Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Sin recortes

Cuando la pintura rompe el silencio: Pepe Piqueras

Pepe Piqueras y Carles Cortés (Fotografía cedida por Carles Cortés).

Conocí a José Piqueras (Pepe Piqueras) hace más de 20 años. Hace unos días, el pintor me recordaba que fue de la mano del querido José Carlos Rovira con ocasión de alguno de los eventos que el anterior vicerrector de Extensión Universitaria había organizado. A partir de aquel momento, descubrí la gran sensibilidad, discreción y buen hacer de un artista que durante mucho tiempo ha vivido camuflado de experto en publicidad, diseñador o comisario de múltiples exposiciones. Tuve la suerte de contar con su apoyo incondicional en tantas muestras o trabajos artísticos que llevamos adelante en nuestra etapa en el actualizado vicerrectorado de Cultura. Su conocimiento sobre la materia y el contacto directo que había tenido con artistas como Arcadi Blasco o su buen amigo Llorenç Pizà sirvieron para concretar unas muestras antológicas que todavía perduran en mi memoria y, cómo no, de los que pudieron disfrutarlas.

Su cercanía y profesionalidad me sirvieron para entender que los gestores culturales, sin el conocimiento de los expertos como él, poco pueden hacer si no se dejan asesorar y guiar en todo momento. Llevamos adelante, con la coordinación del director del servicio de Cultura de aquel momento, Faust Ripoll, y el trabajo del personal del Museu de la Universitat d’Alacant y del propio servicio, un sinfín de actividades donde Pepe ofreció su experiencia y su mejor espíritu de trabajo en grupo. Unos eventos que siempre tenían otro artista como protagonista: nunca tuvimos tiempo para dedicarnos a la voz artística de nuestro comisario preferido.

El pasado jueves pude saborear la intimidad del pintor y del escultor. José Piqueras. El color y el silencio es el título de la exposición antológica de su obra que puede visitarse hasta el mes de octubre en VilaMuseu, en la Vila Joiosa. Dos salas llenas de su color y de su silencio, donde se agrupan sus dos grandes motivos artísticos: los retratos y los paisajes. Tuve la suerte de escuchar las explicaciones por boca de su autor. Contrastamos sus anécdotas, sus motivos, sus objetivos con mis preguntas curiosas de quien conoce algunos aspectos del arte, pero desde la literatura. El crítico francés Daniel Bergez apuntaba en Littérature et peinture que “Il se produit alors implicitement une mise en abyme symétrique à celle du peintre représentant l’homme de lettres au travail, puisque ce sont souvent ses propres interrogations que l’écrivain prête au peintre”[1]. Una interacción entre las dos artes que bien conoce el pintor, a partir de su vasto conocimiento cultural.

La obra de Pepe Piqueras presenta diversas técnicas que ha ido aprendiendo desde los años 70. “Rostres imaginaris” y “Paisatges interiors” son producto de su particular visión del mundo, de su preocupación por los mitos clásicos, pero sobre todo por el alma de las personas que conoce. Una pintura cargada de significación y de trabajo minucioso que provoca en el espectador un desasosiego frente a la mirada impertérrita de sus personajes. Me quedo con dos acrílicos de grandes dimensiones que el artista-comisario ha sabido contraponer en el mismo espacio: Gran rostre masculí (1992) y Gran rostre femení (1992). Dos imágenes contrapuestas que ofrecen el canto a la dualidad, a la relativización de la realidad, que tanto atrae al artista en la plasmación de su reflexión. Si visitáis la muestra, observadlos, saboreadlos.

Cuando nos despedimos, el artista me dio su catálogo. Le pedí una dedicatoria, una muestra de sus palabras en medio de sus obras: “Para Carles, con aprecio y admiración (desde hace tiempo)”. Me quedé con el valor de su paréntesis. Yo también admiro su figura, su obra, como hacía tiempo que no sentía con una muestra de estas características. Una obra sincera que me sirvió para entender que podemos ganar el tiempo, sin el pretexto continuado que este nos supera, en tanto que el pasado, la experiencia de otros años, se actualiza y se enriquece con miradas agudas e intensas como las de sus pinturas. Un auténtico regalo para los sentidos.


[1] Traducción: “Hay entonces implícitamente un procedimiento de imbricar entre los dos productos entre sí, de manera simétrica a la del pintor que representa al hombre de letras en el trabajo, ya que a menudo son sus propias preguntas las que el escritor le presta al pintor”.

Carles Cortés

Catedrático de universidad y escritor.

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