Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

La era del miedo

Templo de Delfos (P. Picatoste).

Repugnante, inaceptable, demasiado duro. Me llegan vídeos insoportables de niños masacrados, solos, hambrientos, desolados. Manipulación y también repugnante uso del dolor y el horror para la propaganda y la táctica política. Nos toman por idiotas y, seguramente y en estadística general, lo somos, y mucho. Los expertos en todo nos sueltan que es normal que el mundo esté en crisis total con «nosécuantas» guerras activas y con cambios que arrastran calamidades. Por lo visto la inacción es lo que hacemos perfectamente.

Parece que desde el paso al Neolítico y los albores de la Revolución Industrial es ahora cuando la tecnología y la conquista del espacio (¿para qué?) abre una nueva era y esto justifica todo el espanto que estamos viviendo. No es porque seamos unos comodones apalancados, es porque toca. Debe ser que seguimos tan brutos como los cavernícolas que fuimos y tan ingenuos como aquéllos que aseguraban que a más de 30 km/h el cerebro se nos desintegraría y que la caca caballuna llegaría al segundo piso de las casas en las ciudades. Somos incapaces de ver lo que tenemos delante y de sacar lo positivo que ese futuro puede ofrecer, incapaces de solucionar cualquier problema porque nadie tiene la fuerza suficiente para imponerse a las bravas sin que otro toque el botón de «todos a la mierda». Solo sabemos imponer por la fuerza. La capacidad de autodestruirnos nos ha sumido en el verdadero y más terrible jinete del apocalipsis: el puto miedo.

Es el miedo el que dirige gran parte de nuestra vida, el que nos hace hacer, decir, actuar y tragar. Y tenemos tanto miedo a tantas cosas que contemplar el abismo nos ata, nos capa; en realidad no nos permite ser nosotros mismos. El miedo tiene tantas facetas que deja en pañales a la verdad, a la valentía, al honor… Impide las soluciones evidentes y lleva a un declive intelectual que deja abiertas las puertas por donde se cuelan las peores ideas, por donde todo lo que nos suene a verdades que entendemos sin pensar se convierten en realidades absolutas y sirven de escaleras para que trepen otros listos para seguir manipulándonos a sus anchas. Esa técnica, tan antigua como efectiva, de decirnos lo que queremos oír.

«No hay líderes, hay políticos», decía esta semana en Alicante Lancy Dodem de la Fundación Vicente Ferrer en esta jornada de la escuela del voluntariado que María Parra y Ginés Llorca y su equipo, Tomás, Natalia o Ana organizan trayendo importantes voces que analizan el voluntariado y, por tanto, una de las pocas cosas positivas que podemos hacer en este mundo. La voz de la activista afgana Nadia Ghulam nos dejó impactados con el tremendo asunto de la situación de la mujer en su país. Esto sí que lo calificaría como un genocidio, encima medio oculto y sin telediarios abriendo con ello y sin la ONU reuniéndose, sin Trump dedicando algunas llamadas telefónicas a ello y, lo peor, sin enterarnos de lo que pasa. Les dejo solo una perla: «en el pasado terremoto de Afganistán los rescatistas no salvaron ni liberaron a ninguna mujer de entre los escombros porque a la mujer no se la puede tocar». Sin comentarios. HDLGP. Haciendo amigos.

Miedo o vivir sin miedo. Imaginen un mundo donde puedas ir al banco a soltarles que los ladrones no roban los bancos sino que los crean, donde puedas decir a tu jefe o empleado que no tenga tanta cara dura. Donde puedas plantarte delante de ese memo que te desprecia y putea y ponerle claro que no sabe ni dónde tiene el colgajo, plantarte delante del falso amigo o familiar desagradecido y cantarle las verdades del barquero, o escribir desde la absoluta libertad y contar cómo es el dispendio y la inutilidad y soberbia de gran parte de las administraciones y del poder en general; decirte a ti mismo que estás equivocado en muchas o en todas las cosas; exponer que la inmensa mayoría somos y actuamos como grandes estúpidos y que existe la inteligencia, la cultura y la verdadera amistad y que el amor debería guiar nuestra vida y no la ambición y la competencia. Mejor vivir con miedo, así al menos no estamos solos… por fuera.

«Podemos perdonar a un niño que tiene miedo a la oscuridad. La verdadera tragedia de la vida es cuando los hombres tienen miedo a la luz».
Platón.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

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  • Qué complicado alcanzar la libertad, para mí «Poder hacer lo que sabes que debes hacer» que considero es el privilegio de la valentía de quienes se arriesgan a ser independientes y ecuánimes, desde la humanidad y la generosidad, siempre en sus acciones…
    Gracias por azuzarme hacia la reflexión que es compartir soluciones… Abrazo humano. Pedro