Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Lo de Torre Pacheco desde Torre Pacheco

Reunión del alcalde de Torre Pacheco, Pedro Ángel Roca, para seguir los acontecimientos en su municipio (Fuente: Ayuntamiento de Torre Pacheco).

Me encuentro cada vez más lejos de evitar los temas de candente actualidad como ha sido mi intención declarada. Pero es que las circunstancias no me dejan. Hace ya más de un año, y por temas profesionales que me afectan directamente, publicamos en este mismo medio un artículo sobre el desgraciado incendio de Valencia. Ahora, y por razones geográficas, les tengo que hablar sobre Torre Pacheco, de involuntaria actualidad desde hace demasiados días. 

Para que entren en contexto, cuando llegué a esta bendita tierra, con quince años, no había, en el que iba a ser mi lugar de residencia, institutos de enseñanza media. Me dieron varias opciones, entre ellas Cartagena, Torrevieja y Torre Pacheco. La poca gente que empezaba a conocer iba a Torre Pacheco por lo que allí completé los últimos cursos del Bachillerato. Obviamente acabas conociendo a la mayoría de la gente de tu edad, año arriba, año abajo. Años más tarde, ya con responsabilidades en una empresa en marcha y ante la imposibilidad de encontrar terrenos o naves adecuados en nuestro municipio, surgió una oportunidad interesante junto a la autovía que va a Murcia que, cómo no, resultó ser una pedanía de Torre Pacheco. Para rematar tanta relación «pachequera» resulta que mi nieto va a un colegio de Torre Pacheco con el que estamos encantados. 

Son muchos, como ven, los avatares de mi vida no programados, ni buscados los que me acaban llevando a esta villa. Y todos han sido extraordinariamente positivos. Llegar de adolescente a un sitio completamente nuevo podría haber sido delicado si no fuera por la acogida y hospitalidad infinita con la que me obsequiaron sus gentes.

 Las «moderneces» tecnológicas, a las que no somos ajenos del todo los que ya estamos más en el ámbito de las «firmes realidades» que en el de las «jóvenes promesas», hacen que mantengamos un grupo de WhatsApp con los antiguos alumnos y siempre compañeros. Un grupo animado con un excelente ambiente. Así que, dado que yo no estoy en el día a día, y me llegaban versiones de todo tipo de los altercados de las últimos fechas, les lancé la pregunta:

Hubo pocas respuestas por escrito, pero hablé con bastantes de ellos.

Curiosamente, no pocos lo estaban siguiendo por los medios de comunicación. Torre Pacheco no es un pueblucho (ojo que me encantan los «puebluchos»). Pero es que allí viven más de 40 000 criaturas más otros muchos que trabajamos en su extenso término municipal, siendo el sexto municipio de la Región de Murcia por número de habitantes y la «movida» está muy concentrada en uno de sus barrios. Otros compañeros sí que me han contado cosas, con bastante calma por cierto, y nada que ver con el lío que se ha montado por lo que, al fin y al cabo, es una agresión de un par de malnacidos. 

Sí hubo un compañero que se tomó la molestia (y no es de los más participativos) de escribir por WhatsApp en el «chat» del grupo una reflexión más profunda y, en mi opinión, perfectamente estructurada sobre lo que estaba aconteciendo por allí y pienso que es más significativa que la de cualquier otra persona que vaya a contar «lo que ve»(o lo que sea más llamativo para su medio, no lo podemos saber) y por supuesto que la mía que, como verán más adelante, coindice en lo fundamental.

Se lo voy a transcribir literalmente. Se trata de mi compañero Diego García Cobacho que, además de ser letrado, ha tenido alguna responsabilidad en gobiernos municipales de Torre Pacheco y se nota por el contenido del mensaje. Por supuesto, le he pedido permiso para hacerlo y recuerden que es un mensaje de WhatsApp en un chat de antiguos alumnos de un instituto (en aquellos tiempos el único) de Torre Pacheco. Es demasiado largo para capturar en una pantalla.

"Yo creo que la culpa de todo esto es de dos grupos de indeseables, que están en plano de igualdad: por un lado, los camorristas de extrema derecha, que deben ser identificados y detenidos, porque lo que está circulando por redes sociales es suficiente para imputar delitos de odio y adoptar medidas cautelares, creo yo. Y, por otro lado, los delincuentes multirreincidentes de origen magrebí (que se aprovechan de la laxitud de la legislación española), que son los mismos que tiran piedras contra la policía... Tal vez es lo que ha pretendido decir Pedro Ángel Roca(*), pero con demasiada torpeza (aunque sea torpe, en momentos como éstos tenemos que tener claro que los enemigos son otros).

En cualquier caso, no es inteligente negar la evidencia:  es muy alto el número de los autores de delitos dolosos que son de origen magrebí en esta zona (juzgados de San Javier, Murcia, Cartagena...). Basta con pasar una mañana en los juzgados para verlo. Y la multirreincidencia de muchos de ellos es alarmante. Los mismos pachequeros de origen magrebí que, honrados y trabajadores, se quejan de esto porque son los primeros en sufrirlos. Habría que hacer un estudio de este tema en profundidad, sin que se acuse a priori de "racista". Porque de lo que se trata es de separar el grano de la paja. Los primeros perjudicados por los delincuentes de origen magrebí multirreincidentes son los cientos de pachequeros honrados y trabajadores de origen magrebí. La solución no es exclusivamente punitiva, pero habría que modificar el artículo 89 del Código Penal y el artículo 57 de la Ley de Extranjería, para que se pueda expulsar a los delincuentes multirreincidentes, tengan o no permiso de larga duración. Y también habría que dotar a los centros educativos como el del barrio de San Antonio, con muchos más medios. Se dice que el porcentaje de alumnos de origen magrebí en ese centro supera el 90 %. Con esos porcentajes la ratio de alumnos por profesor debe ser muy inferior a la media, porque las dificultades de los profesores para hacer su trabajo son mucho mayores. ¿Se puede hacer algo desde la política? Debemos creer que sí".

 (*) Pedro Ángel Roca es el alcalde de Torre Pacheco.

Como saben, los días sucesivos se convocaron manifestaciones ciudadanas en repulsa a la agresión. Y le faltó tiempo al representante de Vox en Murcia, Sr. Antelo, para acercarse al lugar con una soflama tan inoportuna como innecesaria. Y debo decir que, por motivos profesionales, he coincidido en alguna ocasión con Antelo (cuando era vicepresidente de la Región de Murcia) y me chocó la sensatez de sus discursos. Cierto que era en ámbito empresarial.

Pero VOX, que está demostrando ser más cavernícola de lo que ya pensaba, ha olido sangre. Es muy fácil hacer demagogia con estos temas. Cuando oí la intervención del otro día pensé que se iba a montar. La ultraderecha (la de verdad), aunque muy minoritaria, existe. Y de entre ellos hay mucha gente que le gusta más la bronca que «a un tonto un lápiz» y van al choque como las moscas a la miel. Esté donde esté y casi con independencia del asunto.

Me gustaría una superconcentración de «españoles» para demostrar que no sobra nadie que venga a buscar una vida mejor. También me gustaría un diálogo entre los partidos que nos esquilman para que, ya que lo hacen, se ganen algo de lo que nos extraen. Está claro que muchas de las leyes son estúpidas. Y que, con las que hay, vamos con paso firme al desastre en no mucho tiempo.  Casi (o todas) las medidas que propone Vox son imposibles, ilegales o las dos cosas.

Está claro que no se puede acoger a todo el mundo porque son potencialmente unos 1000 millones de criaturas las que podrían intentarlo… y motivos tienen. Pero estudiar soluciones, que nunca serán perfectas, que contemplen las necesidades del país, las cuestiones humanitarias, la necesaria integración (se debe aceptar la cultura y usos de quién te acoge) para que los locales concernidos no se sientan agredidos, invadidos o intimidados. No sé qué habría que hacer, pero seguro que se pueden hacer cosas. Y estoy seguro de que no es fácil porque no creo en soluciones fáciles para temas complejos.

Despliegue de la Policía Local en Torre Pacheco (Fuente: Ayuntamiento de Torre Pacheco).

No pienso que sea una cuestión ideológica. Los que expulsarían a cualquiera que no sea «pata negra» seguro que tienen a algún colombiano (entrañables los que conozco), ecuatoriana o argelina cuidando a sus mayores. Tampoco he visto a ninguno de los del «Wellcome Refugees» ofreciendo sus casas a los refugiados a los que tan afectuosa y públicamente (en privado sospecho que no) les dan la bienvenida, y me consta que algunos de ellos, sitio también tienen.

Son posicionamientos de interés electoral y de candidez cósmica, sospecho que impostada, porque no atisbo esa candidez en otros temas. Que la diversidad, con los problemas que conlleva muchas veces, la soporte el otro, no tiene mérito. Desplazarte a un barrio con problemas a soliviantar ánimos, de uno y otro bando, para después irte a dormir a tu chalet o a tu ático de excelente ubicación no soluciona los problemas de los que lo padecen. Los agravan.

Torre Pacheco ha sido utilizado, aprovechando una acción de gamberrismo cruel y despiadada, para dirimir otras «batallas». Claro que hay barrios marginales donde se trapichea (como en todos lados) y zonas que se van convirtiendo en «guetos» y que profundizarán en ello si no se hace nada (como en todos lados). Y que la delincuencia está aumentando, siendo su incidencia mayor en ciertos colectivos como decía Diego (como en todos lados). Miren si no lo que está pasando en Dinamarca… y cómo lo están ventilando.

Sí me gustaría destacar la «tibia» dotación de las fuerzas de seguridad movilizadas. Sobre bronca anunciada y segura, parece que mandemos nuestros policías a que los apaleen para ensalzar la necesidad de ésta u otra medida en función de intereses espurios. Y con un poco de suerte, se extiende la bronca a otros lugares. Los unos, más motivos para desbarrar. Los otros, «protegiéndonos» de la ultraderecha montaraz y, de paso, se habla de otras cosas que, últimamente, siempre «llueve» del mismo lado. Víctimas los policías, víctimas los vecinos, víctimas los inmigrantes, víctima al fin y al cabo Torre Pacheco, que merece la mejor fama del mundo y no la porquería que todo esto les está echando encima.

En Torre Pacheco no pasa nada distinto que en el resto de los lugares donde reside un porcentaje importante de inmigrantes. En Torre Pacheco, un par de indeseables han agredido brutalmente a un vecino que paseaba por su pueblo. Que no es poco, pero no es más. Eso es lo que ha pasado. Del resto tendrán que responder los que han montado el «pollo» y los que no lo han cortado drásticamente porque, al fin y al cabo, en ningún caso han sido más de unas decenas de camorristas por bando. Eso no da para tanto telediario. Mucho ruido, pocas nueces.

Dejo, para acabar, mi respuesta al mensaje de Diego García:

Juan José Martínez Valero

Nacido y criado en Melilla y afincado en San Pedro del Pinatar (Murcia) desde los 15 años. Dejé los estudios para desarrollar la empresa familiar de la que todavía vivimos. Muy aficionado desde siempre a temas científicos y de actualidad.

3 Comments

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  • Juan José, tú y tu amigo Diego decís cosas muy sensatas, pero hay demasiados insensatos en puestos de enorme responsabilidad. Es preciso invertir más en Educación, como apuntas, pues es la más necesaria de las medidas para la integración. Y si no integramos (no lo estamos haciendo) estamos perdidos. Un saludo cordial.

    • Gracias, Ramón. soy bastante pesimista con respecto a la integración. Especialmente cuando hay asunto de religión por medio y, particularmente por el Islam. Ni hay, en general, voluntad e integración entre los que llegan y tampoco nuestras estructuras, ni educativas ni sociales, están dirigidas a esa integración. Pero no es fácil. Suecia, Dinamarca, Francia, etc. están teniendo enormes problemas. Se empiezan a implementar medidas de «mano dura». Ya veremos. Gracias por el comentario. Juanjo.

      • Negro futuro sin pactos entre PSOE y PP en España, unos partidos aliados en Europa y enemigos mortales aquí. ¿Quién entiende esto? Tenemos unos políticos enanos mentales. Una verdadera desgracia. Mira lo que decía Ortega y Gasset (lo recuerda Manolo Mira en su artículo de esta semana) sobre los inicios de la II República, por cuyo advenimiento luchó: «No es esto; no es esto». Saludo cordial.