Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Música

Tras 165 años, Miguel Crevea se gradúa ‘cum laude’ con el Conservatorio Profesional de Música José Tomás de Alicante

Concatedral de San Nicolás. Fotografía: Felipe Sanchís.

El Miserere de Miguel Crevea en do menor para solistas, coro y orquesta volvió a sonar con todo su esplendor musical pleno de emociones ante cientos de personas que abarrotaban la Concatedral de San Nicolás. Más de 150 músicos, con edades a partir de los quince años, entre instrumentistas y voces solistas y corales participaron en tan magno concierto. Han pasado 165 años desde que Crevea lo estrenara en este mismo espacio para el que lo compuso. En 1995 hubo otro estreno, bajo la dirección del Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, José María Vives, quien había logrado reconstruir el Miserere de Crevea, fundamentalmente a partir de una partitura poco correcta fechada en 1906, una reducción para órgano de la orquesta con voces solistas y coro, dos juegos de particelle casi completos también del siglo XX y otros materiales de la obra procedentes de Madrid. Tras dirigir esta obra hasta el año 2002 en diferentes escenarios, José María Vives cede —en su propia expresión— los «derechos intelectuales de la obra para esta interpretación digna y sin ánimo de lucro, a Miguel José García Sala y al Conservatorio Profesional de Música José Tomás de Alicante (CPMA)».

Hoy 9 de junio, en el Auditorio de la Diputación de Alicante, alumnado de viento y cuerda del CPMA que han intervenido en este concierto se gradúan junto al resto de componentes del CPMA que han superado su último curso en este centro. Y participaron —en palabras del director del CPMA, Miguel José García Sala—  «como parte del programa cultural más ambicioso que el CPMA ha abordado hasta la fecha, dando vida a una pieza de gran profundidad y significado, siendo  interpretada por la Orquesta Sinfónica del CPMA, dirigida por el Maestro Jaume Pascual Sirera; además del talento vocal aportado por el Coro del CPMA, a cargo de la profesora Patricia Peinado Brotons; el Aula de Canto del Conservatorio Superior de Música Óscar Esplá de Alicante (CSMA), coordinada por la catedrática de Canto, Pilar Páez; y el Coro Crevea y su director Manuel Ramos».

D. Ramón Egío, Deán de la Concatedral de San Nicolás dando la bienvenida al concierto. Fotografía: Felipe Sanchís.

Con motivo de esta importante celebración y cierre de curso, hemos querido recoger el sentir de algunos de los protagonistas de este acontecimiento musical en la capital, como es el caso de D. Ramón Egío Marcos, Deán de la Concatedral de San Nicolás y párroco de este templo con rango de Catedral de la ciudad de Alicante. D. Ramón, justo un año después de tomar posesión de su cargo, en la Semana Santa de 2002, escuchó el Miserere mei Deus para cuatro voces solistas, coro y orquesta, de Miguel Crevea, dirigido por José María Vives, con el Orfeón Alicante, Orfeón Stella Maris, y la Orquesta Filarmónica de Alicante, desde la parte de arriba, justo en la esquina que hace el crucero.

D. Ramón explica que «Alicante, gracias a Dios cada vez más, va poniendo en valor su patrimonio musical, que es nuestro, que es de los alicantinos, con obras tan impresionantes como el Miserere de Crevea». Añade también que «los más jóvenes interpretaron muy bien, y me imagino el buen ambiente que se habrá originado en los ensayos. Para el alumnado, que está estudiando en esta ciudad, saber que es música de su propia tierra, creo que supone un incentivo, además de interpretar esta obra en el mismo lugar donde fue creada». El Deán se muestra muy satisfecho con esta recuperación y recuerda que «nuestro patrimonio musical es muy amplio, los maestros de Capilla de San Nicolás han dejado un dilatado repertorio sacro, también bellísimo, dispuesto para ser estudiado e interpretado».

Miguel Crevea y su Miserere, por su tataranieto Ignacio Ramos Altamira

Es Ignacio Ramos Altamira quien expresa qué sintió durante la celebración del concierto: «El pasado 10 de abril tuve el privilegio de disfrutar por primera vez en vivo de la interpretación del Miserere para dos coros y orquesta compuesto por mi tío-tatarabuelo, Miguel Crevea i Cortés, para los oficios religiosos de la Semana Santa que se celebraban en la Concatedral de San Nicolás de Alicante, donde fue organista desde los once años y después maestro de Capilla, entre 1857 y 1862. El Miserere no se interpretaba en este templo desde el año 2002, por lo que la noticia de que el CPMA se había embarcado en la recuperación de esta obra maestra de la música sacra española, en base a la partitura reconstruida por el maestro José María Vives, supuso una alegría enorme para la familia.  Ni Miguel Crevea, fallecido a la corta edad de veinticuatro años, ni su hermano mayor Vicente, también organista y maestro de Capilla de San Nicolás, tuvieron hijos, por lo que los allegados provenimos de la descendencia de su hermana Rafaela, mi tatarabuela, que se casó con el murciano José Altamira Moreno, músico de profesión asentado en Alicante. Miguel Crevea era natural de Cocentaina, pero llegó a la capital alicantina de niño, para sustituir a su hermano Vicente en el órgano de San Nicolás, aunque después pasó temporadas en Valencia y Madrid, antes de regresar para hacerse cargo de la capilla musical de la Concatedral. Su precoz talento artístico le dio gran renombre en toda España, pero apenas pudo disfrutar de su éxito, aunque su aclamado Miserere, que se estrenó en San Nicolás en 1860, continuó interpretándose con cierta frecuencia en Alicante. También compuso obras profanas, principalmente piezas para piano y piano y canto que están en proceso de recuperación, gracias a las partituras encontradas en el archivo del IES Jorge Juan de Alicante, que están siendo trabajadas por el catedrático de piano Jesús María Gómez. Algunas de ellas las presentamos el año pasado en Cocentaina, con el auspicio del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, junto con obras de Vicente Crevea y de Juan Altamira Malaver».

Concatedral de San Nicolás. Fotografía: Felipe Sanchís.

Continúa Ramos Altamira: «El reestreno del Miserere de Miguel Crevea fue un momento verdaderamente emocionante, por celebrarse en el templo para el que fue compuesto, por la enorme expectación que levantó y por la excelente actuación de todos los músicos que participaron, desde los profesores y directores de orquesta y coro hasta los más jóvenes estudiantes del CPMA. Lo cierto es que no hacía falta ser católico para conmoverse con esta grandiosa obra sacra; bastaba con tener una mínima sensibilidad por el arte musical y dejarse llevar por la vibración de las notas y las voces que resonaban por el templo. Como dijo el célebre guitarrista castellonense Francisco Tárrega: “el Arte será eternamente la religión de la Humanidad”. En nombre de la familia Crevea-Altamira, solo puedo dar las gracias al director del CPMA, Miguel José García Sala, y a todo su claustro de profesores, por su decisión de afrontar tan complejo reto; a la Orquesta y Coro Crevea y el Aula de Canto del Conservatorio Superior de Música de Alicante “Óscar Esplá”, por su inestimable ayuda, y cómo no, al maestro José María Vives, buen amigo de mi familia desde hace años, por rescatar esta maravillosa pieza. El resultado de todo este gran esfuerzo fue un éxito completo y así lo atestiguan los prolongados aplausos del público que abarrotó la Concatedral. Como dije en la crónica del concierto que publicó el diario Información, las instituciones locales no pueden hacer oídos sordos a semejante clamor y esperamos que con su ayuda los alicantinos y alicantinas puedan disfrutar cada año del divino Miserere de Miguel Crevea en el templo para el que fue compuesto, y sientan esta obra musical como un patrimonio artístico propio que debemos cuidar y mantener».

Interior de San Nicolás (Fotografía: Archivo Municipal de Alicante).

José María Vives: «Emocionante la actuación del alumnado del CPMA»

Para José María Vives, el concierto supuso «una emoción profunda». Además, añade, que «quiero felicitarlos porque lo han conseguido en tres meses y con alumnado muy joven. Con niños y partiendo de cero; eso fue extraordinario». Y así narra el evento: «Jaume —Jaume Pascual Sirera— hizo un gran trabajo, además con gente menuda, que eso es muy complicado, aparte de los apoyos que hubiera de algún profesor y de algún cantante. Personalmente lo hubiera hecho de otra manera y cualquier otro director, diferente; eso es lo grande que tiene la interpretación. Jaume abrazó la obra en poquísimo tiempo, y eso tiene un grandísimo mérito. Jaume tenía una serie de hándicaps: el tiempo, que la mayoría de quienes interpretaban eran muy jóvenes, y todo eso lo superó muy bien. Fue perfecto, maravilloso y, además, para él y para la inmensa mayoría de los que actuaron, la obra era nueva, salvo quienes se sumaron al proyecto y que lo habían hecho conmigo, y la verdad es que hicieron una interpretación magnífica. Aprovecho también esta oportunidad para felicitar a Benantzi Bilbao por las actuaciones del órgano grande —difícil de coordinar— que, francamente, me encantó. La dificultad estaba en que cuando Crevea compuso el Miserere, los músicos y el coro o se ponían alrededor del órgano, arriba o abajo en el coro de madera, pero muy cerca; ahí es donde radica la dificultad, en la distancia que hay actualmente, desde el órgano hasta el lugar donde se coloca el coro. Y también tiene el hándicap de la cúpula. Es mucho más difícil esta interpretación, alejado del órgano».

José María Vives, con la partitura del Miserere en la mano, al finalizar el concierto. Fotografía: Felipe Sanchís.

En cuanto al órgano pequeño, se utilizó para acompañar el gregoriano. Explica Vives que «Jaume es un profesional, Benantzi es un profesional; los profesores que hubo en la orquesta son todos profesionales. Patricia —Patricia Peinado Brotons—, que hizo un trabajo extraordinario, también una profesional, pero a mí quienes me emocionaron más que nada, precisamente porque no se podía esperar tanto de ellos, fueron los aprendices de profesional que dieron la talla más que cumplidamente; lo más emocionante de todo fue descubrir la valía de los de los futuros profesionales. Siendo una obra complicada, a la que alumnos de esa edad en estos tiempos no están acostumbrados a intervenir. Para mí, este concierto supuso poner la pica en Flandes de la recuperación del Miserere de Crevea». Y añade «esperemos que esa recuperación dure». Por otra parte, «la respuesta del público fue extraordinaria. Este éxito es algo que Alicante debería reconsiderar, es una obra de la cultura alicantina y de las pocas tradiciones que hemos tenido aquí. Y si el CPMA no pudiera hacerlo, que recoja el testigo el CSMA, la Universidad o alguna otra institución de las que tenemos en esta ciudad o provincia».

Continúa Vives: «Además, hay que pensar que ese proyecto se hizo sin dinero. Es precioso que se haga así, una actividad vocacional y educativa, que ha cumplido con creces las expectativas. Eso sí, creo que a lo que no se pueden acostumbrar las autoridades culturales alicantinas es que ciertas cosas se hagan sin dinero. Y no lo digo por mí, yo no quiero cobrar nada ni ahora ni nunca». Al intentar que Vives asigne una cantidad a este gran concierto, contesta: «Es difícil calcular, pero si se hiciera con orquesta, coro y solistas profesionales, sería muy caro. Del Miserere, es verdad que yo tengo la propiedad intelectual, pero esa obra no tiene dueño, nada más que los alicantinos. De lo que se trata es de fomentar la cultura. El concierto fue un éxito, fue un acto —incluso diría— heroico. Es más, alabo el valor de Miguel José García Sala al haber afrontado este proyecto, haberse puesto delante y haberlo conseguido; no las tenía todas conmigo; de entrada, me daba respeto; yo he montado la obra y sé lo que es». El concierto, reitera Vives, «me emocionó, me llenó de alegría que se pudiera volver a hacer y quizá siento como un poco jarro de agua fría que el CPMA no tenga el proyecto de hacerlo el año que viene y que a lo mejor tenga que coger el testigo otra entidad». Para terminar, expresa: «Del concierto del Miserere solamente puedo hablar bien. Lo único que unificaría es el criterio de la pronunciación del latín y lo haría como se hacía en la época de Crevea, es decir, a la española».

Jaume Pascual Sirera saludando al finalizar la dirección del concierto. Fotografía: Felipe Sanchís.

Jaume Pascual Sirera: «El Miserere superó todas las expectativas»

El Maestro Jaume Pascual Sirera, director de la Orquesta Sinfónica del CPMA, fue también quien dirigió los compases y voces de este concierto. Explica que «la puesta en escena del Miserere de Miguel Crevea fue todo un éxito para la sociedad alicantina, engrandeciendo el patrimonio musical de la ciudad. Al concierto asistió mucha gente de fuera de la ciudad, llegados expresamente para escuchar la obra, quedando encantados con el concierto y la riqueza musical del Miserere. El concierto superó las expectativas creadas a priori, sobre todo, en cuanto a la asistencia e implicación del público, teniendo que abrir la planta superior de la Concatedral; el lleno fue absoluto. Mirases hacia donde mirases, había personas. En alguna otra ocasión me ha ocurrido algo similar. Que, desde el pódium del director no percibes la gran cantidad de personas que hay a tu alrededor porque en esos momentos estás centrado en el trabajo. Y cuando ves la grabación percibes la magnitud del evento. Y es entonces cuando piensas en la cantidad de personas a quienes has hecho feliz en ese momento, consiguiendo por unos instantes que se olviden de los problemas que nos trae la vida».

Como director, cotinúa Pascual Sirera, «fue muy importante verme envuelto literalmente por el público que abarrotaba la Concatedral, totalmente volcado en la obra. Y, a pesar de ser una obra de larga duración, y hablando después del concierto con asistentes al evento, que te digan que se les ha hecho corto, es todo un elogio. En cuanto a mis sensaciones musicales, creo que logramos transmitir al público lo que estaba en la partitura, pasando a través de estos maravillosos músicos —que tuvieron una gran implicación en la obra desde el minuto uno—, llegando ésta a un público muy entregado. Fue un concierto impresionante por parte de todos: solistas, coro y todos cuantos envolvieron este proyecto, apostando por el mismo desde el primer momento. Además, el sonido majestuoso del órgano de la Concatedral ayudó a engrandecer la sonoridad de le obra».

Concatedral de San Nicolás. Fotografía: Felipe Sanchís.

El Misere de Miguel Crevea, explica Jaume, «no estuvo exento de tener en todo momento, una cierta peligrosidad y respeto en cuanto a la acogida por parte del público, porque no es una obra conocida, que se hubieses podido escuchar antes a través de alguna grabación, como es el caso de otras obras más populares del repertorio de música sacra, como el Gloria de Vivaldi, Réquiem de Mozart, Réquiem de Fauré, Misa en si menor de Bach, Missa Solemnis de Beethoven, por poner algunos ejemplos». A Pascual Sirera le gustaría «agradecer a José María Vives su gran apoyo y confianza, mostrada desde el principio, en el Coro y la Orquesta del CPMA, y en mí como director; de otra forma, este proyecto no hubiese sido posible» y destacar la grata intención, oída tras el concierto, de que «el Miserere de Miguel Crevea sea interpretado sino anualmente, quizás bienalmente en Semana Santa».

Patricia Peinado Brotons: «Hemos hecho historia viviendo un acontecimiento único»

Patricia Peinado Brotons, profesora de Coro del CPMA es quien expresa su recuerdo de la interpretación del Miserere: «transcurridas ya varias semanas desde la celebración del tradicional concierto de Semana Santa organizado por el CPMA, llega el momento de hacer una reflexión sobre lo que ha supuesto para nosotros esta experiencia». De esta iniciativa, recuerda Peinado Brotons, «tuvimos conocimiento el curso pasado y durante el final del verano ya pude tener la partitura del Salmo 50 “Miserere mei Deus” que, bajo la supervisión de José María Vives Ramiro, editó nuestro compañero Pablo Olivas Marco. El siguiente paso era buscar información sobre un autor que yo desconocía y cuál fue mi sorpresa al saber que había sido maestro de Capilla en la Concatedral y que uno de sus sobrinos fue Rafael Altamira, aunque Miguel no lo conoció porque murió muy joven. Poco a poco me fui empapando de su obra (que iba a ser la pieza central del concierto) y me pareció desde el principio, una interesante propuesta en la que la clase de Coro de las Enseñanzas Profesionales debía participar. Además, la posibilidad de volver a interpretarla donde se estrenó, en San Nicolás, ofrecía una oportunidad única para los alumnos. Desde el mes de enero hasta la fecha del concierto, hemos realizado un gran trabajo del que tanto los alumnos como yo estamos muy satisfechos, creo que hemos hecho historia viviendo un acontecimiento único del que se están haciendo eco, antes y después, varios medios de comunicación de la ciudad. El coro sonó bastante bien y los números en gregoriano, que no es habitual interpretar, fueron abordados con solvencia».

De izquierda a derecha: Patricia Peinado, Elba Pujalte, Rosa Arechávala, Luis Egío, Manuel Ramos y Jaume Pascual. Fotografía: Felipe Sanchís.

Para terminar, Patricia Peinado quiere mencionar «su agradecimiento a José María Vives Ramiro por su confianza en nosotros, y también al equipo directivo del centro por apostar por este proyecto, a mi compañero el profesor de orquesta Jaume Pascual Sirera y a los profesores colaboradores por su trabajo, a la catedrática de Canto del CSMA, María Pilar Páez Martínez, así como a sus alumnos y alumnas que se sumaran a la iniciativa. Y a Manuel Ramos Aznar y los componentes del Coro Crevea, así como a varios coralistas que habían cantado esta obra años atrás, que volvieran a rememorar esos conciertos junto con los alumnos de la clase de Coro generando una colaboración intergeneracional que creo que ha sido muy beneficiosa para todos».

Manuel Ramos Aznar: «una gran satisfacción recuperar los compositores de nuestra tierra»

Explica el director del Coro Crevea y director titular de la Orquesta Barroca Valenciana, Manuel Ramos Aznar, que este Coro ya tiene «casi tres años de existencia, interpretando y participando en acontecimientos grandes con programas sinfónicos corales, como el Réquiem de Mozart, o el Réquiem de Verdi». El Coro Crevea está formado por unas veinte personas aproximadamente bien integradas; entre diez-doce voces femeninas y ocho-diez masculinas, que ensayan todos los jueves por la tarde en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Alicante». Respecto al Miserere interpretado en la Concatedral, explica Ramos Aznar «me uno a la opinión unánime de mis colegas, fue una gratísima experiencia, como director del Coro Crevea y como barítono solista, y una gran satisfacción seguir recuperando obras históricas de compositores de nuestra tierra», sin dejar de abanderar un «¡Viva la música!».

Concatedral de San Nicolás. Fotografía: Felipe Sanchís.

Sopranos Leila Rodríguez, Elba Pujalte y Marian Gómez, alumnas del CSMA

Expresa la soprano Leila Rodríguez, alumna de Canto del CSMA: «Como soprano e intérprete, participar en la ejecución del Miserere de Crevea fue una experiencia profundamente emotiva, cargada de intensidad espiritual y musical. La atmósfera del concierto fue solemne y envolvente. Sentí una gran responsabilidad al interpretar esta pieza de tal pureza y sensibilidad. Fue un privilegio rendir homenaje a Crevea y a su legado musical a través de esta obra tan conmovedora, así como un orgullo poder participar con el CPMA en esta experiencia tan gratificante».

Por su parte, la también alumna de Canto del CSMA, la soprano Elba Pujalte, recuerda: «Ante todo, me gustaría dedicar unas palabras de agradecimiento a los organizadores del acto, por darnos la oportunidad de interpretar el papel de soprano solista en el Miserere de Crevea. Fue una experiencia bastante gratificante y bonita, pero a la vez se sentía un poco esa responsabilidad, desde mi punto de vista, por el resultado que se pudiera dar con los compañeros solistas, con el coro y con la orquesta, sobre todo cantando en la Concatedral de San Nicolás con la cantidad de personas que asistieron a escucharlo. Por ende, fue una experiencia muy emocionante que jamás podré olvidar».

Y la soprano Marian Gómez, alumna de Canto del CSMA, manifiesta así su recuerdo del concierto: «Agradezco tanto al Conservatorio Profesional como al Superior de Alicante por haber podido formar parte de este proyecto tan interesante. Compartir escenario con mis compañeros ha hecho de esta experiencia algo muy especial. El concierto en la Concatedral fue algo tan bello que siempre recordaré con cariño».

Miguel José García Sala: «Mil gracias por poner en pie este colosal proyecto»

Miguel José García Sala durante la presentación del concierto. Fotografía: Felipe Sanchís.

Es Miguel José García Sala, director del CPMA, quien así se expresa: «Como dice nuestro sabio y rico refranero “de bien nacidos es ser agradecidos”; por eso mismo no podía faltar nuestro reconocimiento expreso a todas las personas e instituciones que se han dejado la piel en este extraordinario proyecto de recuperación, en su escenario original, nuestra querida Concatedral de San Nicolás, del magnífico Miserere en do menor para solistas, coro y orquesta de Miguel Francisco Crevea y Cortés. Vaya para todos ellos, en nombre del Conservatorio de Música de Alicante “José Tomás” y mío, estas palabras de sincero agradecimiento, pidiendo, no obstante, disculpas, por los posibles olvidos, sin mala intención, que pudiera cometer». Y, continúa García Sala, «como la colaboración ha sido tan excepcional, el criterio que voy a seguir va a ser, sencillamente, el cronológico. En primer lugar a José María Vives, catedrático de Musicología de los conservatorios superiores de Música de Alicante y Valencia, inspirador del proyecto, a la vez que reconstructor de la obra, quien ha estado colaborando desde el principio, cuidando hasta el más mínimo detalle para que todo saliera a la perfección. También a nuestro querido Deán de la Concatedral, D. Ramón Egío y a D. Tomás Bordera Vicario, por recibirnos con la amabilidad y el cariño con el que siempre lo hacen y darnos todas las facilidades para la realización de esta extraordinaria velada musical».

Así continúa agradeciendo Miguel José García Sala: «A nuestro director de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio, Jaume Pascual Sirera, y a nuestra directora del Coro, Patricia Peinado Brotons, a ambos, por su entrega incondicional, que ha sido mucho mayor que cualquiera que se les pueda solicitar como docentes. Sin ellos, no podríamos haber dado ni el primer paso en este colosal esfuerzo; y gracias a ellos se ha podido realizar de manera brillante y con un  éxito extraordinario. También al resto de compañeros que han estado colaborando en los seccionales, en el concierto y en la organización; al barítono y director del Coro Crevea, Manuel Ramos Aznar por su generosa participación como director del Coro y como barítono solista; al Coro Crevea por su excelente trabajo y generosidad, no olvidamos que algunos de ellos colaboraron hace más de 25 años en los conciertos realizados de esta misma obra, por José María Vives, la Orquesta Filarmónica de Alicante y los orfeones Stella Maris y Alicante; a la Catedrática de Canto del Conservatorio Superior de Música de Alicante, Pilar Páez, por creer desde el principio en el proyecto y abordarlo con la más exquisita profesionalidad; a sus cuatro magníficos alumnos, tres sopranos: Elba Pujalte, Lisabel Huerta, Marian Gómez, Leila Rodríguez, y el  contratenor Víctor Alcañiz; a la contralto Rosa Arechavala y al  tenor  Luis Egío por su generosidad y buen hacer;  a los organistas Benantzi Bilbao y Cristina Cámara por su impecable profesionalidad; a los pianistas repertoristas del CSMA, Sonia Vallés y Paul Montenegro; sin dejar de agradecer la disponibilidad constante del medio digital Hoja del Lunes, altavoz de nuestras actividades culturales y del CPMA».

Miguel José García Sala cierra su agradecido mensaje así: «¡En fin! Gracias y mil gracias por poner en pie este colosal proyecto, que nació siendo una utopía en la imaginación de unos cuantos de nosotros y que felizmente ha tomado forma y se ha convertido en una realidad. Una realidad de tal profundidad, belleza musical e importancia histórica que reúne todos los ingredientes para que se distinga como un emblema más de Alicante».

Elvira Rodríguez

Periodista.
Responsable de Contenidos en APPA (7/2019-6/2023).
Subdirectora Gestión Editorial IAC Juan Gil-Albert (2015-2019).
Subdirectora Revistas Canelobre y El Salt (2004-2011).

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