Solveig Nordström, la mujer que salvó Lucentum

Responsable del yacimiento del Tossal de Manisses, fue quien dio alma al patrimonio arqueológico de Alicante.

En la memoria patrimonial de Alicante pocos nombres despiertan tanta admiración como el de Solveig Nordström (Estocolmo, 1923 – Benidorm, 2021). Arqueóloga, investigadora y defensora infatigable de la historia, su legado no solo se mide en hallazgos y publicaciones, sino en un gesto decisivo que cambió para siempre el destino de uno de los yacimientos más importantes de la ciudad: Lucentum.

Formada en Literatura y experta en Lenguas Clásicas, Nordström descubrió en la Arqueología su verdadera pasión. Llegó a Alicante en 1955 buscando una arqueología viva, de campo, y pronto se integró en proyectos clave de la provincia. Su mirada iba más allá de la ciencia: veía en cada piedra la huella de las personas que la habían tocado siglos atrás.

Excavó en Guardamar, El Monastil o Coimbra del Barranco Ancho, pero el lugar que selló su nombre para siempre fue el Tossal de Manises, la antigua Lucentum romana.

El día que se interpuso frente a las excavadoras

A finales de los años 50, un proyecto urbanístico amenazaba con borrar para siempre Lucentum. Solveig, al enterarse, actuó con una determinación que sorprendió a todos: contactó con medios internacionales, alzó la voz y, literalmente, se puso delante de la maquinaria para detenerla. La presión mediática obligó al Ministerio de Educación a comprar los terrenos y en 1961 Lucentum fue declarado Monumento Histórico-Artístico.

Aquel acto de valentía de una joven extranjera se convirtió en un símbolo: defender el patrimonio no es nostalgia, es proteger la identidad y el futuro.

Nordström dirigió excavaciones tan relevantes como el santuario ibérico de La Escuera (1960), publicó obras de referencia —Los cartagineses en la costa alicantina, Excavaciones en el poblado ibérico de La Escuera— y se doctoró en Estocolmo con una tesis sobre cerámica ibérica pintada de Alicante que sigue citándose hoy.

Su relación con el Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) fue siempre cercana. Participó en la renovación de sus fondos, aportó una visión internacional y, ya en su madurez, acudió a exposiciones como Mayas. El enigma de las ciudades perdidas, donde volvió a saludar a “sus viejos amigos” en la sala del mundo íbero.

Hasta sus últimos años soñaba con nuevos proyectos: un folleto sobre la flora de Lucentum o su autobiografía que, quizá, como decía citando el Bhagavad-Gita, no se publicarían “en esta encarnación”.

Solveig Nordström dedicó su vida a investigar, proteger y divulgar la historia arqueológica del Levante español. Su acto en Lucentum salvó un patrimonio irremplazable, su trabajo académico sigue siendo referencia, su compromiso personal, un ejemplo para generaciones futuras.

Por todo ello, es justo y necesario que el MARQ le dedique un reconocimiento permanente: una sala con su nombre, una vitrina que cuente su historia o un espacio que recuerde que, gracias a ella, hoy podemos pasear por Lucentum. Es difícil comprender que esto no haya sucedido en los casi 20 años que lleva el Marq. Haciendo amigos.

Más que un homenaje, sería un acto de justicia histórica. Porque el pasado que ella defendió sigue vivo, y su ejemplo sigue enseñándonos que, a veces, una sola persona puede cambiar el destino de toda una ciudad.

Gracias Sol. Nadie ha conseguido silenciarte, los bulldozer siguen deteniéndose ante ti.

Posdata

El abogado, Jaime Pomares Bernard, fallecido hace pocos años, casado con una compatriota sueca de Solveig, fue su apoyo en ese tiempo. Especialmente en lo de Lucentum. También su trabajo y labor debe ser puesta en valor.