Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

El relato

Imagen generada con ChatGPT.

A principios del siglo XX anunciaba Ramón de Campoamor la que se nos iba a venir: «En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira». Más poéticamente no se puede hablar del relato, de los populismos y de la desaparición de la verdad. Hacer calar la mentira en la mente del callado contribuyente ha sido la obsesión de los gobernantes desde Jerjes y Ramsés II, que edificaron templos para demostrar que habían ganado batallas sin haber pasado del empate. En época de populismos y polarización, la verdad es incómoda y resulta fácil de esquivar con la verdad alternativa.

Las cosas no son como son, sino como queremos que sean. Franco no era un dictador sanguinario sino un venerable abuelito que construyó pantanos y puso las bases del milagro económico. Mazón trabajaba laboriosamente en su despacho el día de la dana para no agobiar a los que tomaban las decisiones.  Sánchez gobierna con quien gobierna porque comparte, en beneficio de España, las ideologías de sus socios, no es que no tenga más remedio. La Diputación de Alicante no es que sea un felpudo con el gobierno de la Generalitat, es que todas sus reivindicaciones han sido asumidas por Valencia. Y así.

El caso es que muchos periodistas no cuestionan los relatos o, mejor dicho, son sus empresas las que no los cuestionan siempre y cuando coincidan con sus intereses. La máquina de la verdad es, en esta época, un instrumento tan obsoleto como el encriptador Enigma de la II Guerra Mundial. Llámenme ingenuo, pero creo que la verdad nos hace más falta que nunca y que difícilmente podremos capear las convulsas aguas sin aferrarnos a una realidad sólida. Seguramente estaré equivocado y me dirán que la gente oye lo que quiere oír y que me deje de tonterías estéticas. Puede ser, pero me pilla mayor para renunciar a lo que me enseñaron mis mayores de esta profesión.

Romper los relatos debería ser justamente el lema que figurase, bien grande, en los frontispicios de todos los medios de comunicación. Los periodistas tenemos más información que el común de los mortales y un sexto sentido para detectar cuándo pretenden engañarnos; por eso nuestra responsabilidad debería ser negarnos a ser utilizados y desenmascarar a los desahogados en beneficio del público. Es un bonito objetivo para una profesión tan dura y tan acorralada por unos y por otros. Y justamente esa ética es la que nos separa de los difusores pagados de bulos y los seudo informadores que pululan por las redes sociales, a tanto la patraña.

Quien inventó la verdad alternativa sabía que la sociedad, en su conjunto, se plantea ahora mismo muy pocas preguntas. Vivir sin que te molesten con verdades incómodas, que cuestionan una visión de la vida monolítica, resulta tranquilizador. Pero para eso estamos los periodistas: para complicar la vida a los terrícolas y poner en un brete a los políticos de cualquier pelaje y condición. No es cómodo, no nos hará ganar medallas ni que nos dediquen calles, pero es lo que nos toca hacer. Como el médico que extirpa el apéndice o amputa un miembro gangrenado. No oirá aplausos, pero salvará la vida del paciente.

Posiblemente la ética de la verdad sea de la vieja escuela periodística y, no lo niego, puede que su mejor momento haya pasado, pero no me conformo con mirar mientras otros inventan. Afortunadamente hay reductos y trincheras, como los propios colegios de periodistas, para disparar al relato. Sin piedad, compañeros. A por ellos.                  

Javier Mondéjar

Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información. Columnista en la actualidad del diario Información. Durante media vida director del Gabinete de Presidencia de la Cámara de Comercio de Alicante y antes en diferentes funciones en el diario La Verdad, de Alicante y YA, de Madrid. Jefe de prensa del Mundial de Fútbol España 82. Experto en Comunicación Empresarial.

2 Comments

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  • Verdad y rigor es libertad… Casi completamente de acuerdo. Es más, la primera frase de mi colaboración en el Anuario del 2025 (en redacción) comienza con el poema ‘Las dos linternas’:
    «Que en este mundo traidor
    nada es verdad ni mentira.
    Todo es según el color
    del cristal con que se mira».
    1846 Doloras primera colección
    Ramón de Campoamor (1817-1901)
    Un abrazo
    Pedro J Bernabeu

  • Pues a ver si fuera verdad, por lo menos en un tanto por cierto razonable. El oficio periodístico está dando la imagen, posiblemente por méritos propios de lamer constantemente la «mano de su amo». Porque, por desgracia, bien por interese propios, por ideología, por seguidismo o por lo de comer todos los días, muchos demasiados tienen amo, o actúan como si lo tuvieran. Una pena. Excelente artículo.