Así llamaban y llaman al agua en ese habla tan curiosa de Alicante que mezcla catalán, valenciano, castellano e inventos propios, es el que algunos llamamos «valensiá de Benalúa». Qué cosas. Llevamos años con el tema del trasvase y no salimos del bucle. Se hizo antes de la democracia y se inauguró en los albores de la misma con gobierno de Adolfo Suárez. Una súper obra que se basaba en la solidaridad de recursos entre todas las tierras de España y equilibrar el déficit hídrico del norte con el sureste español. Recuerdo que hubo siempre polémica con esta generosa visión que tan extraña es de encontrar hoy, ya que todos quieren adueñarse patrimonialmente de lo que consideran suyo.
El agua de Entrepeñas y Buendía parece que pertenece a los castellano-manchegos y argumentan que necesitan desarrollo con ese agua que los alicantinos y murcianos usamos para llenar piscinas, según ellos. Por otra parte, el campo y las vegas y huertas de Levante necesitan el agua pura, ya que sus cultivos no funcionan con agua desalada o con algo de mineralización muy común en los acuíferos propios. Supongo que cuando consumen en Castilla productos de huerta no se dan cuenta de estos detalles, ya que el agua es suya y punto. Tal vez tenemos que comprobar que parte de los impuestos de Alicante y Murcia van destinados a otras tierras y los dineros no tienen madre en este caso. Triste que aquel objetivo loable de solidaridad entre tierras sea hoy una moneda de cambio política y que dependa de barones innobles o funcionarios del pesebre de turno. Solo hay que dar una vuelta por la Vega Baja o por la Huerta de Alicante para ver cómo aprovechamos cada gota como si fuéramos un kibutz israelita.
Pero todo eso no importa, ahora es ver quién tiene más fuerza para presionar a un gobierno que, desde el Consejo de Ministros (o asamblea, ya que hay tantos que tienen que quedar en un salón de banquetes), decide quién tiene el grifo y cuándo se abre. Eso con el Tajo, aunque con el Ebro hay mucho que hablar, ya que tira un billón de litros de agua al mar, en fin… aquí tirios y troyanos tienen culpas repartidas históricamente. Mi abuelo Pedro era jornalero en Rojales y mi padre Santiago, de Madrid, decían que nadie es dueño de las nubes, ni de las montañas, ni del agua, ni del mar… Nadie está en contra del desarrollo de nadie pero me parece que se escapa aquello de que aquí no hay agua de ellos ni de nosotros, aquí tiene que haber para todos y eso está muy lejos ahora.
De verdad, ¿es tan difícil ponerse de acuerdo en esto? Parece que, como Alicante y Murcia no tengan diputados que decidan sin someterse a disciplinas de partido, nos seguirán ninguneando, ya que no importamos una caca de la vaca. ¡Qué pena!
Visitor Rating: 5 Stars
Visitor Rating: 5 Stars
Visitor Rating: 5 Stars
Pedro, es casi normal que las distintas regiones sean egoístas por más que la Constitución hable de la solidaridad interregional. Pero es inadmisible que los Gobiernos ignoren los principios constitucionales y se muevan por intereses electoralistas. No tememos grandes cabezas, sino cabezones que no dan una en el clavo. ¡Que buen final con lo de ‘caca de la vaca’!
Gracias Sr
Que lástima de clase dirigente
Estamos alucinando a Europa entera
Visitor Rating: 4 Stars