Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Ser madre, el `summum´ de la ecología

Fotografía de Prostooleh (Fuente: Wikimedia).
El ser humano, en peligro de extinción; algunos ecologistas se olvidan de hombres y mujeres para centrarse en el resto de la naturaleza

Lo leí en algún sitio y me gustó sobremanera comprobar que coincidía con lo que yo pensaba hace tiempo, pero no lo había formulado por escrito. No me refiero a eso de que el ser humano está en peligro de extinción, que es un aserto casi tan viejo como la propia historia de la humanidad. Hablo más bien de la ecología global, la que incluye a todo ser viviente, animal o vegetal, pero que se olvida del hombre y de la mujer; hablo de la ecología que protege los huevos de las tortugas y mata los fetos humanos en el vientre de las madres; hablo de la pérdida del sentido común; hablo de que gastemos millones y millones de euros en guerras asesinas de hermanos próximos o lejanos en lugar de invertirlos en reconstruir las casas de quienes las perdieron y las pierden por culpa de los misiles, los terremotos, las inundaciones o los pavorosos incendios.

Tenemos que cuidar a los animales y amarlos, pero no es lógico que en muchas ciudades haya ya más mascotas que niños. Y dicen los expertos que es más caro mantener una mascota que prestar cuidados a un infante. Los bajos índices de natalidad empiezan a ser alarmantes. Las causas son muy complejas, si bien se apuntan como fundamentales los bajos sueldos y la dificultad para hacer compatible la maternidad con el trabajo.

Este sí que es un asunto trascendental para el presente y el futuro de nuestro país (y todo el mudo occidental, por supuesto), porque nos jugamos el presente y el futuro de la mujer como madre y como núcleo central de la familia. Reitero lo de ‘el ahora’ y ‘el después’ porque maldito sea el confusionismo que estamos generando en torno al feminismo. Es intolerable el movimiento seudofilosófico y seudopolítico que promueve un enfrentamiento entre mujer y hombre. Es ridículo y terriblemente falso.

La mujer es y fue lo más grande de la creación; lo fue Eva y lo fue la Virgen María, la nueva Eva, nada más y nada menos que la madre de Dios y que también es nuestra madre. La maternidad es el summum, lo más grande que hay en feminismo, en femineidad. Y a las madres habrá que darles todos los medios sociales que posibiliten la compatibilidad de la maternidad con el trabajo. Y hasta habrá que aprobar leyes que den un sueldo a las madres que decidan (que elijan libremente) ser sólo madres y amas de casa, cuidadoras de sus bebés, educadoras amorosas de sus hijos en la tierna infancia, esas etapa tan decisiva para la psicología de los hijos y que marcará toda su existencia. Dar la posibilidad de elegir.

«En muchas ciudades hay ya más mascotas que niños». Fotografía de Rawpixel (Fuente Freepik).

Poder elegir es la clave de la libertad. Poder elegir entre ‘trabajar en casa’ unos años cuidando a los hijos y al marido (y cobrando del Estado por ello) o trabajar fuera pero con todas las garantías de compatibilidad de trabajo y maternidad. Y legislar más ayudas a las familias numerosas. Gobierno y Cortes, ministros y parlamentarios tienen que idear cosas buenas, las que hacen verdaderamente libres a los ciudadanos y no esclavos.

Una cosa es importante: no confundir la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres con ‘ser iguales’ en todo. No somos iguales. No nacemos iguales. Tenemos iguales derechos, repito. Pero se equivocan las mujeres que quieren ser hombres y los hombres que quieren ser mujeres. Hay que conformarse con lo que la naturaleza (los cristianos creen que tras la naturaleza está Dios) nos da. Nacemos varón o hembra. Lo dice el sentido común y lo confirma la ciencia.

El mismo sentido común y la ciencia confirman casos naturales de homosexualidad. Lo que sucede es que hay gentes y movimientos que van más allá del sentido común y de la ciencia y tratan de subvertir el orden natural hasta llegar a extremos que deslegitiman sus posturas basadas en sentimientos y no en postulados científicos. No es lógico confundir el ser con el sentirse. Un poco, o un mucho, de ecología mental es necesario.

Define a la ecología la Real Academia Española (RAE) de la lengua como “Ciencia que estudia los seres vivos como habitantes de un medio y las relaciones que mantienen entre sí y con el propio medio”. Yo apuesto porque haya las mejores relaciones entre hombres y mujeres. Es lo más ecológico. Y por lo que respecta a las campañas ‘ideologizadas’ y ‘teledirigidas’ para romper con la familia tradicional (acabar con la madre, el padre, los abuelos) continuando, además, por manipular el sexo de niñas y niños así como de adolescentes, creo que es lo más antiecológico que pueda darse. Nos cargamos al hombre y a la mujer, a niños y niñas, adolescentes y jóvenes de ambos sexos; acabamos con hombres y mujeres; acabamos con la ecología humana y caminamos hacia la extinción de la inteligencia y del corazón.

Finalmente quiero y debo ser optimista. Por más miserables, o equivocados, que luchen por fabricar hombres y mujeres humillados, la victoria final será de la verdad y la libertad; también de la justicia. Llegará un tiempo en que resurgirá la defensa de la dignidad de hombres y mujeres; del triunfo de una Naturaleza con mayúscula, como mayúsculo será el triunfo de Dios, su Creador. Al lado de ambos (Naturaleza y Dios), Sánchez, Puigdemont, Aragonés-Rufián-Junqueras, Otegui, Ortúzar, Feijóo y Yolanda son una puta mierda. Y yo, también.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

8 Comments

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  • Tu artículo es valiente y muy bueno. El ministerio de Igualdad se creó para crear desigualdad entre hombres y mujeres, lo hemos visto estos días en el caso Rubiales. Las madres son lo mejor que hay en el mundo. Las mujeres son un milagro reproductivo de la vida con una sensibilidad inusitada cuando se atacan sus intereses. Pero el varón es imprescindible en todos los ámbitos de los seres vivos, sabias que en un palmeral suele haber unas veinte palmeras hembras por cada palmera macho. Un abrazo.

    • Un magnífico artículo, lleno de sentido común y de sabiduría, en la línea del más puro pensamiento personalista; mi enhorabuena.

    • No sabía lo de las palmeras (por algo será que no soy ‘palmeral’), pero todo lo que dices es sensato. Lo triste es que nuestro mundo está gobernado por insensatos. Y por insensatas. No hay que discriminar…

    • No sabía lo de las palmeras y ahora entiendo ‘tu apellido alicantino’. Un fuerte abrazo.

    • Sigo leyendo tus poemas… profundamente humanos… Mujer y hombre, complementarios por más que lo quieran enturbiar los pseudo feministas de género neutro y paleontología futurista… Échale guindas al pavo… Un abrazo.