Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

El estadio que sí se hará

Estadio Rico Pérez. Fotografía de Foundling (Fuente: Wikimedia).

Es feo, es el estadio feo más bonito de España. Es feo e irregular, no hay por donde cogerlo. Es feo, irregular y desfasado. Pero es el estadio del Hércules, es el nuestro y es el mejor. Y está para reformar, o adecentar un poco. O tirar abajo y hacer uno nuevo.

También hay que decir que en Alicante tenemos un ayuntamiento del que caen cascotes, un Castillo de Santa Bárbara con riesgo de desprendimientos (del ascensor mejor ni hablamos), con basura del año que le pidas en las calles… Pues el Rico Pérez no iba a ser menos. Porque ese estadio y su situación actual es reflejo de la ciudad, no del Hércules. De la ciudad. Que está como está.

Por no liarnos mucho. El estadio HOY es de la Generalitat Valenciana. Y lo es por una razón meramente electoralista. El Hércules recibió un préstamo del IVF y se usó como aval el Rico Pérez (que Ortiz, a través de Aligestión había recomprado). Como ese préstamo no se devolvió, se ejecutó el aval; como la dación en pago, por aclararnos. Y pasó a ser propiedad de todos. ¿Y que se hace con un bien público? Se saca a subasta.

Pero dio la casualidad de que en el Ayuntamiento de Alicante gobernaba un tripartito PSOE-Compromis-Podemos IU y parte de su campaña había pasado por sacar a Ortiz del Hércules. Hasta tenían negociaciones muy avanzadas con un inversor de Singapur. O con Falagán. Pero vamos al estadio que nos dispersamos. El caso es que Echávarri pensó y dijo que quitándole el estadio al Hércules, Ortiz se tendría que ir, o serviría para que se fuese.

Y el Botànic, a través del IVF de Illueca fue a por el estadio. El objetivo marcado por Echávarri y apoyado por Bellido y Miguel Ángel Pavón era sacar a Ortiz de su SAD. Así que en las últimas horas de la subasta, cada vez que desde la sede del Hércules hacían una oferta, desde un despacho del IVF metían un euro más. Y ganaron la subasta. Jugada redonda por donde se mire. El Hércules daba por devueltos los 18 millones, la instalación no se vendió (ni se intentó), ahora vale menos que esos 18 000 000 por los que se embargó, Ortiz sigue siendo el máximo accionista y hay un contrato de alquiler bastante beneficioso para el club. Jugada redonda, genialidad política. Se estudiaría en los libros de Historia si esta ciudad pintase algo.

Pero la cosa mejora. ¿Os acordáis de lo de Ortiz comprándolo al Ayuntamiento? Pues el contrato obligaba a gastar X en reformas. Y claro, Echávarri y el tripartito afirmaban que no se había hecho. Y atrás muchas polémicas y tuits al final resultó que sí, que Ortiz sí había hecho la reforma. Hasta hay un certificado del Ayuntamiento certificando ese gasto. “El señor Enrique Ortiz sí hizo la reforma a la que obligaba el contrato de compra y sí se gastó la pasta”. Fdo.: D. Gabriel Echávarri, alcalde de Alicante. Que si yo fuese Enrique me lo ponía bien visible en mi despacho. El certificado, digo.

El caso. Que el estadio es público y el tema de estructura es responsabilidad de la Generalitat, antes de Ximo Puig, que prometió en campaña una serie de inversiones, y ahora de Mazón. Aquí hay culpa para todos que conviene recordar para cuando demagogos nos pidan el voto y nos prometan cosas como declarar BIC al Hércules o cosas así. Aunque  les da igual, como al concejal y exjugador herculano Eduardo Rodríguez entrevistado por Pedro Vera en La Ser diciendo que el PP no ha invertido y Barcala se esconde. Vamos, que se le olvida que desde su partido se inició la campaña para quedarse el estadio o nos hablaron de un Alicante Arena. Hasta mandaron a un par de albañiles a tapar grietas en plena campaña electoral. ¿El Hércules tiene que hacer cosas también? Pues sí, pero las que le marca el contrato de arrendamiento. Y no se va a gastar lo que no le toca sin la seguridad de recuperarlo.

¿Y soluciones? Pues complicadas, porque esas soluciones deben salir de la mente de políticos alicantinos, con el peligro que eso conlleva. ¿Qué puede salir mal? La solución puede pasar porque la Generalitat se gaste la pasta y reforme el estadio. O que lo saque a subasta y se lo quede el Hércules vía Enrique Ortiz. O que Ortiz se gaste el dinero, lo reforme él y luego ese gasto se le descuente de la compra futura (por él mismo o el inversor de Singapur de turno). Pero hay que hacerlo. Incluso debatir si es mejor tener estadio en propiedad o que sea público, como ocurre en Italia donde solo la Juve es propietaria de su estadio. O se puede llegar a algún apaño a la vez que se levanta la Ciudad Deportiva del Hércules. O a lo mejor es el momento de empezar a pensar en una mudanza y levantar otro estadio en otro punto de la ciudad. Espero que igual de bonítamente feo.

Al final se hará lo que diga Enrique. Si se reforma, si sigue siendo público, si vuelve a ser propiedad del Hércules, si se tira abajo o se hace un megacentro de conciertos y espectáculos, será lo que Ortiz decida. Y hay cierta prisa, que el Hércules ha hecho plantilla y equipo para ascender y como a la pelotita le de por entrar volvemos a Luceros, que también está que se cae a pedazos. Pero algo hay que hacer, que en Alicante estas cosas las vas dejando y se retrasan como la estación intermodal, el parque central, el palacio de congresos, el restaurante en plena dársena del puerto y tantas y tantas cosas.

Alacant, la millor terra del mon.

Manín Soriano

Alicantino y herculano. O al revés. Estudié Historia para cargar aviones y me encantan las dos cosas.

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