En el pasado mes de mayo, un pleno celebrado en el Ayuntamiento de Cádiz, fue una auténtica pesadilla para su alcalde José Maria González «Kichi». Los concejales de los partidos del PP, PSOE y Podemos votaron a favor y sólo el partido, al que pertenece el propio alcalde, Ganar Cádiz, votó en contra a la propuesta de la concesión de la Medalla de Oro de Cádiz a la Virgen del Rosario.
Esta propuesta puso en una situación límite al alcalde «Kichi» que tenía que elegir entre seguir la línea laica que propone su partido y el amor y devoción que sienten los gaditanos por esta Virgen, que viene de muy lejos. La respuesta a esta concesión tuvo repercusión enseguida en las redes sociales y los propios concejales y seguidores de «Ganar Cádiz», comenzaron a criticar al alcalde con varapalos, cada cual más «doloroso». Porque no se puede, a la vez, sentirse gaditano en su devoción a la Virgen del Rosario y ser de una ideología contraria y laica.
Una devoción de siglos
Tradicionalmente, esta Virgen era venerada por las gentes que se dedicaban a la mar, y ya en el siglo XV se hace mención en algunos documentos de la época. En el siglo XVI, tanto en el Puerto de Santa María como en Cádiz, la devoción a esta Virgen era muy popular por una razón: el fondeadero en el Puerto de las galeras reales y de los galeones que hacían la ruta a las Indias.
Los marinos sentimos gran devoción, no sólo por las Vírgenes, sino también por algunos santos que fueron patronos de algunas instituciones como, por ejemplo, San Telmo, patrón de la Universidad de Mareantes de Sevilla del que viene el famoso refrán, referido al fuego de San Telmo -un fenómeno físico producido por la ionización del aire sometido a un fuerte campo eléctrico y semejante a las auroras boreales-, que dice: «San Telmo en la arboladura, el buen tiempo poco dura» o aquel otro que manifiesta «Quién va por la mar aprende a rezar».
En un hospital para forzados -los condenados a galeras- fundado por el sacerdote don Diego de Ojeda en el Puerto en 1512, se creó el patronato de la Virgen del Rosario para la flota de galeones. De acuerdo a lo que he leído en algunos documentos, me atrevería a decir que pudo ser en el primer tercio del siglo XVI, ya que en la iglesia de Santo Domingo, en Manila, fundada en 1572, existe una imagen de la Virgen del Rosario declarada protectora de la ciudad. Por tanto, los galeones que estuvieron viajando a Manila serían los portadores, desde hacía tiempo, de la imagen y fue alguno de ellos el que la cedería para la capilla de esta iglesia en la que actualmente se la venera.
Las tripulaciones de las galeras también crearon, alrededor de 1564, una Cofradía llamada de la Piedad y de la Caridad refrendada por el Papa San Pio V a petición de D. Juan de Austria, Generalísimo de la Santa Liga. Cuando esta flota de galeras participó en el combate del golfo de Lepanto el 7 de octubre de 1571, D. Juan de Austria, atribuyó la victoria obtenida a la mediación de esta Virgen de la que llevaba una imagen, sostenida en su propia mano, durante el combate con los turcos. Esta imagen se guarda actualmente en una capilla del Palacio de D. Álvaro de Bazán en el Viso del Marqués que consiguió nuestro paisano el contralmirante D. Julio Guillen Tato para el Archivo de la Armada.
El origen de la «Galeona»
Durante largo tiempo, las dotaciones de los galeones y de las galeras reales compartieron su devoción a la Virgen del Rosario a la que tenían, aunque de forma no oficial, como la patrona de los buques de la Armada. Con el transcurrir de los tiempos, las galeras fueron desapareciendo como barcos de guerra en nuestra Armada, al ser sustituidas por barcos con mayor maniobrabilidad, mayor velocidad y sobre todo porque las galeras no eran aptas para navegar por el Atlántico en la travesía hasta nuestras posesiones en Sudamérica. Pero no ocurrió lo mismo con los galeones, que eran navíos que podía hacer esa travesía y queprestaron su servicio durante muchos años. Por eso, al ser estos barcos los que llevaban, a bordo de la Nao Capitana, una imagen de la Virgen del Rosario, se la conocía con el cariñoso «apodo» de la «Galeona». Esta imagen todavía se conserva actualmente en Cádiz en el convento de Santo Domingo.
Durante muchos siglos, a la «Galeona» se la conoció como la Patrona de la Flota Real de Indias porque los galeones que salían de Cádiz ponían en comunicación a la metrópoli con nuestras colonias americanas. En nuestra Armada, al igual que la Nao Capitana embarcaba la «Galeona» para la travesía hasta Sudamérica, cuando el Buque Escuela Elcano tiene que atravesar el Atlántico en su viaje anual de prácticas de los futuros oficiales, se embarca también a esta Virgen. El traslado desde el convento hasta el barco es seguido por muchos gaditanos con respeto y devoción en una ceremonia que comienza con una misa, la conducción solemne de la imagen a hombros de los guardiamarinas y los honores con salvas de artillería e Himno Nacional antes de subirla a bordo. Termina el acto depositando a la «Galeona» en la capilla del barco donde permanece, durante toda la navegación, hasta su regreso a Cádiz, donde con el mismo ceremonial se devuelve a su convento.
A la entrada de la bahía de Cádiz, existe un escollo llamado el Bajo de las Puercas, señalizado con un pequeño faro para evitar que los barcos que llegan o salen del puerto de esta ciudad puedan tener problemas, como otros tantos los tuvieron a lo largo de los tiempos. El 19 de noviembre de 2014 se puso en su coronamiento una imagen de la Virgen del Rosario que, cual cartel que se pone a la entrada de las poblaciones, les da la bienvenida a los barcos que entran y les desea un buen viaje a los que salen.
Esta Virgen, pese a no ser actualmente la patrona de la Armada, por la tradición, la historia y el vínculo que ha mantenido con la institución, todavía muchos de sus miembros la llevamos en nuestros corazones y nos encomendamos a ella en esos días en que la mar no nos es propicia.
La Virgen del Carmen, devoción y rivalidad
A la vez que la devoción a la «Galeona» iba en aumento, surgió en la flota de galeones la devoción a otra Virgen, la del Carmen. Esta Virgen, ya tenía devotos entre los hombres de mar sobre todo entre aquellos que se dedicaban a la pesca. Fueron los capellanes de la orden del Carmen que embarcaban para ejercer su ministerio en la Indias, los que poco a poco fueron introduciendo la devoción a la Virgen que había sido origen de la creación de su orden.
Con el correr de los años, la devoción a la Virgen del Carmen fue desplazando a la de la «Galeona» y ya en el siglo XVII, concretamente el 24 de agosto de 1698, hubo un cabildo en San Fernando de Cádiz, de la Venerable y Real Hermandad de Nuestra Señora Coronada, que en un párrafo de su acta dice textualmente lo siguiente: «La devoción carmelitana y marinera tiene dimensión oceánica y se remonta al siglo XVI, y fue introducida por los Padres Carmelitas que como capellanes embarcaban en la expediciones americanas».
De siempre se ha sabido la rivalidad que existió, en siglos pasados, entre las diferentes órdenes religiosas para conseguir un trato de favor, en relación a la preeminencia a la hora de recibir cargos, donaciones económicas y a veces de patrimonio, cargos políticos etc. hasta el punto de originar entre ellos disputas y crisis religiosas por recibir estos favores que, en algunos casos, llegó hasta la separación de la Iglesia Católica como ocurrió con el luteranismo. Y algo de eso me temo que también ocurrió con ambas devociones implantadas en nuestra Armada. Como se ha podido ver, la devoción a la «Galeona» fue introducida en las flotas de galeras y galeones reales por D. Diego de Ojeda, sacerdote dominico y la del Carmen, mucho más tarde, por los carmelitas. Me reafirmo en mi opinión, en el hecho de que en otro párrafo de la misma acta dice lo siguiente:«Dos singulares marinos están estrechamente vinculados a esta veneración y culto a la Virgen del Carmen, el teniente general D. Antonio Barceló y D. Juan de José Navarro de Viana y Búfalo, Capitán General de la Armada y marqués de la Victoria». D. Antonio Barceló dispuso en su testamento que fuese enterrado en la iglesia convento de Nuestra Señora del Carmen de los carmelitas descalzos y de acuerdo con su última voluntad, fue enterrado en la bóveda principal de esta iglesia. Cada lector que saque sus propias conclusiones.
La devoción a la Virgen del Carmen, fue en aumento y a partir del siglo XIX se extendió también a nuestra marina mercante. En la Armada la devoción a esta Virgen se fue incrementando ante el declive de la devoción a la «Galeona» hasta que el 19 de abril del 1901, se produce la proclamación oficial del patronazgo de la Virgen del Carmen, con el título de protectora por una Real Orden firmada por la Reina Regente, Dª. Maria Cristina de Absburgo y del Ministro de Marina D. Cristóbal Colón, Duque de Veragua. Esta Real Orden decía textualmente en uno de sus párrafos lo siguiente:«Su Majestad el Rey (q.D.g.) y en su nombre la Reina Regente del Reino, se ha servido disponer sea declarada Patrona de la Marina de Guerra la Santísima Virgen del Carmen, que ya lo es de hecho de todos los navegantes». En esta Real Orden, la Virgen del Carmen no sólo es declarada patrona de la Armada, sino también de todas las gentes de la mar.
En relación con la Virgen del Carmen, muchos de los lectores habrán oído e incluso cantado, la Salve Marinera. Al ser uno de los cánticos utilizados en actos religiosos de nuestra Armada, se ha llegado a creer que nació en esa institución. Nada más lejos de la realidad. La Salve Marinera es un fragmento de una zarzuela del siglo XIX llamada «El Molinero de Subiza» escrita por Luis de Eguilar con música de Crístobal Oudrid y cuyo argumento nada tiene que vercon la Virgen del Carmen, a excepción de la Salve que canta el coro. En realidad, el argumento es una mezcla de hechos históricos novelados con una relación amorosa e intrigas de reyes medievales españoles. De todas maneras, aunque las intenciones tanto del escritor como del compositor, no fueran las de crear un cántico exclusivo para las gentes de la mar, hay que reconocer que seguramente sin quererlo, no pudieron dejarnos una Salve más marinera y más bella.
Otros patronos y Vírgenes marineras
En la Armada, no sólo existe como patrona la Virgen del Carmen, sino que también se venera como co-patrona a la Virgen del Pilar en el Arma Submarina, a la que he pertenecido como miembro de ella durante casi treinta años. El patronazgo de esta Virgen se inició con la primera inmersión que hizo el Teniente de Navío D. Isaac Peral y Caballero en el submarino que diseñó y del que participó en su construcción. Para esa prueba, llevaba a bordo una imagen de esta Virgen y como había ocurrido con D. Juan de Austria en Lepanto con la Virgen del Rosario, Peral atribuyó el que la prueba saliera tan bien a la mediación de la Virgen.
Transcurridos los años, el Almirante D. Francisco Bastarreche y Diez de Bulnes, siendo Capitán General del Departamento Marítimo de Cartagena y teniendo bajo su mando a la Flotilla de Submarinos, viajó hasta El Pilar para imponerle a la Virgen un distintivo de submarinista en recuerdo de aquella primera inmersión de Isaac Peral en la que llevó a bordo su imagen. Enterada la Diputación de Zaragoza por medio del Almirante de este hecho, acordó ofrendar una imagen de la Virgen del Pilar, el 15 de enero de 1946, al Arma Submarina. Desde entonces, esta imagen está instalada en el descansillo de la escalera principal de subida al primer piso del edificio de mando de la Flotilla, presidiendo la entrada y la Virgen del Pilar se convirtió en la co-patrona junto con la Virgen del Carmen, como patrona del Arma Submarina.
Como consecuencia de este co-patronazgo, el 22 de noviembre del 2003, se ofreció a la Virgen del Pilar un manto con un organigrama del Arma Submarina sufragado por los submarinistas en activo, reserva y retirados y que luce todos los 17 del mes de enero con motivo de celebrarse en ese día el aniversario de la creación de esta Arma.
En los submarinos, tanto la Virgen del Carmen como la del Pilar ocupan lugares destacados cercanos a los cuadros de datos de la navegación y de seguridad, en la cámara denominada «la Central», donde se controlan el rumbo, velocidad, cota de inmersión, los ángulos de los timones de buceo y en general todas las alarmas que pueden dar lugar a una reacción ante una emergencia para evitar cualquier incidente en la seguridad de la inmersión. Por ello, es costumbre cuando se sale a la mar, ponerle flores a las imágenes para que protejan a la dotación y volvamos a nuestros hogares sanos y salvos.
Aunque no es ni patrona ni co-patrona, no me resisto a dejar de lado el patronazgo de nuestra Infantería de Marina por ser un santo su patrón, San Juan de Nepomuceno, y no una Virgen. El santo y mártir Juan de Nepomuceno era un sacerdote de origen checo. Quién haya estado visitando la ciudad-fortaleza de Wysehrad en Praga, habrá tenido la ocasión de ver su mausoleo en la catedral de San Vito edificada en el interior del recinto. Este sacerdote, que era el confesor de la reina Sofía esposa de Carlos IV, fue ejecutado por el rey al no querer contarle la confesión de su cónyuge de la que sospechaba que le era infiel. La primera noticia de la que se tiene constancia de que San Juan de Nepomuceno ya era reconocido como patrono de la Infantería de Marina, se recoge en una invitación con fecha del 15 de mayo de 1874 que le hace el Capitán General a D. Francisco Jovellanos y que dice lo siguiente: «Está V.S. convidado por su S.E., para asistir a la función de los Batallones de Marina, en la iglesia parroquial, a San Juan de Nepomuceno, Patrono de ellos».
San Juan de Nepomuceno ha sido muy tenido en cuenta en nuestra Armada, no sólo por ser el patrono de la Infantería de Marina española, por cierto, la más antigua del mundo, sino que también el barco de D. Cosme Damián Churruca y Elorza, que participó en la batalla de Trafalgar, llevaba el nombre de este Santo. Hoy no toca, pero quizás en otra ocasión, hablaremos de este gran marino que fue Churruca.
Y para terminar, algo muy marinero, un aviso a los navegantes: Excmo. Sr. Alcalde de Cádiz, con las cosas tradicionales y arraigadas en las almas de sus paisanos no se puede jugar, anteponiendo las ideas a los sentimientos.
Visitor Rating: 1 Stars