Abrir un digital al comienzo del lunes debe ser un rito placentero; una transición suave y amable del ralentí dominical a la vorágine del martes que todo lo consume y que te aliena. Esta lectura que yo imagino infusiona el café mañanero, y el regusto final en el ánimo ha de ser equilibrado en sosiego, consciencia y energía. A la vista está que los rotativos ponen mucho empeño en que así sea, pues se convierten en gaceta de los deportes por un día, rellenando de a poco con temas sociales de perfil bajo, con internacionales idóneos para cualquier fecha, y con alguna inevitable nueva de la política.
¡Uf!… Y aquí se empieza a torcer la mañana… Y la semana. Es mentar el brujuleo, la falta de escrúpulos de ciertos mal llamados gobernantes —para merecer el honor del vocablo habrían de acreditar auctoritas y no solo la desnortada potestas que exhiben la mayoría— su ineptitud en términos meritocráticos, el continuo e intolerable vapuleo a la independencia judicial, y un sinfín de perversiones más de una democracia que debería ser axiológica y hoy en día es lo contrario… Que todo el buen talante con que afronto el lunes se me viene abajo.
Pero, devota del estoicismo como soy, de tripas hago corazón y sigo adelante con los faroles, aferrándome al idealismo para convencer a mis alumnos de que el fiscal general del Estado es el máximo defensor de la legalidad, y la independencia judicial es una garantía constitucional frente a todos por cuyo cumplimiento tiene que velar la propia Fiscalía.
Visto así, cualquiera podría concluir con que me guían el mindfulness y lo tantra. Pues no; soy más de decencia, valentía, honor, generosidad, esfuerzo… términos todos ellos mucho menos exóticos, que no por más antiguos deben ser menos actuales; y ya se sabe, lo exótico es sinónimo de extraño, y esto último de desconocido y, tratándose de estas lides, yo me quedo con que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y me trago el desafío que su sola pronunciación conlleva; nobleza obliga.
Sin embargo, este lunes es especial y nada ha de ensombrecerlo. Mi perseguida alegría estoica cobra más realidad que nunca, se desmelena y descontrola y me llama a disfrutar plenamente de la vida; en lo personal, por ser fecha muy feliz —el concernido se identificará—, y, en lo comunitario, porque hoy comienza la explosión de magia y sueños que son las Hogueras de San Juan. ¡Disfruten en esta semana de Alicante, que ya está guapa, guapa, guapa!
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Gracias, Isabel, porque nos regalas un delicioso desayuno ‘lunético’ (del lunes y de Hoja del Lunes) para iniciar con energía positiva unas fechas, para muchos, reconfortantes. Un saludo cordial.
Muchas gracias por tu comentario Ramón. Saludos cordiales
Gracias por tu estoicismo mañanero, que espero perdure el resto del tiempo. Lo comparto. No tanto las desquiciadas Hogueras, transformadas en Barracas de San Juan, que desoye el precepto, confundiendo fiesta con alboroto y haciendo trizas el respeto a la normativa sobre contaminación acústica. Aún así, como dices, disfrutemos de la vida.
Muchas gracias por tu comentario Francisco. Tu lo has dicho, estoicismo; verle el lado positivo a los que casi no lo tiene. En un próximo encuentro de lunes en mis «Churras… y merinas» verás cómo te doy toda la razón en cuanto al ruido y la convivencia en esta nuestra ciudad. Un saludo cordial.