Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Rosalía, Alauda y cristianismo, asuntos para el debate

Anuncian un boom del cristianismo a propósito de lo que podría llamarse conjunción de algunos astros culturales, especialmente en el cielo de la canción y del cine. Los más frívolos sentencian que la religión se está poniendo de moda tras largos años de predominio de la cultureta de izquierdas, que se había adueñado del espacio supuestamente intelectual durante decenios. Soplan malos vientos para la izquierda, a la que se le discute y hasta se le niega la supuesta superioridad moral de que presumía y que nunca tuvo realmente. Los partidos de izquierda españoles se han deteriorado para mucho tiempo con los escándalos de corrupción, sobre todo moral, que han protagonizado muchos de sus dirigentes y cuyo recorrido todavía sigue siendo muy incierto, con un horizonte que se antoja bastante triste. Las izquierdas extremas (ahora hasta el PSOE sanchista se ha hecho marxista) son profundamente tristes por más que se quieran apropiar de la estatua de la libertad, que es un símbolo de lo que nuca alcanzará ese comunismo que el Parlamento de Europa equiparó al nazismo como ideología y con regímenes criminales y genocidas. No olvidemos que nazis y fascistas italianos tuvieron raíces de izquierdas.

La cantautora Rosalía, siempre cristiana y siempre rompedora, ha lanzado su nuevo repertorio Lux, de evidente estética conventual, con enorme éxito, el mismo que está consiguiendo la cineasta Alauda Ruiz de Azúa con su película Los domingos. El escritor Pérez Pichel se atreve a diagnosticar que se ha producido ”el giro de la cultura española que la izquierda no se explica… La estética católica del nuevo álbum de Rosalía o el éxito de la película Los domingos ha puesto nerviosa a la izquierda cultural, que ve cómo pierde la hegemonía sobre los contenidos de entretenimiento”. De Rosalía cuenta Pérez Pichel que “nunca ha ocultado su religiosidad y lo ha plasmado en algunas de sus letras, como ésta: “Lo primero siempre es Dios y luego la familia”.

Nuestro obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, siempre activo en las redes sociales, ha opinado sobre la película de Alauda y, tras calificarla de ‘milagro’, así se expresa: “está siendo un fenómeno en cines por el modo honesto, sensible y respetuoso con el que trata la vocación religiosa y la vida en un monasterio de clausura”.

Pérez Píchel exagera, a mi juicio, cuando afirma que “este giro católico es la constatación de que la secularización cultural ha fracasado y que, ante la nada más absoluta de la cultura izquierdista y la ideología woke, vuelve a emerger la cultura arraigada en lo profundo de la nación española”. Tras hablar de otras manifestaciones religiosas nacionales y del éxito de Hakuna, salta al terreno internacional para recordar la religiosidad de Bob Dylan y Natalie Bergman y los pronunciamientos cristianos de Daddy Yankeee o Justin Bieber, éste reiteradamente confeso como cristiano lo mismo en medios de comunicación que en redes sociales.

Menos optimista se muestra otro gran escritor, el novelista y articulista Juan Manuel de Prada, quien, reconociendo el valor de las manifestaciones religiosas de famosos de la canción o del cine, se niega a constatar un valor universal del relanzamiento del catolicismo y se opone a darle ese carácter a lo que, según algunos, es poner de moda la religión católica, sobre todo entre la juventud. Eso es lo que incomoda a Prada, que se haga moda del catolicismo, porque él cree que las modas pasan (va en su esencia el ser pasajeras) y recuerda que eso ya lo dijo Oscar Wilde. “Las generaciones más jóvenes —dice el pensador español— son hijas de un desahucio provocado por el vacío religioso que se instauró en España hace décadas con la golosina de abolir las ‘limitaciones a nuestra libertad’; y ahora brota en ellas un espontáneo movimiento reactivo que a veces se queda en mera provocación o movimiento de rebeldía”.

Yo me uno a esta tesis. Es fantástico que algunos cantantes y cineastas pongan en valor grandes principios que, además de religiosos, son baluarte del humanismo filosófico más profundo. Y me sumo, con Prada, a lo que recuerda que “nos enseñaba Chesterton, que la Iglesia siempre está pasada de moda porque es sensata; siempre parece estar atrasada cuando en realidad está adelantada a su tiempo. La Iglesia es la única realidad que libra de la degradante esclavitud de ser un hijo de su época”.

Yo sostengo que el cristianismo, como su mandamiento excelso “amaos los unos a los otros hasta la muerte», es siempre viejo y siempre nuevo. Una vez más recuerdo aquello de san Agustín, en línea con el mandato de Jesucristo, “ama y haz lo que quieras”. Porque si amas de verdad nunca harás daño a los otros. Piensa que si haces a daño a los demás te dañas a ti mismo. Dice la Biblia que Dios es amor. Y me gusta que lo piensen así Rosalía, Alauda, Dylan, Bieber y usted, amigo lector.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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