Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Quiero ser bombero

Bomberos del consorcio provincial de Alicante participan en la extinción de un incendio en León el pasado 21 de agosto (Fuente: Consorcio de Bomberos de la Diputación de Alicante).

Una de mis nietas contaba siete u ocho años nos sorprendió cuando a la pregunta tópica “¿Qué quieres ser de mayor?” contestaba sin dudar:  “Quiero ser bombero”. Y lo hacía, por cierto, sin usar el femenino. Han pasado otros tantos años y persiste en su idea, así que espero se forme oportunamente para que, si llega a esa profesión, lo haga preparada para evitar los riesgos y accidentes propios de ese oficio.

Viene a cuento esta referencia al récord de incendios que está sufriendo nuestra península ibérica y la descoordinación absoluta que parece presidir la gestión de prácticamente todas las autonomías que tienen asumidas la prevención y el cuidado de las áreas forestales. El diario Información publicó el pasado 17 de agosto una radiografía de cómo se han organizado las distintas comunidades autónomas en esta materia. Es una auténtica miscelánea que ni el más experto en puzles sería capar de encajar.

En el panorama humano aparecen bomberos con todos los apelativos (provinciales, municipales, privados, huelguistas, medianamente o mal pagados…), guardias forestales con contratos temporales, vecinos que lo han perdido todo, ganaderos, apicultores y dolorosamente heridos o fallecidos. Por otro lado, empresas contratadas para diversas actividades relacionadas con la extinción, que obviamente buscan su mayor beneficio; se citan medios como avionetas, helicópteros, por supuesto la UME, pero se me quedó grabado, entre las muchísimas noticias, lo que  oí a un vecino de una localidad asturiana:  “Ningún ayuntamiento tiene un tractor o una excavadora para rastrillar, desbrozar, limpiar los caminos, hacer zanjas o cualquier otra tarea que ha de hacerse antes de que lleguen los calores…”. Y mucho menos, ninguna autonomía dispone de medios aéreos, suficientes medios humanos durante todo el año, para hacer prevención antes de la extinción, presupuestos suficientes, ni siquiera programas en los que se den instrucciones para afrontar una catarsis de este calibre.

También se ha pedido que el Ejército intervenga, lo que parece que no tiene mucho sentido: los soldados, en general, no son entrenados para esta función. Y un dato más, relacionado con los dos incendios sucedidos en la Comunidad Valenciana: intervinieron mas efectivos de la UME que bomberos de la propia Generalitat.

Pocos hablan en esta panorámica del origen de los incendios, aunque se citan vertederos que han hecho de lupa, alguna que otra barbacoa, las tormentas secas y, por supuesto, los pirómanos e incendiarios de turno, aquellos que encienden porque se dice que están tarados y aquellos que lo hacen por intereses más económicos.

En cualquier caso, la cuestión es que si los actuales responsables autonómicos no han sabido desarrollar las funciones que en esta materia tienen encomendadas por la propia Constitución en los dos objetivos —el primero, ordenar tareas de prevención y, segundo, proveer de materiales y equipos humanos suficientes en los presupuestos—, deberían ser cesados de inmediato y los partidos que no han sabido prever este tipo de catástrofes deberían ser castigados en la próximas convocatorias electorales municipales y autonómicas (sea el PSOE en Castilla-La Mancha y Extremadura o el PP en Galicia y Castilla-León, por ejemplo).

Por lo demás, auguro que mi nieta en unos años tendrá bastantes oportunidades laborales si persiste en que quiere ser —ahora ya dice— bombera.

Toni Gil

Periodista.

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  • Totalmente de acuerdo. El problema es que quien debe ordenar un cese no quiere cesar a su amigo o enfrentarse a su opositor y en cuanto a dimitir es un verbo de muy difícil conjugación, sobre todo en primera persona