Aunque nuestra estructura psicológica es única y personal, como ocurre con nuestros rasgos físicos o fenotipo, hay conductas que, por ser muy similares, podría decirse idénticas, en grupos más o menos numerosos de personas, pueden considerarse como su sello de identidad, las que les definen; se trata de colectivos o grupos como los que describo a continuación.
- 1.- El de los que actúan de acuerdo a PRINCIPIOS INMUTABLES como justicia, verdad, transparencia, equidad y coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Aborrecen, entre otras cosas, la mentira y el engaño. Sus actos, el comportamiento de sus miembros, exige actuaciones meditadas y debidamente sopesadas en uso de su personal libertad.
- 2.- El de aquellos que actúan movidos por impulsos emocionales; ejemplo típico: los hinchas de un determinado equipo de fútbol o los seguidores de algunas creencias de carácter religioso, político o incluso simples siglas como PP, PSOE, PNV, ERC, Sumar, Podemos, PC, etc. Sus miembros, convencidos de la bondad de su causa o creencia, consideran perversa la del discrepante u oponente; es el caso de algunos grupos sociales, especialmente los militantes y seguidores de partidos políticos, constituyendo bloques ideológicos como los que actualmente, repitiendo el pasado, existen y existieron en España y el que escuchamos se ha producido en la Norteamérica actual.
- 3.- Otro grupo que, personalmente, he llamado «comulgantes con ruedas de molino», capaces de creer y seguir ciegamente los dictados y consignas de sus «cabecillas», usando esta palabra según la primera acepción del diccionario de la RAE.
Los miembros del primer grupo, sus principios inmutables, les obligan a renunciar a ese juego y a optar a un LIDERAZGO necesario. Pero los «cabecillas» de los dos últimos grupos o facciones encuentran el camino expedito y pasan a dirigir, a pastorear a sus masas carentes de juicio crítico. Estos cabecillas, líderes les llaman muchos, se encuentran ante el desafío de captar seguidores para su causa que, en una sociedad o sistema en el que lo decisivo, lo que cuenta, es el número de personas que introducen una papeleta en una URNA que, convertida en VOTO, deciden el destino de una nación como España..
En el momento actual de España, gracias a personajes como Rodríguez Zapatero primero y Pedro Sánchez después, tenemos dos grandes bloques que, como en los años 30 del pasado siglo, también ahora podemos denominar las «izquierdas» y las «derechas» con estructuras bien definidas y diferentes. El bloque de las izquierdas lo forman grupos heterogéneos de partido y alianzas como PSOE, los nacionalistas vascos y catalanes, comunistas con Podemos y Sumar, los partidos proetarras o sucesores de ETA, entre otros grupúsculos. El bloque de la derecha, mientras tanto, en estos momentos, con dos grupos o partidos bien definidos en cuanto a sus siglas pero imprecisas diferencias ideológicas y sociales. Dos partidos con un marcado antagonismo, buscando cada uno la desaparición del otro, hablo de VOX y del PP.
Es, en el comportamiento de los cabecillas de los componentes de la coalición de izquierdas con independentistas comparado con el de la derecha, donde radica la diferencia que me mueve a escribir y titular este comentario. Los primeros, aglutinados alrededor de Zapatero primero y Pedro Sánchez después, constituyen la bautizada por Rubalcaba como «Coalición FRANKSTEIN» que se mantienen unidos y cohesionados con una meta común: que en España no gobierne la derecha. Para alcanzarla y mantenerla, Sánchez ha concedido y sigue dispuesto a hacerlo, a MUTAR, hasta donde sea necesario, privilegios, indultos, leyes puramente ideológicas, amnistía…, ha incumplido su palabra y ha engañado a los españoles. Ha hecho gala de una astuta PERSPICACIA desde antes de su moción de censura del año 2018, sin duda acordada y pactada con el compromiso de conceder a cada uno de sus distintos grupos lo que le pidan: la Amnistía, la ley del SI es SI, la ley de la Eutanasia (sin otra ley previa de cuidados paliativos), a los nacionalistas, incluidos los descendiente de de ETA, privilegios de todo tipo, incluida la libertad prematura y un largo etc. Ha copado los resortes del verdadero PODER, colocando a sus peones en el Tribunal Constitucional, Fiscalía General del Estado, Banco de España y, recientemente, en Televisión, consciente de que la propaganda es un arma fundamental en una sociedad dispuesta a creer lo que se le diga y repita, aunque sea un engaño.
Y los de la derecha, como diría el poeta, ¿qué hacéis entretanto? Mirar vuestro propio ombligo, ignorando la realidad de España y sus leyes electorales que penalizan a los que concurren separados, y haciéndose la guerra mutuamente; actuáis como MIOPES, y hasta ciegos, no queriendo comprender que MUY DIFÍCILMENTE llegaréis al PODER con tal manera de obrar, a no ser que los ciudadanos, los propios votantes, decidan con sus votos imponer la necesaria unificación.
Análisis y diagnóstico muy propio de quien profesionalmente tiene que examinar a fondo a los pacientes para diagnosticar y poder curar. España. Fausto, está muy enferma y ‘los médicos’ que tenemos para sacarla adelante no son más que viles curanderos, como bien apuntas. Un cordial saludo.