Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Extremadura pone en evidencia a un Sánchez en extremo blando

Guillermo Fernández Vara y Pedro Sánchez en un acto del PSOE.
Guillermo Fernández Vara y Pedro Sánchez en un acto del PSOE.
Al nefasto okupa de la Moncloa y a su Gobierno de miembros y miembras paniaguados, que ven la paja de Vox en el ojo de PP y Cs y no ven la viga de independentistas y proetarras en el suyo, les ha salido un forúnculo en Extremadura. Sus propios compañeros extremeños les están pidiendo que […]

Al nefasto okupa de la Moncloa y a su Gobierno de miembros y miembras paniaguados, que ven la paja de Vox en el ojo de PP y Cs y no ven la viga de independentistas y proetarras en el suyo, les ha salido un forúnculo en Extremadura. Sus propios compañeros extremeños les están pidiendo que dejen de humillarse ante la independentistas catalanes (que ni siquiera son mayoría en Cataluña pese a años y años de manipulación y mentiras en colegios y universidades) y que recobren la dignidad que se exige a los gobernantes de una nación con siglos de historia de grandeza y de la que fueron parte consustancial Cataluña y el País Vasco.

Basta de paños calientes que sólo buscan prolongar el alquiler sanchista de la Moncloa. Ya está bien de sometimiento a las fanfarronadas de Quim Torra, la marioneta de Puigdemont el Prófugo, el cobarde atrincherado en un lugar que habla de la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte. Sánchez pasa por la vergüenza de convertirse en un títere de ese Napoleoncito Malaparte, ese payaso cobarde y mentiroso que tampoco tiene nada de Hernán Cortés. No sólo no quemó las naves para luchar como un valiente por lo que decía defender sino que se buscó un refugio de oro en Bélgica para desde allí ciscarse permanentemente en Sánchez y sus ministros y ministras con gran complacencia de éstos a juzgar por lo que está ocurriendo.

El presidente de Extremadura, el socialista Guillermo Fernández Vara, avergonzado por las humillaciones a que está sometiendo al PSOE el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha puesto al frente de grandes y dignos dirigentes del partido en varias regiones solicitando, a través del Parlamento extremeño, que en lugar de tragarse los sapos independentistas aplique ya el artículo 155 de la Constitución para acabar de una vez con la chulería de los independentistas que se mofan de España y de los españoles. Un 155 con todas las de la ley, con las dimensiones, en tiempo y forma, que hagan falta para garantizar la unidad de España y el propio bienestar físico y psíquico de todos los catalanes.

El Gobierno intenta desautorizar al PSOE, PP y Cs de Extremadura diciendo que el 155 ahora sería inconstitucional porque nada inconstitucional se ha producido en el Govern catalán. Y lo dice mientras Torra se apunta a la república de Puigdemont; cuando Torra se va a Estados Unidos a buscar apoyos para la independencia catalana acusando al Estado español de represión contra la nación catalana; contra los derechos civiles de los catalanes, contra dirigentes catalanes inocentes y encarcelados; contra numerosos exiliados… Y lo dice el president, el representante máximo del Estado en Cataluña. Y viene el Gobierno del okupa Sánchez y de la ministra portavoz Isabel Celáa a mentir y acusar a los socialistas extremeños de inconstitucionales. ¿Es que no saben leer Sánchez y sus ministros? ¿Qué dice el artículo 155 de la Constitución? “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al presidente de la Comunidad Autónoma, y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general”.

Pues a todos los desprecios de Torra y compañeros independentistas (con embajadas inconstitucionales en varios países para deshonrar a España) contesta el Gobierno de Sánchez con comisiones bilaterales y reuniones que son una bajada permanente de pantalones; actuaciones cobardes de un Gobierno okupa que sólo busca seguir en la Moncloa sin ninguna dignidad, contagiándose de las mentiras inmundas de los independentistas y ganándose el desprecio de la inmensa mayoría de los españoles que prefieren (como dijo Calvo Sotelo pocas horas antes de ser asesinado en julio de 1936) “morir con gloria a vivir con vilipendio”. También dijo Calvo Sotelo: “prefiero una España roja que una España rota”.

Los españoles del resto de España no odian a Cataluña, como repugnantemente dicen (y una vez más mienten) los traidores de Podemos. Los españoles hemos admirado siempre al gran pueblo catalán. Han sido y son unos pocos catalanes (como en el País Vasco unos pocos ’sabinistas’, seguidores del infumable Sabino Arana) los que se significan por el odio al resto de España y de los españoles. Conviene salir al paso de los infundios de los enemigos de España y de todos los españoles. El enemigo más peligroso es el de dentro, el de casa. El que no es catalán ni vasco, pero se empeña en defender las causas perdidas de independentistas catalanes y vascos ellos sabrán por qué. Desde luego no es por una causa noble. De eso estoy seguro. No buscan la paz y la concordia, sino el odio. Hay que desenmascararlos.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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