay dos cosas seguras, la muerte y los impuestos”. Sin quitarle un ápice de sabiduría popular y humor negro, a la frasecita se le pueden hacer bastantes añadidos igualmente ‘populares’ y que tienen que ver, sobre todo, con la muerte. La filosofía de la calle apunta que la muerte forma parte de la vida y ni siquiera se cree que sólo es el final de la misma. Una cancioncilla navarra habla de trascendencia: 

  
 Como el arroyo en el río,
 el río cae en el mar;
 la vida cae en la muerte
 para hacerse eternidad.
 Los arroyos van al río;
 los ríos bajan al mar;
 las lágrimas y oraciones
 todas al cielo se van. 

Eso recoge Valeriano Ordóñez en un libro muy interesante titulado Alma lírica del pueblo, mientras que Francisco Álvarez, en su Cancionero andaluz, nos ilustra:

Todas las aguas del río
dicen que van a la mar:
el cariño que se pierde
nadie sabe a dónde va.

Desde que Jorge Manrique compusiera sus coplas a la muerte de su padre, las metáforas jugando con el agua, los ríos, el mar, la vida, la muerte, la eternidad y Dios han dado mucho juego a grandes poetas y a la lírica popular.

Durante siglos y más siglos, los hombres de todas las civilizaciones creyeron en la otra vida y en dios o los dioses, pero sin que deba atribuirse sus creencias a mitos y leyendas. Yo soy de los que creen que el hombre, desde que fuera creado por Dios, lleva arraigada en su alma y en su corazón su vinculación divina y el ansia de eternidad.

Los ateos y algunos agnósticos piensan que lo más probable es que el hombre haya creado a Dios. Los creyentes pensamos que Dios es el creador de Cielos y Tierra y de cuanto hay en ellos. Los cristianos (como todos los creyentes monoteístas relacionados primero con Abraham —el padre de los creyentes—, con el Antiguo Testamento y posteriormente con el Nuevo y Eterno Testamento sellado con la muerte y resurrección de Jesucristo, defendemos que Dios existe; que Dios no necesita al hombre, pero que el hombre sí necesita a Dios, un Dios todopoderoso que ama a todas sus criaturas. Y que ama de modo especial al ser humano: “hombre y mujer los creó a su imagen y semejanza”.

Fotografía: Peter H. (Fuente: Pixabay).

Como Jorge Manrique creemos que nuestros ríos-vida van a dar al mar-Dios. Es una fe razonable. Creemos en la primera causa, en el ser eterno que no tiene principio ni fin, cuya esencia es la existencia; el que siempre fue y el que generó el big bang que dio lugar a las miles y miles de galaxias del universo. No hay una explicación más ‘racional’. Así, cuentan, que pensaba Einstein.

Por más que algunos políticos y ciertos científicos lo intenten, no pueden arrancar a Dios del alma y del corazón humano. Los filósofos (y otros pensadores y gobernantes griegos) influyeron para que sus compatriotas levantaran un pequeño monumento, en el Areópago ateniense, al ‘Dios desconocido’. San Pablo, apodado el ‘apóstol de los gentiles’, cuando evangelizó en Grecia hizo algunos creyentes (pocos) en Atenas, a los que convenció de que el Dios de los cristianos era el Dios desconocido de ellos y el de todos los hombres y toda la creación.

El que fuera gran escritor catalán Vázquez Montalbán (escritor en castellano por lo que fue vilmente discriminado por fementidos traidores independentistas) se proclamó ateo y dijo que tenía veinte argumentos para no creer en Dios. Otros escritores, a lo largo y ancho de la historia, han tenido más de ochenta argumentos para creer. Vaya por delante que la existencia de Dios no depende del número de creyentes frente al de los ateos.

Hubo una vez, en los años 30, un ateo comunista en la URSS de Stalin, amigo del líder genocida. Su nombre, Anatoli Vasilievich Lunacharski. Ocupó altos cargos y presidió un tribunal popular que juzgó a Dios, el 16 de enero de 1918; lo condenó a muerte por crímenes genocidas y lo fusiló, al día siguiente, con ráfagas de ametralladoras contra el cielo de Moscú. Stalin se cansó de tenerlo cerca y, en 1933, lo nombró embajador de la Unión Soviética en la España de la Segunda República. Murió de un infarto en la localidad francesa de Menton cuando viajaba a nuestro país para tomar posesión de su cargo.

La imbecilidad comunista contra las religiones y especialmente contra el Cristianismo no ha cesado, ni cesa, aunque sus líderes hispanos se vuelven locos por fotografiarse con el Papa en el Vaticano. Creo que Francisco se pasa de diplomático, debería aprender de Felipe VI a no levantarse al paso de la espada bolivariana del sanchismo-comunismo que no busca concordia sino humillar a los seguidores de Jesucristo. Lo dije en una ocasión: no buscan cristianizar el comunismo, sino comunistizar el cristianismo.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

6 Comments

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  • Has tratado un tema teológico muy interesante interconectado con la poesía de los rios y el mar, y con la política de los agnósticos que han confundido la libertad de conciencia religiosa con la fé y esperanza como camino de salvación. Menos mal que ese tal rojo Anatoli no llegó a España para morir harto de mariscos en Menton, donde murió también unos año antes el escritor y millonario Vicente Blasco Ibañez. Gracias por tus reflexiones.

    • Ramón, tocayo: gracias por tus palabras, siempre sabias. De Blasco Ibáñez nos ilustraste en un excelente artículo y no recordaba que muriera en Menton. Un abrazo.

  • Distinguido amigo Ramon Gomez Carrion
    Magnifico y verdadero artículo
    La radicalidad de izquierda siempre ha negado a Dios. Y siempre han caído en la impotencia ante una realidad necesaria. Estoy contigo como tantas veces y te mando con mi abrazo mi felicitación.
    Julio Calvet Botella

    • Julio: Gracias por tus palabras de aliento. Tenemos que luchar contra los enemigos de Dios, que son los mismos que denigran al hombre animalizándolo. Un abrazo.

  • Gracias por este artículo clasificador y valiente en defensa de la fe y la religión Cristiana!!
    Un abrazo

    • Los creyentes tenemos que dar la cara a tope en estos tiempos en que casi todos los medios de comunicación están colaborando a la expansión del ateísmo, del relativismo moral y toda clase de campañas contra el humanismo tan cercano al Cristianismo y tan esenciales ambos para el futuro de la humanidad. Un abrazo, Cristina.