Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

«Un país de todos y para todos», propone el rey

El rey Felipe VI en su intervención durante la celebración del acto "50 años después: la corona en el tránsito a la democracia" (Casa Real).

Que un fiscal del Estado sea condenado por un presunto delito no significa que la Fiscalía del Estado esté en entredicho. Que el ya destituido obispo de Cádiz sea acusado de abusos sexuales, delito presuntamente cometido en los años 90 cuando era formador de estudiantes en el seminario de la diócesis de Getafe, no pone a los pies de los caballos a toda la Iglesia. Que Netanyahu pueda ser declarado genocida algún día por un Tribunal Internacional de Justicia competente, no implica al Estado de Israel ni al pueblo judío. Es preciso distinguir a las personas de las instituciones, si bien es cierto que servidores de las mismas, cuando delinquen, dejan en muy mal lugar al colectivo que representan. Y la presunción de inocencia es un derecho jurídico que hay que mantener hasta que haya una sentencia judicial firme. El caso del fiscal general del Estado, al margen de las opiniones de partidos políticos y de juristas y no juristas, ha venido a dejar más claro todavía que los españoles no tenemos remedio. Somos un país de españolitos cainitas. Somos como Caín, asesinos de hermanos.

Con la Transición, al principio, tras jugarse el bigote Adolfo Suárez legalizando al Partido Comunista de Carrillo, y el general Gutiérrez Mellado poniendo árnica en las Fuerzas Armadas (que sí que eran franquistas), todos nos abrazábamos como hermanos o como amigos. Y había hasta comidas de hermandad entre políticos y periodistas, dando la sensación de que lo de las dos Españas eran unos versos de Antonio Machado y que las nuevas generaciones podían venir sin miedo a que se les helara el corazón. Pues no. Llegó Zapatero a la Moncloa y comenzó a levantar algo así como el muro de Berlín, una monstruosa e ingente tarea que está continuando Pedro Sánchez. Los dos están orgullosos de hacer muros en lugar de puentes. Predican que sólo pueden gobernar las izquierdas y que las derechas son un peligro para España. Eso no tiene lógica alguna para nadie que use el sentido común y no se ciegue por ideología política. Hay que respetar a todos los partidos políticos y reconocer que la posibilidad de la alternancia es un derecho constitucional. Defender una dictadura, aunque sea de izquierdas, es antinatural y no cabe en una cabeza medianamente bien amueblada.

Durante los primeros 28 años de la democracia, con gobiernos de Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González (14 años presidente) y José María Aznar, los enfrentamientos entre partidos fueron muchos y algunos importantes, pero nunca se pusieron en duda asuntos de la máxima trascendencia como el respeto total a la separación de los tres poderes consustanciales al Estado de Derecho, el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. La ejemplar transición del régimen franquista a la monarquía parlamentaria, elogiada internacionalmente, nos puso en la onda de los países más desarrollados democráticamente, lanzados a meternos de lleno en la Unión Europea y hacernos respetar en los foros más distinguidos.

Leopoldo Calvo Sotelo y Felipe González firmando el traspaso de poderes en noviembre de 1982. Fotografía del Ministerio de Presidencia. Gobierno de España (Fuente: Wikimedia).

No pertenezco a ningún partido político ni a ningún sindicato; soy sólo (y no es poco) un simple periodista que ha luchado para no convertirse en periodista simple. No me gusta que me tomen por tonto (sinónimo de simple), ni que tomen por idiotas a todos los españolitos unos políticos con menos altura intelectual y moral que la talla de un enano. Hablo de todos los políticos sin excepción, pero ahora creo (y siempre he creído) que hay que ser especialmente críticos con los que gobiernan y ahora lo hacen PSOE, Sumar (conjunto de unos 13 minipartidos), PNV, Junts, ERC, Podemos, Izquierda Unida y Bildu. Hay tres o cuatro que se han enfadado con Pedro Sánchez últimamente, pero lo siguen apoyando para que no haya elecciones y se queden con el culo al aire y sin poder chupar de la teta estatal. Son auténticas sabandijas, chupópteros empedernidos. Quieren a Sánchez más que al rey, porque el rey pide concordia, convivencia, trabajo de todos los partidos para el bien común, el bien de la nación que debe estar y primar sobre el beneficio de los partidos; “un país de todos y para todos”.

En el fondo el rey denuncia el odio que han sembrado, y siembran, Zapatero y Sánchez, que siguen profundamente unidos en fomentar el guerracivilismo incluso cuando dicen celebrar 50 años de libertad. No hablan de libertad y convivencia sino de franquismo y franquistas que sólo existen en su imaginario electoralista.

Si yo escribiera como Pérez Reverte diría que “estoy hasta los cojones de que la izquierda, en vez dedicarse a desgobernar, se dedique a resucitar a Franco”, del que dicen que está ganando seguidores entre jóvenes y adultos porque se han enterado de que el dictador hizo más de doce millones de viviendas protegidas, baratísimas, mientras que este Gobierno presume de haber hecho una Ley de la Vivienda, pero no ha construido ninguna en siete años.

A mí, que soy del inexistente partido socialdemócrata cristiano, fundado por santo Tomás de Aquino, en consonancia con las enseñanzas de Jesucristo y con la doctrina social de la Iglesia Católica, aún siendo republicano de corazón, me adhiero al último discurso del rey Felipe VI, convencido de que lo que este país necesita no es la vuelta de la Segunda República, pues segundas partes nunca fueron buenas, sobre todo si la primera fue desastrosa, como reconocerían Ortega y Gasset, Alcalá Zamora, Azaña y hasta el propio Indalecio Prieto, gran líder socialista que confesó su “gran pecado”, liderar el golpe de Estado de la Revolución de Asturias.

Si ha habido un gran líder de izquierdas en este planeta ha sido Jesucristo. Su mandamiento único tiene dos partes: amor a Dios y amor a tu prójimo, aunque tu prójimo sea tu enemigo. Y otra cosa dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Lo crucificaron, pero antes de morir perdonó a los culpables. Aquí y ahora, en este país, nadie perdona a nadie. O cambiamos de conducta o nos vamos al garete. O a la puta mierda, como acaso diría Pérez-Reverte.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

7 Comments

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  • Maestria siempre,
    (con mayúsculas siempre on)
    Don Ramón Gómez Carrión…
    «(…) Es preciso distinguir a las personas de las instituciones, si bien es cierto que servidores de las mismas, cuando delinquen, dejan en muy mal lugar al colectivo que representan. Y la presunción de inocencia es un derecho jurídico que hay que mantener hasta que haya una sentencia judicial firme. (…)»

    Y genial párrafo, entre otros:
    «Con la Transición, al principio, tras jugarse el bigote Adolfo Suárez legalizando al Partido Comunista de Carrillo, y el general Gutiérrez Mellado poniendo árnica en las Fuerzas Armadas (que sí que eran franquistas), todos nos abrazábamos como hermanos o como amigos. Y había hasta comidas de hermandad entre políticos y periodistas, dando la sensación de que lo de las dos Españas eran unos versos de Antonio Machado y que las nuevas generaciones podían venir sin miedo a que se les helara el corazón. Pues no. Llegó Zapatero a la Moncloa y comenzó a levantar algo así como el muro de Berlín, una monstruosa e ingente tarea que está continuando Pedro Sánchez. Los dos están orgullosos de hacer muros en lugar de puentes. Predican que sólo pueden gobernar las izquierdas y que las derechas son un peligro para España. Eso no tiene lógica alguna para nadie que use el sentido común y no se ciegue por ideología política. Hay que respetar a todos los partidos políticos y reconocer que la posibilidad de la alternancia es un derecho constitucional. Defender una dictadura, aunque sea de izquierdas, es antinatural y no cabe en una cabeza medianamente bien amueblada.»

    Y coincido también con usted en el siguiente párrafo:
    «No pertenezco a ningún partido político ni a ningún sindicato; soy sólo (y no es poco)
    un simple periodista
    que ha luchado para no convertirse en periodista simple.
    No me gusta que me tomen por tonto (sinónimo de simple),
    ni que tomen por idiotas a todos los españolitos unos políticos con menos altura intelectual y moral que la talla de un enano. Hablo de todos los políticos sin excepción, pero ahora creo (y siempre he creído) que hay que ser especialmente críticos con los que gobiernan y ahora lo hacen PSOE, Sumar (conjunto de unos 13 minipartidos), PNV, Junts, ERC, Podemos, Izquierda Unida y Bildu. Hay tres o cuatro que se han enfadado con Pedro Sánchez últimamente, pero lo siguen apoyando para que no haya elecciones y se queden con el culo al aire y sin poder chupar de la teta estatal. Son auténticas sabandijas, chupópteros empedernidos. Quieren a Sánchez más que al rey, porque el rey pide concordia, convivencia, trabajo de todos los partidos para el bien común, el bien de la nación que debe estar y primar sobre el beneficio de los partidos; “un país de todos y para todos”.

    Gracias
    Feliz día
    Pedro J Bernabeu

    PD: Sin su permiso, desde el respeto, reenvío su oportuna y atinada
    SABIDURÍA PEDAGÓGICA…
    Gracias

  • Muy acertada crónica. Adviento de una III República, nunca jamás. La frase proverbial a partir de la publicación de la 2º parte Quijote dice: ‘Nunca segundas partes fueron buenas’» se le atribuye al Bachiller Sansón Carrasco cuando habla con Sancho sobre la novela en que aparecen otra vez los mismos protagonistas. Un abrazo.

    • Tu eres un Quijote en este planeta donde quedan muy pocos enamorados de la libertad y de la verdad, aunque usen esas palabras para babearlas y denigrarlas. Un abrazo grande.

      • He vuelto a leer parte del capítulo IV de la segunda parte del Quijote y, efectivamente, está allí lo de «segundas partes nunca fueron buenas», frase que pudiera ser un dicho popular anterior a Cervantes, como pudiera deducirse de la forma en que habla Sansón Carrasco… Un abrazo, tocayo.