BERNARDO CARRIÓN, periodista y escritor.
Deshaucios, corrupción, especulación urbanística, prostitución, ambición, paro, hackers, y venganza, mucha venganza…Estos son algunos de los ingredientes de Sinpiedad, la primera novela del periodista valenciano Bernardo Carrión, cuya trama discurre de 2008 a 2015, en plena crisis económica. A través de una amplia galería de personajes, Carrión ofrece una crónica negra de la época, describiendo las miserias y entretelas de la clase política, que confronta con las dificultades a las que ha hecho frente el resto de la sociedad durante estos años.
A través de las 400 páginas del libro, Bernardo Carrión hace partícipe al lector de un retrato social bastante completo de nuestra historia reciente con un estilo ágil y directo, casi cinematográfico, donde no falta un toque berlanguiano. Con más de 30 personajes, no queda nadie en el tintero, desde el bróker sin escrúpulos que llega a Valencia tras la debacle de Lehman Brothers –pistoletazo de salida de la última crisis económica mundial-, hasta el parado de larga duración, pasando por una ambiciosa interiorista, una prostituta, una periodista valiente, un periodista servil, soldados retirados, un político corrupto, un aspirante a político y un catedrático universitario reconvertido en hácker de intenciones oscuras, entre otros, con la explosión de las redes sociales y el poder de Internet como telón de fondo.
—¿Cómo surge la idea de escribir la novela?
—Cuando trabajé en Alicante, me llamó mucho la atención la forma de proceder de algunos políticos con los que tenía contacto a diario. Estaban encantados de conocerse, se referían a sí mismos en tercera persona, y me entraron ganas de escribir una novela al respecto, donde confrontaba dos formas de entender la política, la de los primeros políticos del s. XIX y la de los actuales. El proyecto me lo llevé a Valencia y en un taller literario lo intenté abordar, pero no terminé de hacerlo. Luego, con el grupo literario El Cuaderno Rojo escribimos una antología de relatos y el de Sinpiedad gustó mucho. Me animaron a desarrollarlo y a escribir la novela.
—Una vez escrita, ¿te costó mucho publicarla?
—Sí, cuesta mucho. Desde el momento en que escribes una novela tienes que competir con muchos escritores que intentan lo mismo, publicar. Acabar la novela ya es un éxito personal increíble.
—¿Cuánto tardaste en escribirla?
—Dos años y medio, trabajando por las noches, fines de semana, en vacaciones, hurtando tiempo a la familia, pero muy empeñado, porque una vez que decidí meterme me dije que no la dejaría a medias.
—¿Cuándo empezaste a escribirla? Hablas en la novela de una época muy concreta, de 2008 a 2015, antes y durante la crisis.
—Empecé en 2012 y la acabé más o menos a la vez que lo hace la novela. La primera fase fueron esos dos años y medio de escribirla, pero luego vino la segunda, la más dura, que es publicarla. Para ello tardé un año y medio. En este caso, lo mejor es contar con una agencia y tuve la suerte de hacerlo con la de Carmen Balcells que tras contactar, empezaron a mover el libro. Pasó un año antes de que una editorial decidiera publicarla.
Corrupción, especulación y recortes
—En la novela tratas un tema muy de actualidad, como es el de la corrupción, donde ofreces una crónica negra de la última crisis…
—A la idea inicial de confrontar dos formas distintas de entender la política, le tuve que añadir la corrupción a la que estamos asistiendo en estos últimos años en los medios, con todos los ingredientes de una novela, lo que me ha llamado mucho la atención. En la novela hablo de un caso judicializado inventado, pero que no se diferencia mucho de otros reales.
—La especulación urbanística de la Comunidad Valenciana es otro de los temas que tratas en el libro.
—Sí, lo que cuento en la novela ha pasado, como el caso que expongo de un político que está años urdiendo una trama con la compra de terrenos para después especular con la construcción de una infraestructura pública. Con ello, me interesa que el lector vea a los políticos desde dentro, en el despacho, en el yate, en su vida privada, completar esas grabaciones que hemos escuchado tan sonrojantes y rellenar esos huecos de su persona, más allá de cuando hablan delante de un micrófono. Durante mi etapa de periodista en Rádio 9 viví la época de Zaplana como presidente de la Comunitat y asistí a muchas presentaciones de proyectos, como Terra Mítica, Ciudad de la Luz, que luego han resultado ruinosos.
Al final, te apetece cargar las tintas, y lo que me pedía el cuerpo era hacerlo contra esta gente, marcar sus defectos, hablar de sus miserias y de cómo buscaban el voto.
—Como contrapunto, muestras la sociedad golpeada por la crisis con los desahucios, los suicidios, el paro, los recortes sanitarios…
—Es que todo eso ha pasado, no he inventado nada, ha habido gente que ante un deshaucio se ha suicidado. Todo el contexto social y político que describo en Sinpiedad lo hemos vivido a través de los medios, como los recortes en Sanidad, donde conocimos las protestas de pacientes de hepatitis C porque se les negaba un tratamiento. También el de los jóvenes que no tienen futuro y sobreviven con un sueldo de 400 euros.
Internet, telón de fondo
—Internet y el boom de las redes sociales es otro de los acontecimientos de esos años que destacas en Sinpiedad.
—Si, es que nos ha cambiado la vida. Internet es lo primero que miras por la mañana, cuando te levantas, y lo último antes de acostarte, hay una dependencia tremenda. Todo el mundo hace algo y lo cuelga en red, vende su intimidad a Facebook y a Google, que pueden rastrearte y decir lo que has hecho durante los últimos años, describir tus gustos y aficiones…una información que luego venden a cualquiera. Es una herramienta publicitaria increíble. Vivimos en una sociedad completamente dominada por la imagen, y así lo planteo en la novela.
—De la Comunitat Valenciana saltas hasta Galicia, donde sitúas al personaje más oscuro de la novela.
—Sí, es una persona que sufre una patología, obsesivo compulsivo, que le gusta vivir solo y, al no tener problemas de dinero, decide retirarse del mundo a leer. Es, en cierta manera, un homenaje a Cervantes y al Quijote, ya que el personaje sufre una evolución en su encierro y acaba por volverse loco.
—¿Por qué Galicia?
—Me gustaba la idea de que el personaje estuviera aislado y solo en una aldea abandonada y Galicia tiene muchas zonas despobladas. Con esta localización remarco el alcance que puede tener Internet desde cualquier sitio, por muy abandonado que esté, ya que este personaje descubre el poder de manipulación que puede tener y se va creciendo según lo experimenta.
—El mundo de los hackers y del ejército también tienen su protagonismo en Sinpiedad. ¿Cómo te asesoraste para describirlos?
—Contacté con dos hackers de la Universidad Politécnica de Valencia que me asesoraron acerca del tema. En el caso del Ejército, contacté por mail con un teniente coronel que había estado en misiones en Afganistán y me contestó muy amable a las cuestiones que le plantee, como las técnicas referidas a los protocolos de actuación en el caso de un ataque y las posibilidades que tiene un militar de reinsertarse en la sociedad una vez abandona el Ejército.
—Todos estos ingredientes encuadran a la novela en el género de “novela negra”. ¿En qué punto se encuentra en nuestro país?
—Ahora podemos hablar de una tercera generación. Los pioneros fueron Andreu Martín en Cataluña y Juan Madrid; después llegó Lorenzo Silva, Alicia Giménez Barlett, y ahora están Carlos Zanón, Rosa Rivas, Alexis Ravelo…Hay gente que escribe buena novela negra, igual de bien que en otros países. De hecho, he conocido en el festival Valencia Negra a expertos de otros países que se han interesado mucho por nuestros autores.
—Precisamente el festival Valencia Negra, del que eres director, es uno de tus principales proyectos profesionales.
—Sí, es como un niño que se ha hecho adolescente a punto de cumplir la mayoría de edad. Son cinco ediciones, y estamos muy orgullosos de haber conseguido ser un referente cultural para la ciudad, pues somos el certamen literario más potente de la Comunidad Valenciana. Los autores lo valoran mucho, con un programa extenso y muy variado de actividades, y hemos conseguido un incremento importante de público y mucha presencia en medios. Invitamos a todos a participar del 5 al 14 de mayo en todas las actividades que hemos organizado.
Desde principios de marzo podemos encontrar Sinpiedad en las principales librerías de España.
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