Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Cultura

De libros y brusquedades

Título: La metamorfosis y otros relatos de animales
Autor: Franz Kafka
Introducción y traducción: Miguel Salmerón.
Colección Austral Singular. Espasa Libros. SLU Austral/Área editorial Grupo Planeta. Octava Impresión, febrero de 2021.

Decir que Franz Kafka (Praga, 1883 – Kierling, Austria, 1924) es un personaje excepcional, es una obviedad. Y digo personaje, por su contenido y continente vital, en un tiempo de amplias calamidades en la Europa de los imperios y las destrucciones. Un escritor que ejerció como tal y luego no quiso serlo. Su mejor amigo, Max Brod, hizo caso omiso de la carta que le dejara a su muerte Franz Kafka, donde le pedía la destrucción de su obra no publicada, y así, salvó de su pérdida una interesante y compleja literatura que ha resultado intemporal. Y de esta forma, quien dejó la vida a los cuarenta años, víctima de la tuberculosis, ha llegado al siglo XXI, con una obra literaria llena de vitalidad.

Yo soy un admirador  fiel de Franz Kafka, y les confieso que no sé muy bien porqué. Quizás se deba a que creo que su vida se encuentra envuelta en el misterio y en la consternación, o puede ser que también se deba a que a mí el mundo y el ambiente en que vivió nuestro autor me alcanza y llena de admiración.

Franz Kafka en 1906. Fotografía: Atelier Jacobi (Fuente: Wikimedia).

En el año 2015, visité el lugar del nacimiento de Franz Kafka, la hermosa Ciudad de Praga, la antigua capital de Bohemia, y me faltó tiempo para que el día 6 de agosto de dicho año fuera a visitar la casa número 22 de la Callejuela de Oro (Zlatá Ulicka 22, IV-22, Hradcany), que Kafka usó como retiro donde escribir desde finales del otoño de 1916 al verano de 1917, todos los relatos que en 1920 se publicaron en un volumen titulado Un médico rural. Hoy sigue en pie y la casa es como un relicario y como un encuentro con un ambiente que vivió nuestro autor, y el lugar donde adquirir sus publicaciones. No pude dejar de contar mi experiencia, en uno de los capítulos de mi libro Miscelánea en el Otoño, que publiqué ese mismo año de 2015.

Pero Kafka, como he adelantado, es un escritor que nos trae un arrobo de misterios y contradicciones en sus obras. Aunque estas contradicciones sean sólo aparentes, dada su compleja personalidad.

Dos de sus obras me han llenado siempre de perplejidad: La Metamorfosis, y El Proceso. A mí me parece que son dos composiciones oníricas. Gregor Samsa y Joseph K. están en la cama, cuando da comienzo cada uno de sus relatos. El primero, Gregor Samsa, al despertar, aparece animalizado: “se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho”. El segundo, Joseph K. es despertado por dos alguaciles que se presentan en su dormitorio, para citarle para un juicio incomprensible que se va a seguir contra él.

La casa donde vivió Kafka. Fotografía: Luis Villa del Campo (Fuente: https://www.praga.es/).

Pero ¿es verdad que esto sucedió al despertar sus protagonistas, o por el contrario seguían durmiendo, continuaban soñando las pesadillas que venían imaginando cada uno de los dos personajes? Porque no es posible el fin de uno y otro ensueño si no estamos sumidos en una pesadilla. Quien haya leído estos libros o novelas sabrá de sus desastrosos finales.

¿Y que nos quiso decir Kafka en tan ruinosas narraciones? ¿Premonición de lo que iba a sufrir la Europa de los imperios, y el holocausto judío donde fueron asesinadas sus hermanas Gabriele Kafka, llamada Elli, y Valerie Kafka, llamada Valli, ambas en el campo de exterminio de Chelmno, y también su hermana Ottla Kafka, llamada Ottla, en el campo de exterminio de Auschwitz?

Franz Kafka no pudo saberlo pues murió en 1924,  triste y prematuramente, a causa de la enfermedad tan cruel, sobre todo en su tiempo, de la tuberculosis, por la que debió sufrir y mucho, aunque ello, y dadas las circunstancias familiares, evitó su casi seguro asesinato y extenuación que a todo judío le esperaba en aquella atroz contienda, donde el régimen nazi desplegaba sus esfuerzos en los frentes bélicos y en la persecución y saqueo de las razas declaradas inhumana e injustamente como “inferiores”, comenzando por la raza judía.

Siempre he pensado que la primera parte del siglo XX fue una de las épocas más crueles para Europa. Pero sin duda alguna, los acontecimientos sucedidos fueron obra de sus gentes, desde las más altas a las menos altas. A mí me parece que entonces se decidió explosionar un mundo por ya superado como salida a otro con un futuro incierto. Y como toda improvisación, se tuvo  una Gran Guerra y una llamada Segunda Guerra Mundial, que no fue otra cosa qua la continuación de aquella,  tras unos pocos  años de respiro. Y la ruina asoló a Europa.

Las Torres Gemelas ardiendo en el 11-S, 2001. Fotografía: National Park Service (Fuente: Wikimedia).

El nuevo siglo XXI venía desarrollándose entre grandes cambios y profundas convulsiones: solo citaré el abatimiento de las Torres Gemelas, por los aviones suicidas y sus consecuencias.

Pero con todo, el mundo continuaba, hasta que las gentes de nuestro tiempo hemos sufrido lo inesperado. La gran pandemia del covid, la gran enfermedad o contagio mundial. Una situación completamente kafkiana. ¿Hay alguien que podía esperárselo? Y aquí no estamos ante una historia onírica. No somos Gregor Samsa ni Joseph K. Aquí todos hemos sufrido una convulsión extraordinaria. Muchos, quizás demasiados, se han quedado en el camino.

Hemos vuelto del verano del año 2021. Hemos sufrido y aún se continúa sufriendo, una enorme tragedia que parece se va superando. Y la pandemia pasará, seguro que pasará, pero ya la sociedad que vivíamos sufrirá alteraciones que aún ignoramos.

Kafka nos mira desde detrás de su espejo. Y he vuelto a leer sus libros oníricos. Aunque ahora la pandemia no sea un sueño.

Escribo esas líneas el día que nace el otoño de 2021. Y lo hago con la serenidad y el optimismo de quienes seguimos adelante. Y con la esperanza de que todo terminará pronto.

Bienvenido nuevo otoño. Propósitos y proyectos adelante. Y la ilusión como tapiz de fondo lleno de colores claros.

Adiós, Franz Kafka; quédate con tus sueños. Déjanos volver a nuestro tiempo, a las ilusiones nuevas y a la esperanza. No estamos dispuestos a caer en la Metamorfosis.

Alicante, el día veintitrés de septiembre de 2021. Nueve horas de su mañana. Comienzo del otoño.

Julio Calvet Botella

Magistrado y escritor. Colaborador de la APPA.

4 Comments

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  • Muy buen artículo sobre Kafka uno de los grandes de la literatura europea, preconiza del desastre nazi contra los judíos. He leído las dos obras que citas y en realidad está entre la pesadilla y una realidad onírica. Estuve en Praga pero el guía no nos llevó a su casa natal, una pena.

  • Menos mal que has vuelto a Hoja del Lunes tras un largo silencio. Excelente tu artículo sobre uno de los judíos más extraordinarios de la historia, lo que me lleva a recordar a aquel otro judío que además era universal porque también era Dios. ¿Alguna vez se acabará el antisemitismo y todos los ‘anti’? Tu artículo ayuda al hermanamiento que predicó Aquel que murió en la cruz para que todos nos quisiéramos como hermanos. Me gusta tu optimismo frente a tantas razones para el pesimismo. RAMÓN GÓMEZ CARRIÓN.

    • Distinguido amigo, gracias por sus palabras. Estoy conforme en todo con lo que me dice. Vivimos una época de negativismos. Hoy se discute todo y se cuestiona hasta la verdad de unos hechos ciertos e inamovibles. Jesús, habito entre nosotros y nos predicó el amor. Y es el Hijo de Dios Vivo. El holocausto fue una terrible realizad que ahora hay quien lo niega. Reciba mi afectuoso saludo. Julio Calvet.