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Reportajes

Lo de Die, «paraeta» en la romería

Romería Santa Faz, 1944. Fotografía: Sánchez (Fuente: Archivo Municipal de Alicante).

Sirvan estas humildes líneas como homenaje a la romería de la Santa Faz, uno de los símbolos de Alicante. Homenaje que hacemos a través de uno de sus episodios más entrañables, la “paraeta” en “Lo de Die”, aspecto no bien estudiado todavía en sus raíces históricas.

En la romería de la Santa Faz, es tradicional hacer una “paraeta” en el lugar llamado “Lo de Die”, en la Avenida de Dénia.

Romeros y autoridades hacen una parada allí y en esa zona se degustan las riquísimas rosquillas de anís y una copita (o vasito) de mistela en los puestos situados junto al lugar mencionado. En poco tiempo “desaparecen” las primeras provisiones y los encargados han de recurrir a las “reservas” (afortunadamente, abundantes) para que ningún romero se quede sin las preciadas rosquillas ni la copita “misteliana”.

Pero, ¿qué es “Lo de Die”? ¿Cuál es el origen de esta tradición? ¿Qué historia tiene el lugar? –Realmente, una finca emblemática de nuestro Alicante– ¿Y por qué se denomina “Lo de Die”? En este artículo, trataremos de aclarar algunas de estas dudas y curiosidades.

Étienne Dye Jouvene (1755-1829)

El origen de la historia tiene que remontarse al siglo XVIII y a un personaje esencial. Me refiero a Étienne Dye Jouvene (1755-1829), que era hijo de Gabriel Dye Lombard y Elisabeth Jouvene Vernin, y nació en Saint-André-d’Embrun, una pequeña localidad situada cerca de los Alpes.

La pequeña localidad donde nació Étienne es una población y comuna francesa que se sitúa actualmente, desde el punto de vista geográfico-administrativo, en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, departamento de Altos Alpes, en el distrito de Gap y cantón d’Embrun.

El cantón d’Embrun se creó en 1790 y entonces solo incluía la comuna d’Embrun y pertenecía al distrito del mismo nombre. En la reforma de 1800, absorbería el cantón de Baratier y el municipio de Châterau-les-Alpes. La localidad está en una zona muy montañosa, con una altitud que varía desde 778 metros, el punto más bajo, hasta 3.120 metros, el punto más alto. Su altitud media es de 1.111 metros.

El apellido “Dye” (original de los miembros de la familia llegados a Alicante, antes de castellanizarse) tiene su origen en Inglaterra. Se deriva de un apelativo cariñoso y un diminutivo del medieval nombre “Dennis”. Este apellido y sus variantes datan del siglo XIV, en que se documenta por primera vez un tal “Robertus Dye”, del condado de Yorkshire, quien aparece en documentos de pago de tasas e impuestos (“Registros de impuestos”) de la zona. Asimismo, uno de los primeros repobladores de América del Norte fue “Joseph Dyer”, quien llegó en el navío “Hope” en 1774, partiendo del puerto de Londres. La investigadora Concha Die Maculet asegura que hay datos del apellido Dye en Francia a partir de 1638.

Con sus hermanos Pierre, André, y Jean (nombres castellanizados, Pedro, Andrés y Juan), llega a Alicante nuestro hombre. El primero en llegar es Pedro, en 1765. Nuestro Esteban (Étienne) llega en el año 1768 junto a su hermano Andrés. Todos, al arribar a Lucentum, castellanizan su nombre original francés.

Lo de Die

Los hermanos Esteban, Pedro y Andrés, constituyen la compañía “Die Hermanos”. Esta compañía adquiere una finca a la que ponen ese nombre, “Lo de Die”, que quiere decir “el establecimiento (lugar, edificio…) de la familia Die”.

Fue el día 11 de marzo del año 1803 cuando Esteban compró una hacienda en la partida de Orgegia, a la que fue agregando terrenos colindantes para los cultivos relativos a su negocio de viticultura. Nace así la finca “Lo de Die”. Por distintos motivos, los hermanos se fueron desligando de esa propiedad siendo Esteban, al final, la alma mater de la misma. Amante de Alicante y de sus tradiciones, desde 1804 permite que su finca sea visitada por la comitiva oficial de la romería de la Santa Faz.

Por el temple generoso de Esteban, en la casa de recreo de esta propiedad se obsequiaba a las comisiones oficiales de la Peregriná, por parte de la familia, con pastas y vinos, y así nació la costumbre y la tradición. A principios de la década de 1970, la finca fue adquirida por alguien ajeno a la familia Die. Continuó la tradición de descansar en esta zona, pero desde entonces ya no en la finca sino en sus proximidades. Sin embargo, perduró el rito “peregrinense” de parar en la zona y degustar las rosquillas y la copa, –o mejor, el vaso– de mistela.

Romería 1966. Fotografía: Hermanos García. (Fuente: Archivo Municipal de Alicante).

Muchos de los datos arriba mencionados se los debemos al historiador Gerardo Muñoz, en su completo estudio sobre los apellidos alicantinos.

Pero, ¿cómo era el agasajo y cómo eran los detalles y actos en esa “paraeta”, sobre todo en sus inicios? En la capilla-oratorio de la propiedad se ofrecía, oficiado por el señor obispo de la diócesis, un responso en homenaje a los fallecidos de la familia Die y, a continuación, venía ese agasajo, ese ofrecimiento nutritivo y saludable, de las ricas viandas.

En su “Crónica”, Rafael Viravens da detalles de estos actos.

No era el agasajo de forma tan completa para todos los romeros, sino para la comitiva oficial: obispo, alcalde, concejales y sus séquitos correspondientes. Pero se extendía realmente a buena parte de los romeros, aunque no a la totalidad –como hemos dicho– pues ello desbordaba las posibilidades de espacio y recursos de la familia mencionada. De una forma más modesta, empero, la familia se esforzaba por una atención, al menos mínima, a los romeros alicantinos “de a pie”.

Esas rosquillas o rollitos de anís eran muy típicas de la Huerta de Alicante y ya se confeccionaban de una manera que ha perdurado. Se preparaban, pues, estos rollitos para los romeros, por los propios empleados de la finca, con estos ingredientes: anís dulce, aceite de oliva, azúcar blanquilla, harina y canela molida.

En cuanto a la mistela, es un licor que se obtiene añadiendo alcohol al zumo de uva para evitar que fermente. Esta mistela dulce, de color amarillo dorado, tiene aromas frutales y una dulzura equilibrada. Dicen los entendidos que es acompañamiento a los postres y favorece la digestión, dejando un sabor final dulce y suave. Los historiadores no han podido precisar desde cuando en la finca “Lo de Die” se empieza a servir mistela, sustituyendo al vino fondillón que inicialmente se daba, pero cabe pensar que , dado que los rollitos de anís y la mistela eran algo generalizado en la Huerta de Alicante en las fiestas y celebraciones, pronto la familia Die la incorporaría en el agasajo ya desde una fecha muy próxima a las primeras recepciones en la “paraeta” y se sustituiría el fondillón por la mistela, aprovisionándose los propietarios de suficiente licor para los romeros.

Como curiosidad digamos cómo fue el inicio de esa costumbre de parar en la finca. Un día de la romería, cayeron sobre Alicante unas fortísimas lluvias (de esas que tan bien conocemos los alicantinos…) y las autoridades y el clero se vieron obligados a refugiarse en “Lo de Die”. Se les ofreció por la familia esos rollitos de anís tan tradicionales de la Huerta y el vino de sus bodegas y así se inicia una tradición de muchos años. Hoy en día continúa, ya fuera de la finca, la tradición de “rollitos y mistela” pero adaptada a los tiempos y circunstancias actuales. En la romería de 2019, se llegarían a preparar en la “paraeta” oficial, mil kilos de rollitos y ochocientos litros de mistela.

Esteban Die

Si bien inicialmente “Die Hermanos” fue una empresa de la familia, pronto pasó a ser Esteban el propietario único, al quedarse en Alicante, ciudad de la que se haría un gran admirador y prácticamente un residente convencido. Los demás hermanos, irían a residir a otras localidades.

Hubo unos momentos muy difíciles. Esteban Die, tras el embargo de sus bienes (por determinadas circunstancias debidas a su origen francés y dado que España estaba en guerra con Francia) se vio forzado a marchar a Murcia en 1793, pero dos años después, el Supremo Consejo del Reino, le declararía debidamente domiciliado en Alicante. En 1796, Esteban recuperó su finca y sus demás bienes (muy cuantiosos), por orden del gobernador militar y político de Alicante.

Desarrolla Esteban en Alicante una gran actividad comercial y su vida transcurre, fecunda, en la ciudad. En 1783 contrae matrimonio, a la edad de veintiocho años, en la iglesia de San Nicolás, con Josefa Amérigo Ortiza. El matrimonio tendría once hijos. Ligado completamente a la vida local, entre 1785 y 1793 desempeñó el cargo, a propuesta del Ayuntamiento, de receptor de bulas de la Santa Cruzada. Siempre fue Esteban muy religioso, y un creyente constante y fervoroso. Participó activamente en las procesiones alicantinas de la Semana Santa.

En 1801 se le concede permiso para comerciar con “las Indias”. De este tema nos ocuparemos más adelante.

Fue regidor en 1804 y se sabe que en 1813 era el principal socio de la Compañía Die Hermanos.

Fallece Esteban Die en el año 1829 en su casa de la calle de San Nicolás, (el llamado “Palacio de Die”) siendo enterrado con el hábito de los Capuchinos (por su calidad de Cofrade) en la capilla del convento de Nuestra Señora del Carmen.

Su hijo Victorio Die Amérigo (nacido el 30 de octubre de 1800) hereda, al fallecer su progenitor, la finca “Lo de Die”. Fue un próspero comerciante de salazones y aguardientes, al por mayor y al por menor.

El comercio de ultramar

Grabado del Puerto de Alicante, siglo XVIII, que aparece en la Crónica de la muy ilustre y siempre fiel Ciudad de Alicante, de Rafael Viravens Pastor Fuente: Alicante Vivo).

Una faceta importante de los Die (sobre todo Esteban y su hijo Victorio) era la de exportadores e importadores, actividad que continuarían sus sucesores. En 1801, como decíamos, se le concede permiso a Esteban para comerciar con “las Indias”. Esta licencia para el comercio de ultramar, acrecentó la importancia de la Compañía de Die que, además de sus negocios vitivinícolas, amplió su radio de acción con la importación y exportación de productos de (y a) ultramar. El puerto de Alicante era una vía notable con referencia a este comercio y ello haría ya definitivamente que Die fuera de los hombres de negocio más destacados. Una de las razones de que Alicante sea, en su gastronomía, célebre por sus salazones y encurtidos, se debe al destacado comercio de esta especialidad. Alicante contaría con numerosas tiendas de salazones y productos similares. Hoy en día, en el Mercado Central se puede aún encontrar toda una variedad inimaginable de este rico y nutritivo alimento. Pero las importaciones y exportaciones a través del negocio de Die no se limitaban a salazones y toda una variedad de artículos pueden contemplarse.

Esencialmente a través del puerto de Alicante, las principales importaciones eran: especias, pescado salado, bacalao de Terranova, seda y paño. En cuanto a las exportaciones eran, sobre todo: uva, vino, esparto, sosa, sal, almendras, jabón de tabla y tejidos de las fábricas alcoyanas.

Al fallecer el patriarca en su casa alicantina de la calle de San Nicolás (llamado Palacio de Die), el negocio familiar fue adquirido por la razón social Herederos de Esteban Die, pero la familia continuó con la tradición de obsequiar a los romeros con pastas y vino.

En la actualidad, la finca es un conocido restaurante, aunque sigue conservando esencialmente su estructura más tradicional, en el edificio principal, y su riurau, así como distintos detalles arquitectónicos, pero con lógicas adaptaciones por la función que pasa a desempeñar.

El riurau de los Die

Este riurau era el único en toda la comarca de l’Alacantí, si bien en la zona de la Marina Alta hay otras construcciones similares. Ello le daba un carácter especial y singular.

Caracteres de un riurau.- ¿Y cómo es el riurau, esa construcción tan típica de la Marina Alta y que aquí tuvo una representación señera, en la l’Alacantí? Así era el riurau de la propiedad de los Die. La hacienda, edificada en el siglo XVIII, posee una arquitectura especial gracias a ese riurau adosado a la casa principal, con sus arcos de sillería. Presenta gran belleza arquitectónica y una función práctica de secado de la uva para que esta tuviera el dulzor necesario de cara a la ”confección” de los vinos. El material de la construcción era de primerísima calidad y la forma del riurau fue cuidadosamente estudiada por los técnicos que contrató la familia. Los arcos de sillería son la forma clave que da “personalidad” propia y única al riurau. A esta típica construcción se le daba una función primordial de secadero de la uva monastrell para elaborar el vino fondillón. Líneas abajo completaremos las funciones y otros aspectos de ese secadero de la finca referida.

El edificio principal, cuenta con una vivienda, una bodega y unos amplios espacios, incluyendo un bello patio. Más adelante, detallaremos estos puntos.

Finca MaestralDeDie, donde se aprecia y la construcción riurau inicial de la finca (Fotografía: Restaurante Maestral).

Situación económica de Esteban Die

Esteban Die era un hombre adinerado y puede afirmarse que estaba entre los más ricos de la ciudad. En el padrón de propietarios que el arquitecto municipal confecciona en el año 1840, figuraba como dueño de numerosas propiedades en Alicante (en las calles Mayor, San Francisco, Teatinos, Pelota, Desamparados, Empedrado, Santo Cristo, Diezmo, Lobo, Arrabal Roig, San Roque, San Nicolás y en la partida de Orgegia). Como vemos, y basándonos en los datos aportados por el historiador Gerardo Muñoz, era hombre de altísima posición económica y muy bien situado en nuestra ciudad y en su término.

En la calle de San Nicolás la familia disponía de tres casas, que en conjunto constituyen lo que hoy se denomina Palacio de Die y que forma parte de nuestro patrimonio cultural más querido.

Pero es la propiedad de la partida de Orgegia la que más nos interesa, a nuestros fines, pues es allí donde se ubica la finca a la que nos estamos refiriendo.

Finca Lo de Die

Los hermanos Pedro y Esteban son los primeros “habitantes” de esta finca. Hacen en la primitiva propiedad muchas reformas y prácticamente una “nueva construcción”. En el blog Plinthus se describe cómo era la casa de la familia Die, ya en sus primeros tiempos. Antonio Campos Pardillos, en “Torres y Fincas de la Huerta de Alicante”, expone que el conjunto llamado “Finca Lo de Die”, tenía tres estructuras esenciales: vivienda, bodega y secadero. Sin olvidar el amplísimo patio y los terrenos de cultivo colindantes.

La vivienda es un edificio singular; tiene una estructura que difiere de otras casas de la zona. La entrada (hacia el sur) es adintelada, con sillones, y sobre ella hay un gran balcón con antepecho de hierro en el que se pueden apreciar tres cerámicas enmarcadas de tema religioso (como ya se ha podido entrever por lo expuesto con anterioridad, Esteban Die era un profundo católico). Se accede a un vestíbulo, con arco mediano y a partir de aquí a la planta primera y a la bodega a través de una puerta “ad hoc”.

Finca MaestralDeDie, (Fotografía: Restaurante Maestral).

La planta primera.- Dispone la escalera de acceso a la planta primera, de unos peldaños de piedra con moldura. En esta planta, que era la residencia de los propietarios, existía una capilla oratorio neoclásica decorada con una bella cerámica con temas frutales y angelicales y, naturalmente, las habitaciones principales.

La planta segunda.- Se accede a la segunda planta por una escalera estrecha y se llega a una pequeña cámara y a una estructura en forma de torreón (o linterna) –que da esbeltez a la construcción–. Desde este torreón, los propietarios tenían una gran visibilidad sobre la Huerta y sus cultivos.

En la fachada sur, se observan un balcón y una ventana con rejería de “buche de palomo”.

A destacar, frente a la puerta principal, un brocal de un pozo de gran profundidad, que al parece era alimentado por un manantial o capa freática procedente de Orgegia.

Digamos que la familia Die tenía esta vivienda de Orgegia, pero al tiempo, igualmente, tenían su casa “en la ciudad”, en la calle de San Nicolás, el tantas veces mencionado Palacio Die. En realidad, allí poseían tres casas, conectadas. Simultaneaban estas viviendas según la época y las circunstancias

La bodega.- Estaba situada en el semisótano y era de las más grandes de la Huerta, ocupando la parte inferior de la vivienda y prolongándose hacia el este. Con planta rectangular, está dividida en dos naves por una línea de seis arcadas de medio punto. En el extremo que se sitúa en la parte más baja de la vivienda comunica con el aljibe y en el extremo opuesto tiene tres “cups” cuadrados –a los que se accedía por una pequeña puerta–, para volcar los capazos de uva.

Bodega Finca Lo de Die. (Fotografía: Restaurante Maestrall).

El secadero.- Tiene cinco arcadas longitudinales de mampostería que lo dividen, con la bodega, en dos zonas. Da al exterior por tres fachadas con sus arcos escarzanos. Se accedía al secadero mediante una escalera exterior, de madera. Es uno de los más grandes (como la finca Cassou). Como apuntábamos líneas arriba, para la elaboración del vino fondillón, era necesario que la uva monastrell ganara en contenido de azúcar y por eso se colocaba en el secadero sobre unos cañizos. De esta forma, la uva iba perdiendo agua. Como puede apreciarse, se identifica lo que los arquitectos denominan secadero, con lo que es realmente un riurau en la forma.

Sirvan estas humildes líneas como homenaje a la romería de la Santa Faz, uno de los símbolos de Alicante. Homenaje que hacemos a través de uno de sus episodios más entrañables, la “paraeta” en “Lo de Die”, aspecto no bien estudiado todavía en sus raíces históricas. En nuestro trabajo, hemos pretendido dar algo más de luz para el mejor conocimiento de la historia de esta Finca y de su “paraeta”.

José Moratinos Iglesias

Doctor en Ciencias de la Educación, diplomado en Psicología, profundo conocedor de la Psicopedagogía e Instructor de Tiempo Libre con sus estudios de Magisterio.

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