Conforme nos vamos haciendo viejos el tiempo parece tener menos importancia. El original doctor Mas y Magro, el padre del Mas Magro junior y abuelo de quien esto escribe, fallecía un 26 de diciembre de 1958 a los setenta y nueve años de edad. Poco más o menos la edad de su nieto Francisco ahora, quien, mientras su abuelo recogía bártulos para acompañar al Ángel de la Muerte al inframundo, él, niño todavía, cantaba en su casa al Niño Dios que ha nacido en un portal de Belén.
Aún suenan en mi cabeza panderetas, sonajeros y villancicos junto a mi madre y hermana, que en paz descansen.
Resuenan los cánticos mientras recuerdo cómo el ángel se llevaba a mi abuelito y, aunque le he puesto color al citado Ángel en algún escrito, en este me sale hacerlo transparente, como debe ser cualquier espíritu que se precie y aunque ostente la categoría de ser quien arrebata a un ser muy querido de tu vida para llevárselo a Dios sabe dónde. Con seguridad, para contarle a Dios sus proyectos, sus ideas, sus penas y alegrías.
Hoy lo veo transparente, como sospecha de mi rebeldía por su arrebatado poder. Ha sido un ardiente desahogo sesenta y cinco años después de la historia.
Ahora este su nieto, quien escribe el hecho en sí de su pérdida, tiene casi la edad del abuelo huido al Cielo. Las lágrimas están ya resecas y reseco el deseo de que un Consejo Superior de Investigaciones Científicas siga aún pendiente de un reconocimiento público de la obra del estudioso investigador. Que seguimos guardando en el zurrón la causa de su muerte y callamos. La sospecha de la causa de la muerte de un hombre de ciencia ilusionado en cumplir ochenta años y que dejó de trabajar para coger de la mano a su ángel eterno.

Pues sí, queridos lectores de la Hoja del Lunes, se recibieron pésames y telegramas luctuosos de embajadas y del propio Jefe del Estado; se publicó en las Hojas del Lunes de todos las asociaciones de España, en todos los periódicos del país. Se habló de Mas y Magro en todas las emisoras del Estado, públicas y privadas.
Y hoy, en este número de la Hoja del Lunes de Alicante, recuerdo al sabio investigador, propuesto al Nobel de Medicina en 1953, que es premio Couder de la Real Academia de Medicina de España y dos veces Premio Roel del Instituto Médico Valenciano. Ese hombre bueno quien, de la mano de Azrael, se marchó de viaje al otro mundo dejando mucha tristeza en esta su casa.
Que la memoria no nos falle y sigamos recordando a un hombre de Crevillent, alicantino, que optó por su patria ante los ofrecimientos de diversas universidades de todo el mundo. Véase: Córdoba (Argentina), Milán, Berlín o París, como ejemplos.
Su obstinado patriotismo, de patria chica, es la causa de que, quien esto escribe, sea un español de Alicante, orgulloso de su pueblo.
No es momento de resaltar los trabajos de investigación médica del Dr. Mas y Magro, quien quiera saber de ello que acuda a Google. Es fácil. Porque de mi corazón solamente pueden salir memorias que ya no son más que añoranzas de viejo.
Hermosos recuerdos y preguntas en memoria de un abuelo genial y no suficientemente reconocido ‘oficialmente’. He disfrutado leyendo tu siempre elegante escritura. ¡Feliz Navidad!
Gracias Ramon. Feliz Navidad y un abrazo.