Alicante, una villa poco considerable…

…Según Al-Idrisi y el Gobierno de España.

La primera descripción de Alicante nos llegó por el geógrafo, Abū Abd Allāh Muhammad Al Idrisi en el siglo XII:

“Alicante es una villa poco considerable, pero bien poblada, hay un bazar, una mezquita principal y otra parroquial. El esparto que allí crece se expide a todos los países marítimos. El país produce muchos frutos y legumbres y particularmente higos y uvas. El castillo que defiende la población, construido sobre una montaña cuya ascensión es muy penosa, es muy fuerte, a pesar de su poca importancia. Alicante es un lugar donde se construyen barcos para el comercio y lanchas. En sus inmediaciones, al occidente, está una isla denominada Plana, que dista una milla de la costa; es en este puerto excelente, donde se ocultan los navíos de los enemigos. Frente a esta isla está un Cuerpo de Guardia (actual Santa Pola). Desde allí a Alicante, 10 millas. Desde Alicante a Elche por tierra, una jornada corta. Y de Alicante a la desembocadura del rio Belich, 57 millas (posiblemente Guardamar).

“Alicante es una villa poco considerable, pero bien poblada…”. Tantos años después, la descripción podría haber salido del Ministerio de Hacienda. Porque, vista la posición que ocupa la provincia en los Presupuestos Generales del Estado, parecería que seguimos siendo aquella pequeña villa del mapa, irrelevante para las grandes decisiones. Y lo peor es que, si no hay nuevos presupuestos, los prorrogan… Y Alicante sigue en el mismo puesto de cola. El último de la fila. Tradición pura.

La realidad es que Alicante es hoy una de las principales provincias de España, con más de dos millones de habitantes, un peso económico clave en el turismo, la exportación agroalimentaria, el sector tecnológico y los servicios. Aporta más de lo que recibe y, sin embargo, es la provincia peor financiada del país. Basta repasar lo que no tenemos, no por falta de ideas o proyectos, sino por falta de inversión:

• Conexión ferroviaria directa del aeropuerto de Alicante-Elche con la ciudad y el TRAM: una demanda histórica que sigue en los cajones, mientras otros aeropuertos menores disfrutan de enlace ferroviario.
• Ampliación de líneas del TRAM conectando Alicante con Santa Pola, Elche o el propio aeropuerto y ampliar sus líneas por la ciudad. Un proyecto lógico, sostenible y de futuro, que sigue sin fecha ni presupuesto.
• Ampliación del paseo litoral en la Explanada con soterramiento u otras soluciones posibles.
• Apoyo real al ecosistema de innovación y a las startups tecnológicas de la ciudad creando un gran polo de innovación. Innovación es también innovación social. Apoyo al Distrito Digital o de la Universidad de Alicante, que crecen más por empuje privado que por respaldo institucional.
• Infraestructuras ferroviarias modernas hacia el norte y el interior: seguimos esperando la culminación del Corredor Mediterráneo y la mejora de la conexión por carretera con Madrid, que continúa siendo obsoleta y desigual.

Y pese a todo, Alicante no se resigna. Con recursos limitados, ha sabido abrirse camino. Lo ha hecho apostando por la innovación, la tecnología, la sostenibilidad y la cooperación público-privada. Tanto es así que la ciudad ha sido seleccionada entre las seis semifinalistas del premio iCapital —Capital Europea de la Innovación—, un reconocimiento que sitúa a Alicante en el mapa europeo del talento y la creatividad. No se ha conseguido con grandes inversiones estatales ni con planes extraordinarios, sino con el empuje del Ayuntamiento, emprendedores que arriesgan, centros de investigación punteros, una universidad activa y un tejido empresarial que cree en el futuro.

El mensaje es claro: si con tan poco hemos llegado tan lejos, imaginen lo que podríamos lograr si alguna vez dejáramos de ser “una villa poco considerable” para quienes deciden los presupuestos. La lucha continúa. Haciendo amigos.

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