Carmen Laforet es una de las personas que más ha destacado en la literatura de nuestro último siglo en España y a la que enmarcaría como “visionaria”. Nacida el 6 de septiembre de 1921 en la ciudad de Barcelona tan solo veintitrés años después dio a luz su emblemática obra Nada, novela que causó un gran impacto en su época y, sobre todo, en generaciones venideras. Esta obra de posguerra ofrece un relato honesto y con pocos adornos y abre un debate sobre temas tabú como la sexualidad, la religión y sobre todo de la represión política que sería el inicio del movimiento literario de la Generación del 50.
Esa España dura que recrea la protagonista, una joven de dieciocho años llamada Andrea que se traslada desde su ciudad a la capital, Barcelona, para estudiar en la universidad, nos describe un contexto claustrofóbico de una sociedad oprimida marcada en muchas ocasiones por la miseria y la represión.
Nada (1944) tiene un estilo narrativo innovador con el añadido de visualizar la angustia y aflicción de sus personajes con una prosa gracias a la que el lector se pone en la cabeza de Andrea y en su constante lucha interna por dar algo de luz a su mundo desconsolado y fragmentado y, me atrevo a decir, que es el primer paso para la literatura española moderna.
«La vida era aquello que pasaba mientras uno esperaba a que pasara algo».
Estamos pues ante una obra original y rompedora a la que la crítica llevó a convertirse en líder de ventas y en la que toda una generación joven se veía reflejada en la protagonista que daba voz a su desilusión y desencanto.
El escenario de la novela se estaciona en Barcelona, una de tantas ciudades devastadas por las secuelas de la Guerra Civil, donde el hambre, la pobreza, la búsqueda de recursos e identidad o la violencia doméstica marcan una ciudad de inseguridad, dudas e inquietudes.
Incluso en época de dictadura, nuestra Carmen Laforet recibió numerosos premios como el Premio Nadal por Nada, en 1944 y el Premio Nacional de Literatura en 1952, puesto que no se podía negar el legado literario, cultural y social y la valentía en el desafío de las normas o reglas sociales y el encantamiento por lo más profundo de lo humano que, a mi entender, marca una tendencia revolucionaria, resistente y tenaz, pero sobre todo creativa.
Laforet también escribió novelas, relatos y ensayos con temas tan diversos como el amor, la soledad y la búsqueda de la identidad y en un mundo literario y social liderado por hombres, nuestra protagonista también abrió camino para las mujeres, hasta entonces en un segundo plano.
La isla y los demonios (1952) en la que la protagonista Adela se enfrenta a recuerdos de su infancia y miedos del pasado; La mujer nueva (1955) donde Laforet trata la emancipación de la mujer o el feminismo, en este caso con Celia (protagonista), que quiere encontrar un lugar en el mundo a pesar de sus grandes cargas familiares y sociales; Al volver la esquina (1961) o Los insolentes (1980) en las que vuelve a la Barcelona de los años 60 y 70 con unas enormes tensiones familiares y de una generación casi al completo, son solo algunas de sus obras.
Carmen Laforet fallece en 2004 y la recordamos como esa voz generacional entre sombras y la luz de una vida literaria.
Siempre me pareció interesante la obra de Carmen L y esa forma de transmitir el frío en blanco y negro de toda una época. Enhorabuena por recordarla.
Gracias Pedro.
A mi me parece una autora que marco un comienzo de una literatura muy actual que se puede asemejar a María Dueñas por ejemplo