Con la irrupción de las redes sociales el anglicismo Fake se ha hecho viral en nuestro vocabulario. Ya no decimos falso o engañoso, parece que es más fácil resumir con un fake todo lo que nos está llegando de noticias o rumores mentirosos. Hemos asistido a congresos sobre la posverdad y el último de ellos, celebrado en la Universidad de Alicante, nos ha mostrado cómo este asunto ha entrado en el interés de los investigadores. Un equipo de doctores del Departamento de Comunicación de la Facultad de Económicas destina una línea de trabajo a encontrar los engaños en la Red.
Fernando Olivares, director de la Cátedra de la Marca Corporativa Brandscience UA, ha organizado recientemente las Primeras Jornadas Científicas sobre Fake and Business: Fake news, marcas negras y reputación.

Porque si la mentira se está enseñoreando en las piezas informativas que nos llegan en los medios online, tanto en el ordenador como en el móvil, en el mundo de la empresa hacen un daño irreparable.
El profesor ha comentado que este encuentro ha servido para reflexionar y conocer lo último sobre el impacto en nuestra vida y en nuestras empresas de la mentira, las verdades a medias, la opacidad, los hechos, noticias falsas, la desinformación y los bulos.
Dieciséis ponentes, tanto del ámbito de la psicología como de las corporaciones, la deontología, la informática y la sociología presentaron sus investigaciones y publicaciones. En el transcurso de las Jornadas pudimos hojear los libros “La gran mentira” y “La psicología de la mentira”, del catedrático de psicobiología José María Martínez Selva; como “Fake news”, del periodista Marc Amorós o “Fake you”, de la investigadora y activista Simona Levi.
El tema es tan preocupante que las universidades han empezado a trabajar para destapar estas terribles tramas que juegan con la información y la ingenuidad de la opinión pública en un momento histórico en el que las nuevas tecnologías y la falta de ética nos someten a la desinformación. Esto también es posible por el irreversible cambio que se está produciendo en los medios tradicionales, un tránsito del papel al online que deja sin control ni tamices la elaboración de las noticias y los pasos previos de rigor, contraste de fuentes, veracidad y objetividad. Han aparecido los comunicadores online descontrolados.
PROFESIONALES DE LA CREACIÓN DE MENTIRAS

José María Martínez Selva comentó que Internet ha permitido la socialización de la gran mentira, la posverdad en una época en que hay asimetría de la información y la aparición de los profesionales de la creación de mentiras. “Los medios tradicionales han perdido prestigio y entre la enciclopedia donde cada artículo tenía un autor reconocido nos quedamos con la Wikipedia.”
Pero detrás de esta problemática se encuentra un gran negocio, porque como explicó el periodista Marc Amorós, “El diario online Gol mata cada semana a un famoso. Esto surge porque las noticias falsas generan medio millón de euros al día en publicidad en todo el mundo. Estamos en la era de la comunicación Fake, en la que hay mucha comunicación, muchas noticias, pero no sabemos qué es verdad o mentira”.
Una noticia falsa es información deliberadamente engañosa que intenta que la viralicemos, tiene una intencionalidad ideológica o económica, con un goteo constante en que se repiten siempre los mismos mensajes. El intento de engañar ha existido siempre, pero las redes sociales propician una difusión rápida e inmediata, sin filtros, que nos llega a una población desarmada.

Según Marc, mil noticias falsas generan 214 millones de euros al año y en el año 2022 la mitad de las noticias que nos lleguen serán falsas.
LOS USUARIOS PUEDEN CREAR LAS NOTICIAS
Para Simona Levi las nuevas tecnologías han revolucionado la sociedad como lo hizo la imprenta de Gutenberg y no son malas por sí mismas, sino dependiendo del uso que les demos. Un buen uso es un instrumento para la democracia, porque la información nos puede llegar sin intermediarios. “El poder de decisión de los directores de los periódicos ha terminado, los usuarios pueden crear las noticias”, añade Levi, que está convencida que en este tránsito el statu quo anterior se ha roto y es irreparable. Vamos a un nuevo paradigma.

“No hay que criminalizar a Internet, porque lo mismo se hizo con la imprenta durante tres siglos. No se puede atacar la libertad de expresión, las redes han hecho perder el control a los anteriores responsables. Pero sí debemos atacar el negocio de la desinformación, a los inversores en mentiras”, dice Simona Levi.
Porque en España y en el mundo hay empresas creadas para la producción de Fake news, su viralización y negocio. Esto empezó con las celebritis y sus seguidores y luego contInuó con los partidos políticos para sus campañas electorales. Por ejemplo Vox compra seguidores, como lo hacen otros partidos, porque los algoritmos que se venden obtienen 3.000 direcciones por los que se sacan un millón de seguidores que pueden insultar o ensalzar, según se prefiera. Cuanto más se segmente a los públicos, más caro resulta.
NOS ENGAÑAN CON LAS MARCAS
Si el ciudadano vive en la gran mentira, qué decir de lo que se hace con las empresas y sus marcas. Expuso Fernando Olivares el tema de las furgonetas Mercedes, que elevan su precio frente a las de Renault, cuando es esta empresa francesa las que las produce enteramente, pieza a pieza. Al cliente se le engaña solo con el nombre de la marca, porque el producto es diferente.
“Ya no sabemos de dónde vienen los productos con los que nos relacionamos, creemos que tenemos un Mercedes y es Renault o Kellogs, cuya marca nos remonta a Reino Unido, resulta que se fabrica en Palencia, en galletas Gullón”.
Por qué se miente, cómo impacta la falsedad en las empresas o cómo las empresas faltan a la verdad nos da qué pensar. El impacto de los productos nocivos para la salud, la ingesta de semillas foráneas como panacea para el bienestar, los tipos de aceites o su procedencia o esas cremas milagrosas por un euro. La verdad es que estamos indefensos.
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