Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Palabreando

Cocoonando

Un momento de la película "Cocoon" de 1985.

Cocoon es una película de 1985 que, a grosso modo, va de extraterrestres que dejan huevos en una piscina y bla, bla, bla… Pero, lo que importa, es que en esa piscina había personas mayores que se bañaban rollo asilo y obtenían energía vital y se sentían más jóvenes y fuertes. A día de hoy yo podría estar en esa piscina porque hace poco me invitaron a una urbanización donde era el más joven, pero por poco. De hecho, hablando con mi madre el otro día, recordamos que ella vino conmigo a recoger mi primer premio literario. «le dije «Cuando gané el Ateneo Joven de Sevilla, en 1996, tenía 25 años, ahora soy más mayor que tú en ese momento”, le comenté. Y claro, voy a ver a Cómplices y a Rafa Sánchez, el de La Unión, en los Jardines de Abril, y me encuentro rodeado de cocoones. Yo creyendo que era más joven cuando estaba rodeado de personas, en teoría, de mi misma edad a las que yo sentía más mayores. Luego ves a Teo Cardalda, —»es por ti que soy un duende cómplice del viento que se escapa de madrugada»— con unas gafas rollo Elton John y la pobre María Monsonís, en silla de ruedas porque se había roto algo —imposible que se colara por mi ventana con tanto trasto sin liarla parda—, y te das cuenta de que quizá tu espejo es como el de Blancanieves y la presbicia te da ventaja para no verte tan mal.

Rafa Sánchez impecable, Cómplices también, pero se hizo corto. Tiraron de clásicos de su época de Golpes Bajos y quizá, para mi gusto que los admiro, faltaron más singles famosos. El cantante de La Unión tiene una presencia imponente, mantiene su voz intacta, un físico de diez, irradia juventud y, por supuesto, no faltó nada de su discografía, ni siquiera el colofón de la emblemática Lobo hombre en París.

Pero sí, allí estábamos todos y todas, que nos tiran agua y es la piscina de Cocoon: viejunos con energía, o con aparente energía, dándolo todo como lo hubiésemos hecho en el siglo pasado. Malos tiempos para la lírica.

Festival Noches Mágicas de los Jardines de Abril.

Creo que después actuaban The Refrescos, «vaya, vaya, aquí no hay playa», pero no nos quedamos por cuestiones de madrugar. Lo dicho, soy un cocoon.

Si tuviera que hacer una crítica no tan positiva sería sobre la costumbre de los famosos que, cuando empiezan a sonar los acordes de los temas gloriosos, dejan que la peña los cante y ya ellos como que se enganchan. Noooo, no lo veo. Para eso lo canto yo en mi casa con el Just Dance. No. Cántala entera, desde el principio, que encima siempre me toca al lado la peña que se abraza y se mueve como si estuviera a punto de  hacer zozobrar un barco tipo Paquito, el Chocolatero pero en versión horizontal. Eso y que siempre se me pone el alto delante y yo no soy bajito, pues da igual, siempre me toca el más alto todavía.

Y también comentaría sobre la moda de ir a pedir bebida y que te cobren un euro por el vaso. A ver, que si pusieran una fuente de bebida no me haría falta pagar por un vaso. Que ya es como en las tiendas donde pagas por la bolsa. Aunque tan sólo quiera una Coca-cola, tengo que pagar un euro. Entiendo que es para que la gente no los tire y todo ese rollo, pero que luego vuelves y te lo cambian por otro, por lo que no entiendo lo del euro. Calcula la peña que había bebiendo y multiplícalo por un euro, por el morro, pues ¡menudo negocio! Ahora vendrán con lo de que es para ahorrar, para que no los tiren al suelo y bla, bla, bla, pero ¿y si te lo devuelvo al final y me devuelves el euro? Antes se devolvían los cascos y te los pagaban, pues igual. Hacen caja con lo que sea.

Y no puedo dejar de comentar el momento baño. Rollo espacial total, parecían huevos gigantes. Pues eso, rollo la peli. De hecho, soy tan Cocoon que me salen últimamente cosas en el móvil que flipo: ¿pues no me aparece de pronto un mensaje que, aparte de decirme que tal día he caminado menos que la media de  mis días, me indica mi estabilidad al andar y mi riesgo de caerme durante el próximo año? Así, rollo futurista, que sabe si me caeré el 20 de abril o el 14 de mayo, o no sé, a ver si al final voy a tener que tirarme al suelo ese día para no romper la estadística.

B.F.

Para estadísticas las que se pueden hacer entre gente meando en la calle y gente en bikini / tanga por la ciudad a culo descubierto incluso dentro de los supermercados. Necesito un patinete para mi tercera edad cocooniana para poder circular igual de libre, porque como los patinetes gozan de total impunidad pues Barcala, patinetes para mi tercera edad, que ahora que todo es tan raro, no dejo de recibir llamadas de Polonia. Sí, de Polonia, que no lo cojo porque será cualquier spam pero que a veces te dan ganas de descolgar por pura curiosidad polaca. Conozco un montón de gente que se ha ido a estudiar carreras a Polonia. No sé, será la moda, antes se iban a Murcia a sacarse los títulos por la privada, pero claro, algo tendrá Polonia que no tenga Murcia.

Para saberlo nada mejor que irse a un chino, uno de esos chinos que tienen de todo, esas mega naves industriales que ríete tú del laberinto del minotauro o el de Villa Pisani en Italia, cosas de niños, nada que ver, eso es cosa de aficionados. Pero da igual, tú le preguntas al vendedor si tienen lo que sea, y él te dice el pasillo y el lugar exacto. No importa que haya ocho millones de artículos, lo sabe, sabe dónde está cada cosa mientras que yo en casa a veces pierdo hasta una camiseta y son tres habitaciones. Ellos juegan en otro nivel diferente. Les preguntaré porqué razón la peña se va a estudiar a Polonia.

Una cosa que no tienen los chinos y sí varios establecimientos son las famosas máquinas limpiadoras. Sí, esas máquinas que mientras estás comprando te persiguen limpiando el suelo y van girando sobre sí mismas como en una atracción ferial, que te dan ganas de subirte y decir «llévame donde las tortillas», porque cuanta más gente hay más está ahí encimándote y causando estrés. Que tienes duda entre si coger la pechuga de pavo sin sal, la que tiene proteína o la normal pero ahí está la máquina, metiéndote presión, como la música de las tiendas de los centros comerciales que están altas para no dejarte pensar y son machaconas para que te des prisa y no puedas dudar. Luego llegas a la caja y hay que esperar a que la peña que te cobra deje de conversar con lo que hicieron el día de ayer o porqué Kevin Michael no me respondió el mensaje, que cuando salimos de Texaco me dijo que me llamaría y nada, «¿va a ser en efectivo o en tarjeta?».

Pues eso, pues que vamos reduciendo la edad cocooniana y llegamos a las escuelas de verano, esa especie de disciplina marcial con uniforme (camisetas de colores chillones) que comienzan a las 8.00 h y que se pueden tirar todo el día haciendo de todo. Entiendo que debe de ser dificilísimo cuadrar todo un horario para diferentes grupos, edades, sin repetir y con paciencia ante el calor; tienen todo mi respeto porque entiendo que muchos y muchas están porque sus padres trabajan y no pueden estar en otro lugar, con lo que la batalla es doble. Y ahí están siempre con una sonrisa. Imprescindibles en verano.

Fuente: www.depositphotos.com.

Como imprescindibles son las noticias de todos los triunfos que estamos teniendo en natación sincronizada y no salen en ningún lado porque no es fútbol o tenis Alcaraz o bueno, ya ni el Tour, que, en su momento, reunía a la familia para ver la subida al Tourmalet de Perico Delgado o de Induráin —aunque a mí me gustaba Vicente Belda del Kelme, de hecho, siempre he usado esa marca y las J’Hayber—. Pues eso, cosas de gente ya mayor.

Como los toboganes: antes eran de madera y como mucho te podías raspar, ahora son de metal con lo que o eres un X-MEN o te vas a quemar el culo como si no hubiera un mañana si subes a mediodía. Y bueno, ya si llevas tanga te vas a quemar hasta lo impensable. Pero lo dicho, hay que rendirse a la modernidad y seguiremos bañándonos en piscinas, a ver si nos reponemos sin tocar los huevos extraterrestres, pero que tampoco nos toquen mucho los nuestros.

Por cierto he de revisar mi currículum a ver si he puesto algo que no debiera que hoy, ahora, está de moda redefinirlo y, a ser posible, decir la verdad.

Canción, Lobo hombre en París, La Unión.

Libro, El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl.

En fin que ustedes lo lean, lo pasen y  lo paseen bien.

Bruno Francés Giménez

Escritor de serie B.

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