Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Padre nuestro que estás en el cielo… (I)

Fotografía: Modishjack (Fuente: Unsplash).
La religión no es cosa de curas y monjas, ni es el opio del pueblo, ni 'es cosa que ya no se lleva'.

Prefiero que me laven el cerebro con el jabón perfumado de la religión que con la lejía del comunismo materialista o cualquier otro tipo de ateísmo. Me gusta más creer que tras la muerte voy a ir al cielo a pasar la eternidad con Dios y con todos los que pasaron por este mundo haciendo el bien que morirme en la creencia de que con la muerte todo se acaba.

Pensaba yo en estas y otras cosas trascendentes cuando, en un homenaje reciente a un conocido personaje alicantino y excelente persona, uno de los homenajeadores se refería al homenajeado diciendo que “nos estará viendo desde allá donde esté”. Como tengo muchos años, he vivido muchos funerales y asistido a bastantes homenajes y recuerdo que, antiguamente, casi siempre se hacía referencia a los finados dando por hecho que estaban en el cielo. Y es que, antiguamente, todos los españoles eran católicos e, incluso durante la Guerra Civil, se cuenta que hasta los que iban a quemar iglesias y conventos se santiguaban antes de pegarles fuego por odio a los curas. Los matones habían sido bautizados nada más nacer y aprendieron sencillas oraciones de pequeños, como el Padrenuestro y el Avemaría.

Seguramente, la inmensa mayoría de los que mataban ciegamente fueron perdonados por Dios, igual que por los que morían injustamente, recordando cómo Jesús, en la cruz, le pedía a Dios Padre que perdonara a los que le crucificaron “porque no saben lo que hacen”. Supongo que la inmensa mayoría de los lectores de Hoja del Lunes no ignoran que la oración ‘Padre nuestro, que estás en los cielos…’ tiene como autor al propio Señor Jesús, tras pedirle los discípulos que les enseñara a orar.

Una de las plegarias a Dios Padre es “perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Eso vale para todos, tanto de derechas como de izquierdas. Todos tenemos que perdonarnos, pero eso no lo entienden los Pedro Sánchez y sus aliados, empeñados como están en no perdonar y ser perdonados los que hicieron la Guerra Civil hace ochenta y tantos años. Tan hijos de Dios son la gente buena de izquierdas como la de derechas. Ser bueno o malo no es por tener más dinero o menos, aunque es responsabilidad del Gobierno que a nadie le falte lo necesario para llevar una vida digna. Una fiscalidad justa es mucho mejor que la tontería esa de hacer una red estatal de ‘Supermercados precio justo’, por más que Ione Belarra ya tenga una cajera con experiencia, Irene Montero.

Ignoro porqué la izquierda la tiene tomada con la Iglesia Católica ya que la religión cristiana no es cosa de curas y monjas, ni es el opio del pueblo, ni ‘es cosa que ya no se lleva’. Ni es de izquierdas, ni de derechas, ni de centro. Es todo ello cocinado con el amor de Dios, ese padre amoroso que lo es de todos los hijos pródigos que somos nosotros. Y quiere que todos se salven. Está en los evangelios de Lucas, Mateo, Marcos y Juan, los que, junto a los otros 74 libros sagrados componen la Biblia, los escritos más comprados del mundo, pero que no todo el mundo lee. Muchos anticlericales y antirreligiosos lo son por ignorancia. Les han metido en la cabeza mentiras gordísimas sobre la Iglesia y los curas. No saben distinguir la Iglesia como institución divina salvadora del hombre frente a los ‘hombres de Iglesia’, curas o seglares, que en ocasiones hacen cosas malas, como los pederastas, por ejemplo. Pero no todos, sino unos poquísimos, son abominables, como pasa en el resto de profesiones o cometidos: profesores, entrenadores de diversos deportes, familiares de niños acosados, y hasta futbolistas…

Siempre he creído que se puede ser de izquierdas y buena persona o de derechas y mala persona, como se puede ser de izquierdas y mala persona o de derechas y buena persona. Yo me siento orgulloso de no ser ni de derechas, ni de izquierdas, ni de centro. Cuando tengo que votar me tapo la nariz y voto la candidatura menos mala, nunca la mejor, porque ésta no existe. Y no entiendo a los que dicen que no votan o votan en blanco. A algunos los he convencido con mi teoría del mal menor.

Me estoy enrollando y prometo escribir otro día más sobre el Padrenuestro. Hoy se me estaba yendo el santo al cielo.

Posdata

Cecilio Nieto, un presidente de izquierdas… pero malo. Firmó un artículo, hace unos días, en el periódico provincial por excelencia y se presentaba como presidente de la Unión de Consumidores de la Comunidad Valenciana (UCCV). Creo (puedo estar equivocado) que su contenido no ha sido aprobado por la junta directiva de ese organismo, menos aún puedo pensar que tenga la aceptación de todos los asociados de la UCCV. El artículo es un ataque visceral contra la derecha, lo que sería admisible si no fuera por algunas expresiones, entre ellas ésta atacando no sólo los “miserables valores” de los derechistas, sino a su descendencia:

“Ignoro si los votantes de derechas están dispuestos a educar (o han educado ya) a sus hijos en esos miserables valores. Saberlo sería un buen dato para sentar nuevas bases para la próxima reforma educativa. Habría que hacer programas educativos contra la miseria moral de los hijos de las derechas. No estaría mal que estos hijos llevaran en el pecho una D bien grande y mayúscula, una D de derechas para que estuvieran fácilmente identificados para aplicarles el programa de regeneración moral”.

Si esto no es similar al peor nazismo y al peor comunismo, que vengan Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Otegui y Pere Aragonés y lo vean. No se puede escribir nada más aberrante. Debería dimitir de su cargo. Y acaso debería dimitir el responsable de que tal bazofia nazi se haya publicado en un medio de comunicación de un país aún democrático.


Nota: La segunda parte de este artículo está en el enlace: Padre nuestro que estás en el cielo… (II)



Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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