Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

¿Dimisión o trituración? Cojonudo

Catarroja tras la dana 2024. Fotografía de Manuel Pérez y Estefanía Monerri (Wikipedia).

No tengo claro qué derechos ni hasta dónde llega la exigencia de responsabilidades hacia un representante político que ya ha asumido las suyas y ha dimitido. Y no por corrupción, sino por no haber sido adivino, por no disponer del arca de Noé y por lo que algunos han interpretado —a posteriori— que hizo o dejó de hacer.

Es lamentable que gran parte de la ciudadanía y, sobre todo, una cuadrilla de «juntalíneas» haya comprado un determinado relato y, aprovechando el comprensible dolor de las víctimas primero y tergiversando las pruebas después, siga empeñada en un proyecto de trituración, en una damnatio memoriae. Pretenden demostrar que la pluma es más poderosa que la espada y advertir a quienes administran dinero público de lo que ocurre cuando no se alimenta adecuadamente a determinados medios.

Es cierto que no se acertó, que el shock fue general en todas las administraciones y que la capacidad de respuesta inmediata quedó limitada por la magnitud de la tragedia. La reina Letizia pidió a los responsables de la Generalitat que trabajaran duro en la reconstrucción y, lo reconozcan o no, lo han hecho sin descanso. No se trata de comparar quién hizo más o menos; no son matemáticas, es una cuestión de necesidad. Sinceramente, nadie puede saber qué habría ido mejor o qué habría cambiado si este hombre hubiese modificado su agenda y estado en el Cecopi desde las 13:00. Lo que sí parece evidente es que se le ha machacado, perseguido, espiado, insultado, menospreciado y vilipendiado hasta límites difíciles de soportar.

Tras dimitir —algo poco habitual en este país— continúa siendo la diana constante de voceros empeñados, unos en usar el asunto para salir del pozo electoral en el que se encuentran, y otros en exhibir el supuesto poder de sus afiladas plumas clavándolas una y otra vez en quien ya está debilitado. Nos guste o no, fue elegido por el pueblo y solo el pueblo puede quitarlo con sus votos. No quienes desprecian la democracia que dicen defender, ni quienes amenazan a su partido exigiendo su desaparición pública. Falta empatía y capacidad de ponerse en el lugar del otro. ¿Nadie ha estado nunca en el lugar equivocado en el momento inoportuno? La equivocación se paga, sí, pero también deberían pagarse la manipulación, la persecución y la mentira.

Dijo “cojonudo” cuando se le informó de la movilización de los bomberos forestales, no por los barrancos desbordados ni por lluvias torrenciales que a esa hora no existían. Todos mirábamos por las ventanas y, como tantas veces en alerta en esta tierra, ni llovía. Queramos o no, algún día volveremos a ver las cosas en su sitio; hoy todavía no es posible. Por ahora, muchos se atreven a pedir la trituración total, aprovechando que ya tienen la dimisión y que el botín mediático sigue siendo jugoso. Haciendo amigos.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

4 Comments

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  • Cuando los dioses desencadenaban calamidades naturales, aquellas tribus buscaban al chivo expiatorio.

  • Lo peor de la política y de los partidistas politizados aflora en las grandes ocasiones. Pregonan que confían en la Justicia, pero no paran en tomarse la justicia por su mano. Tu artículo, Pedro, es valiente e independiente. Y cargado de sensatez, una virtud siempre necesaria y sobre todo ante las grandes tragedias. Hay que respetar y acompañar en el dolor y exigir reparaciones. Y tener claro que justicia no es venganza. Un abrazo.

    • Totalmente de acuerdo contigo y es un síntoma de la gravedad de la situación actual que casi todas las voces digan lo mismo. Un abrazo