Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Cultura

El genio de Vicente Blasco Ibáñez: 155 años de su nacimiento

El genio de Vicente Blasco Ibáñez lo he compuesto para celebrar el 155 aniversario del nacimiento de Vicente Blasco Ibáñez (VBI) nacido el 29 de enero de 1867 en Valencia, y que se podía haber llamado La exagerada vida de Blasco Ibáñez; sin embargo, no se trata de una biografía al uso, sino de una serie de puntuales monográficos que resaltan el genio prodigioso del escritor valenciano, más valenciano que las fallas, el arroz o las naranjas.

Considero que los monográficos son el sistema más apropiado para profundizar en un tema determinado o de una biografía, sistema similar a las ponencias y comunicaciones que se escriben para las actas dedicadas a personajes en congresos o seminarios. El presente libro contiene 25 artículos esenciales, la nata del autor de Los cuatro jinetes del apocalipsis, y tantos otros títulos que recojo al final del libro.

Tras leer varias biografías y artículos sobre la vida y obra del escritor, periodista, político, colonizador y viajero valenciano, lo considero, además de muchas otras cualidades que no expreso, lo resumo como un GENIO, en mayúsculas sin más calificativos, por acotarlo en un solo adjetivo que lo englobe y le haga justicia, y que da título al presente libro que tienes en tus manos o en tu pantalla de ordenador. Además de genio, lo considero un hombre muy activo y de una voluntad tenaz a prueba de corte de diamantes, inquebrantable, por el número de obras escritas en aquellos años de pluma y tintero.

Retrato de Vicente Blasco Ibáñez, realizado por Ramón Palmeral.

Durante casi diez años trabajó de noche como un panadero en la redacción de su periódico El Pueblo, y como era radical, los anunciantes huían de la publicidad, esto le llevó a la ruina y lo tuvo que vender. Con suerte se libró de la muerte: por duelos, viajes de riesgo —realizó casi 20 travesías del Atlántico—, estuvo en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, sufrió fiebres tropicales, etc. Hasta morir en su cama el 28 de enero de 1928 a los 61 años (le faltó un día para cumplirlos), aunque padecía diabetes y había dejado de fumar los famosos cigarros habanos.

Blasco Ibáñez fue fundador de uno de los movimientos republicanos más importantes del primer tercio del siglo XX, fue elevado en vida a la categoría de mito y símbolo del republicanismo más progresistas. Gran novelista, periodista y político, caballero de la Legión de Honor francesa, que supo enarbolar ese atractivo para arrojar un feroz ataque contra la monarquía de Alfonso XIII, contra la Iglesia y sus ritos ancestrales, contra la Dictadura de Primo de Rivera a partir de 1923 hasta su muerte, tanto que se exilió voluntariamente a Menton (Costa Azul).

La influencia de su vida y obra contribuyó, a su vez, a la glorificación republicana de V.B.I., tras la proclamación de la Segunda República Española, para ser olvidado tras la guerra civil por el nuevo Régimen. Su obra fue dura, y a la vez su mejor novela, es exagerada en todo, está llena de amores, misterios, traiciones, detenciones, duelos a muerte, destierro, sangre, amistad, dinero y cientos de aventuras que podríamos seguir enumerando. En su tiempo fue el valenciano más famoso, aclamado y adulado.

Un empleado becario de la redacción de El Pueblo, que trabajaba gratis le contó a su biógrafo Camille Pitollet lo siguiente:

«No se acostaba hasta varias horas después de salir el sol. Su vida normal empezaba, pues, a media tarde. Al anochecer, me lo encontraba instalado en el periódico. Conviene que sepa usted que la redacción de El Pueblo es­taba situada en un antiguo edificio del siglo XVI, con un enorme salón cuyo techo alto sostenían columnas salomónicas. En aquella estancia gigan­tesca no existía calefacción, y los fogosos redacto­res temblaban dentro de ella en el invierno, a causa del frío húmedo. Blasco Ibáñez había instalado su mesa en uno de los ángulos de aquel hall. Su tra­bajo estaba acuchillado de interrupciones, obligado como se veía a recibir cada instante a los correli­gionarios que iban a consultarle solos o en grupo. Únicamente pasada ya la media noche, comenzaba a verse libre de estos visitantes entusiastas. Hasta cerca de las tres de la mañana continuaba con la labor de redacción, clasificando los telegramas de última hora…».

Camille Pitollet, 1921:51

A esto se llama trabajar como un chino por la gloria de su fama; sin embargo, de esta época acuciante, o sea, ante la necesidad de tener que escribir artículos, cuentos y novelas por entregas folletinescas, es cuando «el futuro maestro de la novela española escribe las obras imaginarias [creativas] más vigorosas de su periodo valenciano» (Pitolett 1921:50). Los primeros cuentos y novelas como Arroz y Tartana y Flor de mayo eran costumbristas valencianas, en principio folletines de El Pueblo, hasta pasar a libros. Es lo que suele ocurrir cuando escribes contra reloj para entregar un original a un premio o a una editorial, que es cuando agudizas el ingenio ante la necesidad de acabarlo. Es lo que yo llamo «escribir al borde del abismo», porque o escribes o te matas. No obstante, detrás del esfuerzo titánico está el talento y el genio del creador, sin talento no hay nada que hacer, y sin duda alguna Blasco Ibáñez lo tenía innato.

Sacrificó su vida familiar por su obra y su ego, como los grandes genios, como Pablo Picasso o Sorolla, por ejemplo. Detrás del gran hombre de letras existe una vida oculta, una segunda vida. Casado en 1891 con María Blasco del Cacho (1870-1925), tuvo cinco hijos, le sobrevivieron cuatro. Su mujer fue una verdadera heroína quien crio prácticamente sola a los hijos en Valencia, en la casa de la playa de Malvarrosa, y luego se mudaron a Madrid. Con ella se cumple el dicho que «junto a un gran hombre siempre hay una gran mujer». María Blasco del Cacho exige un estudio biográfico más profundo, existe un acercamiento por parte de su nuera Pilar Tortosa (esposa de su hijo Sigfrido), titulado Tres mujeres en la vida y obra de Vicente Blasco Ibáñez (Prometeo, Valencia, 1972). Porque cuando VBI no estaba en la cárcel, estaba en el Congreso, o escribiendo, o en Argentina, París, Estados Unidos o con su amante Elena Ortúzar en su casa de Menton en la Costa Azul con la que dio la vuelta al mundo en un crucero y se dedicó al cine.

Pienso que María debía saber la vida adúltera de su marido (a través de sus hijos o amigos), y estas divergencias matrimoniales debieron llegar al punto de ruptura, no de divorcio que no lo había, pero sí de humillación insoportable. Murió con 55 años de cáncer en Valencia, sin Vicente a su lado. Pudo haberse ido a Menton con su marido, ¿por qué no se fue? No obstante, he de hacer la observación que en los tiempos de María Blasco, las mujeres no tenían derechos, solamente obediencia al marido, se les consideraba como menores de edad, e incluso en España las mujeres no votaron hasta 1933 en la II República.

Fotografía: Vicente Blasco Ibáñez (Fuente: WikiMedia)

Blasco Ibáñez, como político creó el «blanquismo» y el estilo de su personalidad era valorado por lo que decía, pero, sobre todo, por cómo lo decía, con la fuerza de su verbo y con el aval de la coherencia. Blasco, dijeron sus panegiristas, escribía dando la cara, asumiendo las posibles respuestas de las instituciones o personas atacadas en su ideología. Su principio básico era apelar a cualquier medio propagandístico para defender al pueblo oprimido, la lucha de clases, sin importar los riesgos. Como él mismo escribió: «Si somos periodistas no es ni por industria ni por lucro, sino porque consideramos la prensa como un medio de decir la verdad, dedicando nuestros esfuerzos a combatir la injusticia, la arbitrariedad, la explotación; y a defender al débil, al desheredado, al oprimido…» (J.L.Roca, 1970: 40).

El método de trabajo de VBI era el recomendando por los franceses Émile Zola, Balzac y Víctor Hugo, como el de documentarse y escribir de lo que se conoce como cuando Blasco Ibáñez se va a Francia durante la Gran Guerra a pisar las trincheras, a hablar con los soldados, para vivir la guerra y poder escribir como un reportero de guerra: Los cuatro jinetes de Apocalipsis, su obra cumbre que le dio mucho dinero y fama. Tenía muy en cuenta la regla de la motivación, de lo que les mueve a los personajes: amor, odio, hambre y miedo, elementos típicos de la obra «blasquista». Con estos cuatro motivos escribió sus obras del ciclo valenciano, sobre la tierra, y casi siempre acaban en tragedia, hijas del naturalismo, que es hija de la realidad.

Sobre la biografía de Blasco Ibáñez se ha escrito verdaderos lagos de tinta como Josep Pla, Joan Fuster, Alfonso Cucó o Pitollet que le conocieron en vida del que dijeron que era un creador de primera magnitud «escandalosamente simpático», «un personaje fuera de serie», un proyector excepcional de Valencia y lo valenciano. ¿Pero está todo dicho?  Pienso que no se ha dicho todo de él ni de su entorno familiar. Por ello en este 155 aniversario de su nacimiento me atrevo a ampliar algunas puntualizaciones. Varios artículos los he publicado tanto en prensa impresa como digital, como en la prestigiosa revista Wall Street International Magazine.

Libro novedad: El genio de Vicente Blasco Ibáñez (Biografía en 24 artículos). Ramón Fernández Palmeral.

Disponible en Amazon en versión digital Kindle e impreso.

Ramón Palmeral

Soy escritor con más de 40 libros publicados sobre temas diversos. Socio de Honor de Espejo de Alicante, socio del Ateneo Blasco Ibáñez de Valencia, colaborador de la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela. Publico crónicas culturales y políticas con un sentido satírico desde hace más de veinte años, puesto que considero que la labor del ciudadano y de la prensa es la de fiscalizar al poder. Dirijo el portal Nuevo Impulso.net de arte, cultura y opinión. Mi correo: ramon.palmeral@gmail.com

4 Comments

Click here to post a comment

  • Enhorabuena por este magnífico libro El Genio De Vicente Blasco Ibáñez , creo que de un escritor tan inmenso siempre queda algo por descubrir!!
    Y así tú , tomando el ejemplo de Blasco Ibáñez eres también un escritor súper trabajador y siempre estas dispuesto a ir un poco más lejos en tus biografías investigando aspectos por descubrir!
    Felicidades Ramón

  • Querido tocayo: Dentro de tres días recibiré de Amazón tu libro impreso (me gusta el papel) sobre Blasco Ibáñez. Ya te comentaré lo que me sugieran tus 24 artículos. Enhorabuena por este artículo y un abrazo.