Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Trescientas... y pico

Pillos

Alberto Núñez Feijóo (Fuente: Informativos Telecinco).

El lenguaje, el adjetivo exacto con que adornamos la acción, esa palabra más o menos rebuscada a la que acudimos para definir las cosas y sucesos que nos golpean, incluso el delito más grosero, nos delata, nos desnuda. Y, también, claro, nos prepara para el combate o nos deja indefensos para luchar contra sus secuelas.

Bien sabemos, porque lo hemos oído tantas veces, leído aquí y allá, sufrido siempre, e, incluso, reconozcámoslo, reído a mandíbula batiente hasta decir basta, que este es una país de pillos sin escrúpulos, de pícaros sin descanso ni mesura, de granujas descarados y sin recato, de arribistas trasnochados y de medio pelo, de saltimbanquis indolentes, de señoritos sin oficio pero con mucho beneficio, de mequetrefes sin fuste, y que todos ellos juntos y por separado pululan como sanguijuelas y acaban infectándolo todo.

Bien sabemos que eso es así. Y que en esta misma tierra el trabajo constante parece, a veces o casi siempre, más un castigo divino que su contrario, y que el reconocimiento de la decencia y el esfuerzo constantes son algunas de nuestras grandes asignaturas pendientes, tierra esta donde la holgazanería y el zascandileo se pavonean sin disimulo, son arte de caza mayor y cotizan al alza en la bolsa de las vanidades de la economía y de la política.

Luis Medina y Alberto Luceño (Fuente: RTVE).

Todo eso, ciertamente, lo sabemos. Lo conocemos bien. Pero aún sabiéndolo se hace difícil entender que alguien como el nuevo presidente del PP, el hombre llamado a enderezar la nave varada en tierra de nadie llevada allí por una pandilla de chiquilicuatres, el gallego Alberto Núñez Feijóo, despache el feo asunto de las mascarillas y del primo del alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida, el caso de las comisiones millonarias, del impúdico festín del pa la saca, de los yates gibraltareños, de los rojos Ferrari y los negros Lamborghini, los Rolex de a cuarto, con ese pobre apelativo, tan de arte menor, con esas apenas dos sílabas, pi-llos. Porque, claro, existe el riesgo cierto de que tal acto de dejadez intelectual y laxitud mental acabe definiendo más a quien pronuncia esa castiza palabra que a quienes supuestamente van dirigidas sus apenas seis letras.

Pepe López

Periodista.

3 Comments

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  • Querido Pepe: ni me importa un pepino el PP, ni me importa un boniato el PSOE, ni me importa una breva ningún otro partido político. Ya dejé claro en un artículo en la Hoja que soy apolítico y sólo periodista, aunque respeto la libertad de periodistas politizados. Defiendo ideas y combato ideologías sean de extrema derecha (fascistas) o de extrema izquierda (marxistas-comunistas) por considerarlas profundamente antihumanas, perniciosas para el hermanamiento de la humanidad. Llevas razón al criticar la ‘pillería’ de Feijóo, pero tengo la impresión de que los españoles (según las encuestas) reciben su llegada a la política nacional con la esperanza de que llegue a acuerdos con Sánchez para que éste no sufra la embestida a sus planes en el seno de su propio Gobierno. Un saludo cordial.

    • Querido Ramón, gracias por el comentario, y permíteme discrepar contigo en el primero de los argumentos que citas, pues creo sinceramente que no deberíamos confundir entre ideología y partidismo. La primera, la ideología, conforma nuestro pensamiento, nuestra forma de estar en el mundo, de analizar la realidad, de enfocar nuestra profesión, de empatizar con las causas de la justicia social y de la igualdad de enfocar esa misma realidad, y en ese sentido creo que todos, queramos o no, la tenemos, incluso más aquellos que proclaman que tal cosa no va con ellos, sobraría aquí recordar el famoso y cínico mensaje de Franco -Haz, como yo, hijo mío, aléjate de la política-; mientras que la segunda, el partidismo, es hacer militancia, seguimiento, etc., de las consignas de un partido concreto, y ahí sí estoy contigo, creo que es bastante más incompatible con el buen ejercicio de la profesión periodística…
      Un abrazo.

      • Yo creo, querido Pepe, que las ideologías identifican a los partidos y partidistas, mientras que las ideas promueven y garantizan las libertades individuales. Y creo también que ideologías, partidos y partidistas pueden y deben estar al servicio de una comunidad de individuos libres y no para hacer borregos. Un abrazo.