Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Reportajes

El orden constitucional en España y en el mundo

La historia constitucional española tiene más de 200 años, un tiempo en el que han ocurrido una gran cantidad de acontecimientos históricos que influyeron recíprocamente en las distintas constituciones de España, que ni tan siquiera se hicieron con una mayoría consensuada como la actual. Su vigencia y duración fue apenas de unos meses, en algunos […]

La historia constitucional española tiene más de 200 años, un tiempo en el que han ocurrido una gran cantidad de acontecimientos históricos que influyeron recíprocamente en las distintas constituciones de España, que ni tan siquiera se hicieron con una mayoría consensuada como la actual. Su vigencia y duración fue apenas de unos meses, en algunos de los casos, y el resto de unos pocos años, y en la mayoría los ciudadanos, de acuerdo con su articulado, no eran los más beneficiados sino las clases dirigentes, la nobleza y la burguesía.

Primera página de la Constitución española de 1912.

La primera Constitución en España fue la de 1812, conocida popularmente como “la Pepa” por haberse promulgado en Cádiz, el 19 de marzo del citado año, festividad de San José, en medio de la guerra de la Independencia en la que se enfrentaron España y Francia. Anteriormente, ya hubo una “pseudoconstitución”, llamada Estatuto de Bayona, impuesta por los franceses.

Al término de la guerra, el rey Fernando VII derogó la Constitución de 1812 y hubo que esperar 20 años para que en el año 1834 los liberales, a la muerte de este funesto rey,  promulgaran otra “pseudocontistución” llamada el Estatuto Real de 1834, que apenas estuvo vigente durante 3 años. En el año 1837 se promulgó una nueva constitución basada en la de 1812 porque, al igual que aquella, ésta también tuvo el apoyo de los liberales. No duró mucho, ya que en 1845 se promulgó una nueva que estuvo vigente hasta 1856.

En ese año se redactó un nuevo texto constitucional, que finalmente no llegó a ser promulgada y se la conoce como la “Non Nata”. Ya en el año 1869 se redactó otra de carácter progresista que se promulgó tras el exilio de la reina Isabel II. Después de años de inestabilidad política, se restableció la monarquía borbónica y se promulgó la Constitución de 1876 que estuvo vigente hasta la llegada de la segunda República en 1931, en la que se volvió a promulgar un nueva que estuvo en vigor hasta que se estableció la dictadura franquista. Durante todo este periodo, España no tuvo ninguna Constitución. Fue con el advenimiento de la monarquía parlamentaria y después de un consenso entre los partidos de la época, en el que todos tuvieron que ceder en sus posiciones ideológicas, que se promulgó nuestra actual Constitución de 1978.

Ley de leyes

Primero, no me he detenido a investigar si hay alguna nación en el mundo que en el periodo de tiempo que abarca desde el año 1812 al año 1978, es decir 166 años, haya tenido 8 constituciones, incluido el Estatuto Real, como en España. Segundo, el poco consenso que se manifestaba en su elaboración, por parte de los partidos de la época, propiciaron formas de Estado (monarquías con apariencia de democráticas y dos repúblicas) y gobiernos de diferentes ideologías, que no trajeron ni paz, ni estabilidad, ni prosperidad para el pueblo español sino todo lo contrario. Hubo situaciones de lo peor que se puede presentar en el discurrir histórico de una nación. Desde tres guerras Carlistas y cuatro alzamientos también Carlistas; la imposición de un rey proveniente de Italia, Amadeo I; la Revolución Cantonal; otra revolución llamada la “Gloriosa; el asesinato a manos de pistoleros de cuatro presidentes de Gobierno, el general Prim, Antonio Cánovas, José Canalejas, Eduardo Dato y líderes políticos; la pérdida de las últimas colonias Filipinas y Cuba, en las que muchos españoles perdieron la vida; y la escisión de algunas partes de España que terminaron en un enfrentamiento entre los propios españoles, que es lo peor que le puede pasar a una nación, una guerra civil.

Estatuto real de 1834¿Estoy exagerando? Creo que no. La Constitución de todas las naciones, es la ley de leyes. Es decir, las leyes que se aprueban en los parlamentos y en los senados, emanan de esta ley máxima. Por tanto, la Constitución de una nación no es un simple texto con el que se pueda jugar. Es algo muy serio, tan serio que son los principios que regulan la convivencia entre los ciudadanos y condicionan su forma de vida personal. La permanencia de una Constitución en el tiempo, en cualquier nación, normalmente trae consigo, y esto está demostrado históricamente, periodos de paz y progreso cultural, social, económico y político.

La primera cualidad que debe tener una Constitución es que sea limpia de toda ideología para que pueda ser respetada y aceptada por cualquier pensamiento político. Por eso, en el período constituyente, quiénes la redactan son un grupo de personas con prestigio, a los que coloquialmente se les llama “los padres de la Constitución” y de diferentes ideologías que llegan a acuerdos por medio del consenso.

En muchas ocasiones, he oído a políticos, periodistas e incluso a personas cultas cuando se refieren a nuestra Constitución, llamarla “La Carta Magna”. Es cierto que históricamente se conoce a la Carta Magna inglesa, como la que podría ser la primera Constitución a nivel mundial, pero en realidad sólo fue una cédula que el rey Juan “Sin Tierra” de Inglaterra otorgó, a los nobles ingleses, el 15 de junio de 1215 en la que se comprometía a respetar sus fueros e inmunidades, a no poderlos  condenar a muerte ni a prisión, ni a la confiscación de sus bienes, mientras aquellos no fuesen juzgados por sus iguales. Por tanto no era una Constitución que amparase a todos los ciudadanos sino sólo a la nobleza. Por eso, comparar a nuestra Constitución con la Carta Magna inglesa me parece, cuanto menos, poco serio.

Constituciones del mundo

Cuando se lee una Constitución, de cualquier nación, es muy interesante fijarse detenidamente en los preámbulos porque en este inicio del texto, es donde radican frecuentemente los principios por los que se van a regir los ciudadanos de esa nación. También ocurre que, muchas veces, en lugar de principios se esconden ideologías y objetivos  que quieren conseguir sus redactores. Bastarán mostrar una serie de preámbulos de constituciones, de naciones conocidas, de las que haré algunas observaciones para demostrar estas realidades con estos ejemplos.

Constitución de los Estados Unidos de América. Preámbulo: “Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, estatuamos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América”

Independencia de EEUU y constitución de 1787

En esta introducción observamos cosas que  pueden  llamar  nuestra atención. En primer lugar, la frase “nosotros, el pueblo….. da idea que no son un grupo de ciudadanos los que se han reunido para imponerles esta constitución al resto, sino que es el propio pueblo, es decir todos, que con su voto plebiscitario la sancionarán. En segundo lugar, obsérvese que aparecen algunas palabras que aun siendo nombres comunes ortográficamente, se utiliza letra en mayúscula. Esos son los principios que van a regir a lo largo de todo el articulado que compone el texto. Es una forma de destacarlos.  En tercer lugar, aunque los  “padres” de esta constitución eran masones todos ellos, a lo  largo de todo el texto no aparece ningún principio específico de esta ideología, salvo aquellos que son comunes a todas las demás, por ejemplo la Justicia.

Constitución francesa. Preámbulo: “Francia es una República indivisible, laica, democrática y social. Asegura la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos sin distinción de origen raza o religión y respeta todas las creencias. Su organización es descentralizada”. Como se puede ver, no introduce ninguna  ideología pero sí, en cambio, varios principios.

Constitución cubana. Artículo 1: “Cuba es un estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como República unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana”. Aunque no tiene preámbulo, este artículo ya adelanta lo que va a ser y continúa siendo Cuba. Lo primero que vemos es que determina el tipo de Estado, socialista, es decir, un estado con ideología marxista en el mejor de los casos, o leninista o estalinista en el peor de ellos.

Una ideología que, como sabemos, por lo que ha sucedido e incluso está sucediendo en otras naciones, es sectaria y lo único de lo que trata es de igualar a todos los ciudadanos pero no en el sentido de darles bienestar y respetar sus opciones políticas y la propiedad privada, sino todo lo contrario, la pobreza, la miseria, el pensamiento único y por supuesto cualquier propiedad es patrimonio del estado. Me remito a la historia del siglo XX en donde hemos visto como acabaron las naciones en donde se aplicó esta ideología: Rusia, Polonia, Hungría, Yugoslavia, Albania, la República Democrática de Alemania (Alemania Oriental), Estonia, Lituania, Letonia, Vietnam etc., y en este siglo XXI, Venezuela, Nicaragua, el Salvador, Bolivia…. Además es un estado de trabajadores con lo cual está discriminando a los que no lo son y de esta manera se tienen controlados a muchos ciudadanos que les pueden ser incómodos, como por ejemplo los intelectuales, los cultos, los que piensan diferente etc., Por supuesto que todo lo que sigue a continuación, es un camuflaje de lo que realmente es esta nación en la que se ve, sin lugar a dudas, el maniqueísmo y la demagogia de sus gobernantes. No existen ni la libertad política, ni la justicia social, ni el bienestar. De haber sido así, no hubiesen salido para el exilio desde el año 1990 en el que se les permitió salir de su país, 1.213.418 cubanos censados en Miami, según la publicación Miami Review. Una cantidad muy importante si se compara con el censo de ciudadanos que viven en Cuba, que en el año 2016 era de 11.379.111. Y para que recordar  lo que está pasando en Venezuela actualmente.

Manuel Fraga Iribarne, Gregorio Peces-Barba, Jordi Solé Tura, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Gabriel Cisneros, José Pedro Pérez-Llorca y Miquel Roca i Junyent son los padres de la constitución española de 1978.Nuestra Constitución de 1978. Preámbulo: “La nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de…”. A continuación vienen una serie de  propuestas que de una manera resumida son las siguientes: “Garantiza la convivencia democrática. Consolida un Estado de Derecho. Protege a todos los españoles y pueblos de España. Promueve el progreso de la cultura y la economía.- Establece una sociedad democrática avanzada. Colabora por medio de relaciones pacíficas con el resto de pueblos de la Tierra”.

Si algún comentario tengo que hacer sobre nuestra actual Constitución es el siguiente: basta comparar su preámbulo con el artículo 1 de la cubana y sacar fácilmente las conclusiones.

Para terminar, nuestra Constitución es una firme garantía de nuestra convivencia para el entendimiento entre todos los españoles, incrementar la cultura, la misma aplicación de la justicia a todos los ciudadanos, el progreso de nuestra economía y, sobre todo, la convivencia en paz. No son tiempos de remover las aguas y cambiarla porque no son los más idóneos y porque tampoco es necesario hacerlo. Si acaso, modificarla o añadirle nuevos artículos que la actualicen y la modernicen. Creo sinceramente que nuestros “padres constitucionales”, hicieron un gran trabajo para todos los españoles en su momento y para los actuales y los del futuro y si, durante cuarenta años, nos ha servido para alcanzar una madurez democrática, para ser un ejemplo internacional en cuanto a la transición a un régimen democrático y para traernos la paz y el progreso en todos los sentidos, no nos metamos en un jardín que no conocemos. Como le dijo D. Eugenio D´Ors i Rovira a un camarero, muy poco ducho en el oficio, que derramó un poco de su contenido, al abrir una botella de champán con la que quería obsequiar a sus compañeros de tertulia: “Los experimentos con gaseosa, joven”.

Joaquín Ñeco

Alférez de navío.

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