Caro ignoto (Querido desconocido):
Permíteme que haga ésta pequeña reflexión “a voz de pronto” —y nunca mejor dicho—, porque todo lo transcrito en estos momentos ha sido expresado de mi propia voz por aquello de mi ceguera consensuada ya clínicamente.
Habíamos terminado la Semana Santa de 2025, era el día 21 de abril de dicho año y, como todas las semanas santas, digamos que había corrido sin pena ni gloria pero con las situaciones religiosas que todos los años cumplimos recordando la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo. El papa se encontraba todavía en plena, por decir de alguna manera, recuperación del proceso bronco respiratorio que estaba pasando desde hacía ya como mínimo un mes, de tal manera que salió al balcón en silla de ruedas para dar la bendición urbi et orbi a toda la plaza de San Pedro que se encontraba abarrotada como ocurría sistemáticamente todos los años. Su vocecita y sus gestos fueron de tal índole y tan en pequeña forma que prácticamente podíamos colegir que se encontraba terminal. Ello es tan así que esa misma noche del Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua el papa entregó su alma al creador.
Las exequias serían durante toda la semana siguiente, llevándose de inicio desde donde había fallecido hasta el Vaticano y la iglesia de San Pedro y San Pablo para allí ser visitado por todos los cristianos que se agrupaban en miles en la plaza de San Pedro para dar su último respeto al papa Francisco, cuyo nombre anterior era Jorge Bergoglio, el argentino, primer papa sudamericano.
En su carrera sacerdotal, de inicio fue jesuita y durante toda su vida ejerció como jesuita, pero al ser nombrado papa cambió todo su religiosidad siguiendo al santo de Asís y tomando el nombre de Francisco. Su meta ha sido la encarnación de la pobreza en todos los sentidos volcándose hacia el más humilde, hacia el más abandonado de la sociedad y que ha cumplido hasta sus últimos días, llegando incluso a ser tildado como de un poco izquierdoso o un mucho izquierdoso, defensor de toda la pobreza e incluso muy criticado por protector de la izquierda más progresista de nuestra sociedad.
Ha sido pues un papa revolucionario en todos los conceptos, poniendo en vigencia los más elementales principios del Concilio Vaticano II que otros papas habían amainado o tenían un tanto escondidos, aun dentro del progresismo que la Iglesia viene teniendo en el último siglo, y que Francisco ha llevado hasta las últimas consecuencias.
Las críticas también a no haber visitado nunca España, así como las expresiones que hizo al respecto, y algunas otras de las que se han hecho los periódicos y el público español en general, son a tener muy en cuenta, sin conocerse ni entenderse el porqué de esa animadversión hacia nuestra patria. Alegaba el paisano que hizo 45 viajes y pisó 61 países que prefería las naciones periféricas. Pero la realidad es que fue a Estados Unidos y cuando los periodistas le preguntaron durante un vuelo a Marruecos cuándo iría a España, respondió mohíno, «iré cuando haya paz». Y en otro vuelo hacia Emiratos Árabes Unidos, añadió, «primero tienen que ponerse de acuerdo ustedes».
Darán que pensar los próximos comentarios y escritos que sobre él se vayan diciendo después de su muerte, e incluso en el mismo cónclave hasta que sea elegido el nuevo papa.
Será el Espíritu Santo el que tome las riendas, como siempre pensamos y creemos los que con fe practicamos nuestro catolicismo y nuestro cristianismo. Será el “Tu es Petrus et super hanc Petram aedificabo ecclesiam meam» que seguirá rigiendo nuestra fe en la Iglesia que practicamos desde nuestros ancestros desde hace ya más de 2000 años, y será el Espíritu Santo el que nos tutele y nos proteja hasta el final de nuestros días.
Bendito sea el nuevo papa, que continúe la tradición sacrosanta como hasta ahora, y el Espíritu Santo, con el Padre y el Hijo, nos protejan y marquen el camino que ha de seguir nuestra santa Iglesia católica y apostólica.
Tu escrito es digno de un ángel del Señor y acaso esté inspirado por el Espíritu Santo. El tiempo pondrá el pontificado de Franciscus en el lugar que le corresponde. Ha sido un Papa muy controvertido y las aguas de la Iglesia tienen que serenarse para que la labor de Jorge Bergoglio quede reflejada en sus justos términos. Y, ahora, a esperar fumata blanca y el «habemus Papam». Un abrazo.