Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

«Abrimos de jueves a domingo»

Fotografía: Matthias Böckel.
En mi pueblo de adopción, Agost, hay una panadería-confitería que muestra este aviso. En nuestra capital vamos y venimos con los horarios especiales de los centros comerciales, con la conciliación familiar de sus empleados y con la presunta creación de empleo, y si es zona turística o simple tienda de barrio para definir si abren […]

En mi pueblo de adopción, Agost, hay una panadería-confitería que muestra este aviso. En nuestra capital vamos y venimos con los horarios especiales de los centros comerciales, con la conciliación familiar de sus empleados y con la presunta creación de empleo, y si es zona turística o simple tienda de barrio para definir si abren o no abren los domingos.

Me llama la atención este tipo de preocupaciones municipales solo dirigidas a determinadas zonas o a grandes centros. Confieso no ser muy cliente de los cortes ingleses como para defender su libertad horaria, pero ese tipo de exigencias parecen más lógicas si partieran de los representantes sindicales, claro es que se asegura que en ellos los clásicos brillan por su ausencia.

En todo caso, buena pueda ser para establecer normas de urbanismo la medida para clasificar los centros, entre grandes, medios (no confundir con centrocampistas futboleros) y pequeños, aunque no para dictar las de apertura y cierre. De medianos y menores hay cantidad: los chinos que abren cuando quieren, las fruterías –dicen que son de paquistaníes- también, hay carrefoures expreses que ofrecen sus servicios los domingos, incluso todo el día, y tiendecitas “24 horas” de distintas nacionalidades, y a todos ellos nadie exige conciliar nada, ni contratar personal extra. 

La libertad comercial –o sea, la libertad de empresa- ha de ser como el modelo de la tahona agóstense –por cierto, sus pasteles son magníficos, y a mejor precio que en reputadas confiterías capitalinas-. Cada uno abre cuando cree que es útil a sus intereses, se sacrifica –contratando, pagando horas extras, etc.- como le conviene a su gestión y como acepten los empleados tras la oportuna negociación (y siempre estarán los tribunales, en caso de discrepancia). Y no hablen de conciliación a farmacéuticos, bomberos, sanitarios, policías o camareros, por citar solo unos pocos ejemplos, que cada uno se lo tiene que resolver como buenamente puede. 

Afortunadamente, en Agost, de lunes a miércoles –y el resto de la semana, siete días en total- hay media docena más de panaderías abiertas. Nadie les obliga, nadie se lo impide.

Toni Gil

Periodista.

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