De libros y poetas con música

 Libro: Entre el asfalto
 Autor: Juan Antonio Urbano.
 Prólogo: María Pilar Galán.
 Obra pictórica de portada: “La Rambla”, óleo sobre lienzo, 92x73 cm, de Ramón Palmeral.
 Colección Ites. Grupo Editorial Olé Libros. 2022.
 CD de Txus Amat: “El primer día del Mundo”. 

Juan Antonio Urbano nació en la alicantina ciudad de Benissa, situada al noroeste en la provincia de Alicante, en la comarca de la Marina Alta, con su cala La Fustera y su sierra de Bernia que se abocan a sus playas mediterráneas. Es residente, desde su infancia, en la capital de la provincia, en Alicante, donde ha dedicado su vida a la enseñanza como profesor de Educación Primaria y Mestre de Valenciá.

Y Juan Antonio Urbano es también escritor y poeta. Como poeta ha alcanzado premios literarios, como los obtenidos en el certamen poético de la Comunidad Valenciana NUMEN, de Alicante (2013), y en el de poesía hispano-argentina del Real Casino de Murcia (2019). Con sus versos nos ha ido alumbrando la vida gracias a sus múltiples publicaciones poéticas que van dejando su estela, no solo en libros, sino en revistas literarias, antologías y colaboraciones: Auca, Amanecer, Numen, Repoetas, El Cantarano, Azahar, Letralia.  Dirige desde 2016, fecha en que fue creado por él mismo, el grupo poético Parnaso, del Ateneo de Alicante.

Juan Antonio Urbano, es autor de una poesía que nace de su alma noble que enlaza con sus vivencias y con sus quereres. Yo he tenido la suerte de conocerlo y, acaso, nos ha llegado a unir, porque también en la vida hay misterios sin los cuales no se debe vivir, una especie de enlace, pues concurre el hecho de que yo, oriolano por nacimiento y devoción, por la profesión de mi padre, viví hasta los 13 años en la ciudad de Denia, situada también en la Marina Alta, de la que es capital, y Juan Antonio Urbano —como ya he mencionado— nació en Benissa, situada en dicha comarca.  De alguna manera, somos como marineros, pues nos unen aquellos lugares, así como el azul del cielo y el azul del mar Mediterráneo, que sólo supo pintar para siempre el maestro mágico don Joaquín Sorolla, que evocan tantos poetas mediterráneos y que nos unirán para siempre. Me veo paseando con Juan Antonio Urbano, cerca de las tranquilas olas de la playa y escuchando el recital de sus versos, como aquel que titula Mirando al mar, donde “el barco vuelve solitario sin Teseo”.

Y Juan Antonio Urbano nos ha regalado un precioso libro: Entre el Asfalto, un poemario que, como dice la brillante escritora que le hace el prólogo de este libro, María Pilar Galán, “descubre ante nuestra mirada una imagen de la ciudad como un despiadado a la vez que fascinante marco escénico, donde transcurren nuestras vidas”.

El propio poeta, en la introducción de su poemario, nos revela su querencia de escribir y su propia esencia personal diciéndonos que “escribir es reflexionar acerca de la vida, del mundo, del ser humano, de uno mismo… e ir dibujando reposadamente con palabras que sintetizan, que matizan la vida interior del que escribe”. El autor explica que Entre el Asfalto es un conjunto de poemas dividido en cuatro partes: Reflejos de ciudad, Otra ciudad. Otras ciudades, Epitafios para una ciudad y Esencia, y añade que “éste es un poemario de ciudad y de ciudadanos, con sus luces y sus sombras y miserias y esperanza; siempre, al final, la esperanza”.

Y me permito mostrarles su poema Lloran los campos vestidos de sol:

 
Lloran los campos vestidos de sol
mientras la araña del tiempo nos muerde.
Solo quedan las lágrimas
que enterradas florecen.

 En el camino angosto de la vida
la cresta blanca es mar
que rompe con fuerza sobre la costa
y a golpes nos derriba.

La dura batalla de cada día
nos marca las trincheras,
cose nuestras heridas.
Nuestros pies sobre una tierra invisible.

 De los restos, en graves naufragios
debemos salvar solo nuestras lágrimas.
No quedan más tesoros,
y una pipa sobre una mecedora.

 Son dulces los hilos que el aire trae:
los besos desbocados,
las alas impacientes
convertidas en manos,
el susurro del viento
 y el fuego desatado.
Los espejos ventanas,
dos cuerpos y palabras… 

 Sobre mi mecedora,
lejos de las aceras,
se borran estos surcos de mi cara.
¡Duerme, ciudad callada!

Y me uno a María Pilar Galán, cuando nos dice en el prólogo que “es un poemario precioso, además de tratar un tema muy actual. Ojalá sirva de concienciación necesaria para que todos asumamos la parte de responsabilidad que nos corresponde”.

El jueves 2 de febrero de este año de 2023, como una inauguración poética de un año que esperamos mejor, y unida a un concierto musical, con el título “Poesía de Alicante y un cantautor”, se nos ha ofrecido a los que, como yo, aman la serena hermosura, un recital que califico de extraordinario, al que he podido asistir y que nos ha venido de la mano de Juan Antonio Urbano, que ha actuado a modo de presentador y recitador poético.

En el ámbito cultural de un conocido centro comercial, en Alicante, se nos ha hecho posible escuchar a los poetas Juan Antonio, con sus versos de Entre el Asfalto;  José Luis Rico, con sus versos de Enero y nómada (Poesía 1980-2013), de Editorial Olé Libros; Luis Miguel Sanmartín, con sus versos de varios de sus libros: Y ahora somos tres, Trece, Art Nouveau, Impostor, Frost (Escarcha), de varias editoriales; y José Luis Vidal, con sus versos de su poemario Flores de la Inocencia, de Editorial Olé Libros. No me puedo detener en todos ellos, pero solo diré que he quedado asombrado de todos y cada uno de los poemas que nuestros poetas alicantinos leyeron personalmente poniendo sus corazones al calor de sus versos.

Y en ese acto poético y como un colorido o aura musical, un cantautor: Txus Amat. Un cantautor, con su guitara en la mano, y un acompañamiento, Iván Mitov, con su acordeón. Me quedé con la “boca abierta”. La conjunción de unos muy grandes poetas y unos grandes versos y la música escrita y cantada por Txus Amat, de algunas de sus canciones que agrupa en un compilatorio editado en CD, bajo el título “El Primer día del Mundo”. Son inigualables.

Bueno, me tiraré un “farol”, que acaso sea una desvergüenza si lo prefieren, para decirles, que la música es parte, y parte bien grande, de mi vida. La música de todas las clases, pero, claro, siempre que sean música y no meras “charangas” ruidosas.

Tengo un gran amigo, poeta, escritor, musicólogo y una gran persona, amigo de sus amigos. Se llama  Juan Lozano Felices, o Juan Carlos Lozano Felices. Trabajé con él en la Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche (Sección IX), donde en nuestro diario trato y en nuestras conversaciones, en los breves descansos que nos permitía el gran trabajo profesional del momento, hizo aumentar mi amor por la poesía: con él vi nacer su Soliloquio del Auriga, un libro de poesía extraordinario, que hago un poco mío, porque me dedicó uno de sus poemas, Titre de noblesse y que, en la música, me enseñó a oír mejor a Wagner y a su Parsifal.

Juan Lozano Felices, que sabe mucho de música, ha escrito de Txus, en Elche y mayo de 2022, con el título de Se trata de estar de pie, que “Txus afronta el canto con limpieza y sinceridad, con una voz muy timbrada y perfectamente emitida. Txus nos habla en sus canciones de una cronología vital, del hombre, del asombro del niño que fue, de un sentimiento cívico y solidario, del barrio y sus gentes, de la bohemia parisina, del escenario previo a un bombardeo o de la tragedia de los refugiados que buscan un cielo sin guerra… En definitiva, nos habla de la vida y sus circunstancias. Incluso en aquellas canciones de compromiso o más reivindicativas, encontramos en Txus una celebración de la vida y su fe en las virtudes intrínsecas de cada hombre y cada mujer”.

Estuve en este recital poético y musical en el ámbito cultural de El Corte Inglés con mi mujer, Carmen. Se emocionó al oír cantar de la bohemia y le recordó nuestro París, cuando escuchó la canción titulada El retrato de Erik Saik: “Una noche en el Chat Noir, las sombras chinas de Salis bailaban a tientas un vals, sonaba el piano de Satie. Cuando ella entró en el cabaret, salió la luna por París”.

Cuando al  conocer,  después, a Txus Amat y hablar con él para felicitarlo, le dije que era como un poeta que cantaba o era como un cantador de poeta.  No sé si esta frase suena como un trabalenguas, pero me salió del alma. Tenemos su recopilatorio, El primer día del mundo, con una dedicatoria que dice: “Para Carmen y Julio, con todo mi corazón, 2/2/23”.

Y os dejo, amables lectores, para volver a sumergirme con Juan Antonio Urbano en las Raíces en el asfalto para leer en sus versos:

 
Ciudad añeja
raíces en el asfalto;
claroscuros del tiempo,
paredes de sentimiento.
Vigía de mar, de lluvia
de rio, de viento;
sonrisas y lamentos. 

¡Enhorabuena a todos!