La Academia Sueca ha concedido el premio Nobel de Literatura a la poetisa norteamericana Lousie Glück.
He sentido unas punzadas en mis pupilas al notar cómo se dilataban al contacto con esa belleza serena, que emana de las palabras sencillas y tan llenas de lirismo de esta poetisa de la contemplación.
He notado dolor en mis pestañas pegadas a mis ojos, al no querer abrirse a un mundo tan lleno de renuncias, cismas y amores infinitamente amargos que dejan su lastre.
Mi piel se ha erizado al entrar en contacto con esa voz poética de austera pureza, que va liberándose de su yo más íntimo, que es ante todo la luz que fluye de su interior y que va iluminando por completo la oscuridad que se pone a su alcance.
Porque los versos de Louise Glück son como pájaros parados en la veleta del viento a la espera del momento idóneo para alzar el vuelo.
Confesión
Mentiría si digo que no tengo miedo.
Le temo a la enfermedad, a la humillación.
Como todo el mundo tengo mis sueños.
Pero he aprendido a esconderlos,
a cuidarme a mí misma
de la plenitud: cualquier felicidad.
Trae a las Furias del destino.
Son hermanas, salvajes.
No poseen ningún tipo de emoción,
sólo envidia.
Para ella, la vida está representada por símbolos que la llevan a la revelación de ese universo poético caracterizado por la sencillez de las cosas más pequeñas e insignificantes, en las que la poetisa se refugia para sobrevivir a ese mundo brutal y despiadado en el que se siente indefensa.
La existencia sólo se justifica cuando propicia la ocasión para seguir eligiendo algo verdadero, y Gloück descubre lo auténtico en el recogimiento y el silencio, porque ella como nadie sabe interpretar los signos fabulosos del atardecer, rescatándolos de las divagaciones excesivas, y apenas sin palabras llegar a la Palabra.
La poetisa norteamericana quiere que sus poemas sean como un oasis o una escalera, por donde acceder a la vida de exaltación de la naturaleza por medio de un lenguaje sencillo y muy natural y lo consigue plenamente.
Nieve de primavera
Mira el cielo nocturno
en mí poseo dos personas, dos clases de poder.
Estoy aquí contigo, en la ventana,
observando tu reacción. Ayer
la luna se alzó sobre la tierra mojada del jardín.
Hoy la tierra brilla igual que la luna,
como materia muerta, encostrada de luz.
Ahora puedes ya cerrar los ojos
Así, encontramos en sus poemas un canto desnudo de artificio, con ese resplandor que sólo contiene la palabra cuando se convierte en la esencia pura del pensamiento.
Con una voz que se alza para descubrirnos el auténtico valor de las emociones, y con un tono en apariencia ligero nos sabe hablar directamente de los grandes temas eternos.
Ya que es una poetisa que reivindica a los grandes poetas grecolatinos, así por sus versos desfilan toques horacianos con ese “Beatus ille”, que ella desarrolla magistralmente ensalzando la vida sencilla del campo o la serenidad que emana de un jardín.
Todos los poemas son retroalimentados por ella, sabiendo cruzar perfectamente el límite del tiempo para hacerlos resurgir en toda su belleza.
Puesta de sol
En el mismo instante en que se pone el sol,
un granjero quema hojas secas.
No es nada, este fuego.
Es cosa pequeña, controlada,
como una familia gobernada por un dictador.
Aun así, cuando arde, el granjero desaparece,
es invisible desde el camino.
Louise Glück ha sabido encender de nuevo el fuego de los temas clásicos como la infancia, la vida familiar, el paso del tiempo y la muerte.
Es en estos temas inmortales, donde ella ha sabido dar una nueva luz que se dibuja atravesando la oscuridad y que repetirá hasta el infinito en sus ansias de fuga hasta llegar a esa enorme metáfora en la que se cristalizan todos sus sueños.
El iris salvaje
Al final de mi sufrimiento
había una puerta.
Escúchame bien: aquello que llamas
muerte lo recuerdo.
Sobre mí, ruidos, ramas de un pino
moviéndose.
Luego nada. El débil sol
parpadeaba sobre la superficie seca.
Es terrible sobrevivir
como conciencia
enterrada en la oscura tierra.
Es muy alentador que este año se conceda el Nobel de Literatura a la poesía, que es un género que no suele ser tan comercial como las novelas y best sellers, que alcanzan millones de ventas.
Lo que demuestra, que la poesía, aunque no sea un género comercial, sí es vital y muy necesario.
Sobre todo, en estos momentos en los que la pandemia y la crisis económica mundial nos tiene sumidos en la incertidumbre y el dolor.
Por lo que es muy gratificante que la Academia Sueca haya tenido la sensibilidad y el acierto de conceder el preciado premio a esta poetisa de las cosas sencillas y trasparentes, que con su mirada limpia nos ha descubierto un mundo hermoso y auténtico: el de los verdaderos sentimientos.
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He leído tu artículo con estilo poético dedicado a Louise, y está en la línea de tu expresividad poética mística. Sin duda alguna este Premio Nobel da un espaldarazo a la poesía la hermana huérfana de la literatura. Las poetas de Nueva York están de enhorabuena porque a otra poeta Anne Carson le han dado el Premio Princesa de Asturias de las Letras de este año, aunque es canadiense vivi en N.Y.
Muchas gracias Ramón por tu comentario, efectivamente ha sido una gran noticia ese espaldarazo por parte de la Academia Sueca a la poesía, al igual que el Premio Princesa de Asturias.
Para quienes escribimos poesía es un motivo de orgullo este reconocimiento!!
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Gracias por tus palabras y sus palabras. Gracias por este homenaje a la Poesía