Ximo Puig: ni agua ni financiación

Reivindica la descentralización de Madrid, no hace la de Valencia y dice conocer mejor que nadie lo que son Alicante y la Vega Baja.

No suelo meterme con Ximo Puig, nuestro presidente autonómico, como sí hago con su ahora amigo del alma Pedro Sánchez, que casi siempre está dando motivos para ponerlo como hoja de perejil. Puig no era de la cuerda de Sánchez cuando éste no era el mandamás del PSOE, pero son uña y carne desde que Pedro se convirtió en sorpresivo secretario general del partido para luego llegar a la presidencia del Gobierno con sometimiento a partidos independentistas y amigos de etarras asesinos. Sánchez aprendió la lección que le había dado Puig con el Botànic I, aliándose con comunistas e independentistas.

La verdad es que Puig no es el mentiroso compulsivo de Sánchez. Nunca dijo que aliarse con Compromís y Podemos le iba a quitar el sueño. Tenía unas, aparentemente, excelentes relaciones con Mónica Oltra (tras vencerla en el pulso por la primera presidencia de la Generalitat) y sabe manejarse con ella en esta segunda legislatura, durante la que diversos fallos de Oltra han restado a ésta carisma hasta el punto de que podría naufragar su futuro en el partido y, lógicamente, en las instituciones.

El Botànic II hace aguas y Ximo Puig busca hábilmente (de tonto no tiene un pelo) nuevos derroteros por los que desembocar en una tercera legislatura al frente de la Generalitat. No lo va a tener fácil. Su candidatura hará aguas entre otras cosas porque el Gobierno central, el de su amado Pedro, no sólo no garantiza el agua del trasvase del Tajo, sino que limita los caudales con destino a Alicante; los reduce en beneficio de Castilla-La Mancha.

Puig hasta amenazaba a Sánchez con ir a los tribunales por el asunto del agua, pero sus bravatas se las ha pasado el Gobierno de Sánchez por el arco de triunfo. Ximo traga con el agua (quiero decir sin el agua) y no consigue de Sánchez una mejor financiación para la Comunidad Valenciana. Lleva tras ello varios años y no ha logrado absolutamente nada. Esa es la cruda realidad. Sigue predicando sobre una financiación justa, pero es propaganda. Y Sánchez lo sabe. Ximo Puig es un rebelde ficticio, un actor que simula apretarle las tuercas al divino Pedro y lo que hacen es puro teatro.

Habla siempre de un pacto nacional para la nueva y más justa financiación, pero nada dice acerca de un Plan Hidrológico Nacional para llevar los sobrantes de agua de unas cuencas excedentarias a las que son deficitarias. Un ejemplo claro es el de las sobrantes del Ebro. Pero hay otros. Ni Puig, ni Sánchez dicen nada. Zapatero se encargó de acabar con el trasvase del Ebro al Júcar y al Segura, tarea destructiva en la que destacaron las ministras socialistas Fernández de la Vega (valenciana) y Cristina Narbona, actual presidenta del PSOE nacional (federal). 

Siguiendo con el teatro, Puig reivindica la descentralización de Madrid, pero mantiene y promueve la centralización de Valencia. No importa que predique, de boquilla, la descentralización autonómica; la cruda realidad es otra. Hacen falta hechos y no palabras. Las inversiones de la Generalitat en Valencia son desproporcionadas con respecto a las que se destinan a Castellón y Alicante. Palabras no le faltan a Puig, las últimas en su discurso de apertura del reciente Congreso Provincial del PSPV-PSOE en Alicante.

Nada de humildad tras que su candidato fuera derrotado consumándose una división enorme del partido provincial. Lo intentó ignorar diciendo que ellos saben bien “dónde está el adversario en política” y se lanzó a atacar al PP con el asunto de la reforma laboral y la confrontación permanente, ignorando que la gran culpable de lo ocurrido en el Congreso de los Diputados fue la presidenta Batet, que hace sanchismo en lugar de parlamentarismo.

Quiso Puig presumir de alicantinismo replicando al nuevo secretario general de los socialistas alicantinos (y acaso al presidente de la Diputación, el ‘popular’ Carlos Mazón) que exigen que Alicante tenga voz propia frente a Valencia y frente a Madrid. Esto dijo Puig: “Nadie me tiene que explicar cómo es la provincia ni qué necesita. Mejor que conozco yo a Alicante no la conoce nadie”. Y de Orihuela y alrededores, esta perla: “La Vega Baja es 100 % Comunidad Valenciana”. Sin comentarios.

No se puede servir a dos señores. Si te postras ante Sánchez y Sánchez no te da nada, engañas a la Comunidad Valenciana. A lo mejor resulta que ‘Pedro el guapo’, como le bautizaron en Estados Unidos, ha hecho la promesa de destinar millones y millones de los fondos europeos para reconstrucción de la economía valenciana. Y tiene que ser eso porque Puig quiere fichar a expertos, con 60.000 euros de sueldo anuales, para invertir bien esos millones en los próximos años.

Sánchez y Puig nos van a tapar la boca; que somos unos bocazas y hasta unos terroristas de la palabra, más terroristas que los etarras reconvertidos en hombres de paz y a los que no queremos perdonar porque les exigimos algo imposible: que se arrepientan y pidan perdón a las víctimas. Pronto nos pedirán que nos unamos a sus homenajes.

¡Vivan Sánchez y Puig! ¡Arriba España! So catetos, que sois unos catetos, además de unos fascistas. Saludad a la nueva España con el puño en alto. ¿El derecho o el izquierdo? ¡Qué más da! Todos los puños valen, como todos los votos, aunque sean de independentistas y de amigos de terroristas. ¡Catetos, que sois unos catetos y además de no saber lo que son Alicante y la Vega Baja tampoco sabéis lo que es España!