Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Píntamelo de azul

Imagen: Free Photos.
Conocí al magistrado instructor en las tertulias vespertinas que organizaba nuestro colega Pepe Requena en Onda Cero Alicante. Sería presuntuoso afirmar que unos someros contactos son suficientes para asegurar que se puede conocer suficientemente a una persona. Pero sí pude comprobar que sus comentarios fueron siempre ajustados, sus reflexiones fueron mesuradas, sus aportaciones técnicas –de […]

Conocí al magistrado instructor en las tertulias vespertinas que organizaba nuestro colega Pepe Requena en Onda Cero Alicante. Sería presuntuoso afirmar que unos someros contactos son suficientes para asegurar que se puede conocer suficientemente a una persona. Pero sí pude comprobar que sus comentarios fueron siempre ajustados, sus reflexiones fueron mesuradas, sus aportaciones técnicas –de carácter jurídico- inteligibles para los profanos como yo, y su comportamiento de todo punto sencillo y moderado, lejos de otros profesionales del derecho que tanta repercusión obtienen en los medios por sus formas mas cercanas al mundo del espectáculo que al de la judicatura. Así que he de creer a pie juntillas que su trabajo ha sido metódico, serio e inatacable.

Ahora adquiere un cierto protagonismo público al dar por concluida la instrucción sobre el Plan General de Alicante y empapelar a un constructor y a dos primeros exediles, entre otros… ya saben ustedes a quienes me refiero. Y mientras hago mi recorrido matinal por las sucias calles capitalinas -¡ojo, toda la culpa no es de la empresa de limpieza, que también de la desidia de muchos ciudadanos- oyendo en la radio que el Ayuntamiento se va a personar en el asunto judicial, me asaltan entremezcladas tres ideas que deseo compartir a través de este medio colegial.

a) Si yo tuviera un litigio con un viejo amigo, un vecino, un cliente de mi supuesta empresa o un proveedor… ¿parecería coherente que siguiera manteniendo relaciones normales con él? ¿Parecería lógico que siguiera renovándole contratos, servicios, saludándole amablemente en el ascensor, pagándole facturas…mientras le acuso en los juzgados…? Yo, personalmente, es que ni me sentaría a jugar al dominó con el encausado.

b) Y si yo guardara en una leja de mi biblioteca, junto a las fotos de mis nietos, un retrato de alguno de los procesados con el que pudiera haber coincidido en algún acto…¿lo mantendría allí mientras se sienta en el banquillo de los acusados? En todo caso, emulando al ayuntamiento de Xátiva, pondría el de don Luis o el de doña Sonia –como al borbón Felipe V– boca abajo.

c) No deja de sorprenderme que el sistema procesal en el que estamos instalados, cualquier español prácticamente pueda ser requerido para formar parte de un jurado popular a fin de determinar si un sujeto procesado ha cometido un asesinato, y, sin embargo, en un caso de corrupción como el que llena estos días las páginas de los periódicos y los informativos de radio y televisión, no podamos ser una representación de los ciudadanos alicantinos –los directamente perjudicados- quien pueda dictaminar si los sujetos acusados son o no culpables.

Afortunadamente, en la mañana en que esto escribo luce el sol, nuestra luz mediterránea invade los ventanales, ha desaparecido la grisácea nubosidad de hace unos días y parece que alguien ha decidido que en la terreta el cielo siga, como es habitual, pintado de azul. Para negrura, ya tienen los encausados el futuro algo mas que emborronado.

Toni Gil

Periodista.

Comentar

Click here to post a comment