Como uno más de los grandes fastos programados para 2025 conmemorativos de la muerte de Franco (“50 años de libertad y democracia”, ejem…), el secretario de estado de Memoria Democrática del Gobierno de España repartió el pasado lunes 9 de junio veinte premios a otros tantos periodistas que se habían distinguido hace 50 años en la defensa de las libertades, contribuyendo a enaltecer la profesión de periodista. El acontecimiento me ha sonado a mí como si fuera una ‘pedrea’ con retraso de los Premios Nacionales de Periodismo, de cuya desaparición en 1985 hace justamente ahora 40 años. Convengamos en que si el estado, so capa de la memoria democrática, te concede un premio, lo que te está dando es un Premio Nacional.
Es natural el alborozo que han manifestado los veinte agraciados, a los que yo felicito, porque todos cumplen con ese requisito de haber defendido las libertades y enaltecido el periodismo, como sin duda cumplen otros doscientos, trescientos, quizá incluso mil periodistas que ejercieron en los tiempos oscuros y en los esclarecidos. (Aquí en Alicante tenemos ejemplos preclaros, y el miércoles pasado tuvimos ocasión de escuchar y homenajear a José María Perea, indiscutiblemente uno de ellos). Lo que yo deploro es que una organización de periodistas independientes como se diría que es la Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación Diario Madrid, coorganizadores del festejo, se presten a servir de muleta del gobierno, agobiado por dar contenido como sea al programa de actos del “Año Franco”, máxime cuando este gobierno se está distinguiendo por infamar a la profesión periodística, en especial al sector de la misma que resiste como puede las presiones del poder, cincuenta años después de que creyéramos que esos comportamientos del poder se habían terminado para siempre. Pues no.
Igualmente triste me parece que la FAPE haya formado parte del “comité de expertos” (empieza a ser una plaga la proliferación de comités de expertos para justificar todo) que ha designado a los premiados, y que haya dejado pasar la oportunidad de dejar constancia en algún rincón de su órgano oficial, su página web, de que fueron cientos, o miles, los periodistas que en las postrimerías del régimen de Franco y hasta la consolidación de la democracia ejercieron su desobediencia al poder. Algo que —ya lo he señalado— ha seguido y sigue sucediendo en democracia, donde medios y periodistas afrontan riesgos económicos y profesionales (la cárcel afortunadamente ya no) cuando mantienen posiciones críticas contra los gobiernos de turno, sean de ámbito nacional, regional o local.
Y algo de mala conciencia debe de haber en la FAPE con el asunto, pues pese a haberse involucrado integrando el comité de expertos no se ha publicado en su web referencia alguna al “solemne” acto de entrega de estos grandes premios a los veinte homenajeados. Curioso es igualmente que la página web de la Asociación de la Prensa de Madrid, que se considera como el órgano de referencia en asuntos de periodismo, tampoco ha dedicado una sola línea a dar cuenta del pandemónium antifranquista convocado por el gobierno 50 años después de la muerte del dictador, siendo como son todos, menos dos, asociados en Madrid.
Porque esa es otra cuestión. Tal parece que los luchadores por la libertad de expresión se concentraban en la capital de España, a la vista de que 18 de los 20 premios han caído en Madrid, uno en Andalucía y otro en Barcelona. De los 18 madrileños, ¡ONCE! —se dice pronto— han resultado premiados en el perímetro PRISA/El País, que tiene fama, digo fama, no lo afirmo yo, de ser el medio gubernamental del socialismo: (“¿De quién depende el fiscal?, Pues eso”. ¿De quién dependen los premios? Pues eso). Me malicio que al nuevo director del medio le haya podido parecer sonrojante esta catarata de premios a sus antiguos compañeros, pues ha publicado la noticia en cinco líneas, sin mencionar uno solo de los nombres de los periodistas que fueron de su redacción, y oculta dichas cinco líneas dentro de un texto referido a otro festival de premios del Año Franco que otro ministerio, el de Exteriores, ha dado a diplomáticos antifranquistas. No soy el único, no, al que este espectáculo le ha producido alipori.
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Excelente tu crítica, Luis. Me sumo a tus claras palabras contra un ‘acontecimiento’ antifranquista que rezuma el peor franquismo. Un cordial saludo.
Muchas gracias, Ramón.