Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Historia

Personajes pintorescos de Alicante

Tiene Alicante, en el imaginario colectivo, un buen número de nombres de personajes a los que pudiéramos llamar pintorescos, peculiares, singulares o populares. Son personas que de un modo u otro se caracterizan por tener rasgos de carácter llamativos, originales, que chocan con la forma de actuar y de ser del común de los mortales. Todos dan vida, sal y pimienta a interesantes historias, a las pequeñas y anecdóticas noticias de nuestra terreta.

Para no hacer excesivamente prolija la exposición, me detendré en algunos de los más conocidos representantes o que más huella han dejado en la historia local. Este interesante trabajo en el que se habla de personajes conocidos y populares alicantinos, está basado en otro de nombre parecido, Personajes alicantinos populares, que conjuntamente publicaron José Antonio Peral (texto) y Remigio Soler (ilustraciones), para el Ayuntamiento de Alicante. Pero no es el único, porque hay otros varios. En ellos nos apoyamos para nuestro relato, aportando elementos nuevos.

Aunque de algunos de estos personajes ya se ha hablado en Alicante Vivo, he preferido poner a los once que aparecieron en el artículo original, con las palabras y títulos exactos que el autor decidió poner en su día. Había oído hablar de alguno de estos personaje, de otros, la verdad, no. En persona, únicamente conocí a Ramonet que, junto con Caruso, fueron los más populares durante mi niñez. A Ramonet sólo le veía arrossegant el ninot de la Foguera de Alfonso el Sabio (Obri l’ull), pero a Caruso y su al final inseparable «Collares» los vi más veces. Caruso no aparece en este artículo porque los autores originales así lo decidieron.

No se puede evitar que, cada vez que se hable de esta serie de personas (de las que hay varias en cada ciudad o pueblo), la rabia nos invada porque aunque ahora se les recuerde con nostalgia y con cariño, cuando estaban vivos fueron objeto de burlas crueles y despiadadas por parte de gente impresentable que no dudaba en descargar en ellos sus frustraciones y peores instintos. Al pobre Caruso, que lo único que hacía de malo era ir cargado de medallas y cantar espantosamente, hemos visto en nuestro propio barrio cómo le tiraban cubos de agua, orinales o cualquier otra cosa que se les ocurriera, todo ello para burlarse y divertirse a costa de unos seres humanos, cuyo único pecado era ser diferentes.

En nuestra querida Alicante no solo tenemos personajes famosos por sus hechos relevantes sino que también están en nuestro haber los que pudiéramos llamar, con todo respeto, aprendices de frikis. Entre las varias notas de identidad de todos los pueblos están sus personajes famosos, famosos a nivel humano, a nivel íntimo, a nivel «nuestro”. Unos lo fueron por sus fechorías, otros por sus éxitos deportivos o de otra índole, pero luego están… esos, los de andar por casa, los que uno se tropieza por las calles, no hacen daño, no molestan…. hasta distraen y divierten, y Alicante no ha estado ajena a esos personajes, tan faltos en el día de hoy.

El negro Lloma

Y comencemos por la figura entrañable del negro Lloma. Que se recuerde, por los finales de la Guerra Civil española, vivía en la ciudad del Benacantil un curioso personaje de color negro que nadie supo con certeza de donde vino (hay diferente hipótesis), pero lo cierto y verdad es que aquí vivió en aquellos años de un vivir penoso; se le conocía como el «Negre Lloma» (o en castellano, el “Negro Llloma”) y se desenvolvía, o mejor deambulaba, por el centro de la ciudad que era en esos años la Explanada y la Rambla de Méndez Núñez… Era todavía «aquel Alicante».

El Negro Lloma, según ChatGPT.

Pericuelo

Allá por 1945 aproximadamente es cuando aparece «ese» personaje oriundo de la profunda Andalucía que recorría todos los bares del centro alicantino, en donde era bien recibido y las «peñas» de amigos lo invitaban a una «caña» de manzanilla a cambio de oírle contar sus aventuras casi siempre taurinas, aunque a veces caía en lo tenebroso de bandoleros y contrabandistas, pero ocurridas siempre allá en su lejana y parece que también añorada, Andalucía. Hablamos de Pericuelo, que así se llamaba nuestro hombre, y tenía dos bares preferidos, que entre todos eran sus cuarteles, el bar “El Cortijo”, en la calle Muñoz, cerca de San Nicolás, y el bar “Las Cuatro Esquinas”, mucho más famoso entonces y ubicado en la calle Labradores.
Debieron de haber más, incluso hay autores que destacan otros establecimientos en diferentes barrios, pero en nuestro relato, que no queremos sea muy prolijo, nos centramos en los más conocidos. Tenía no obstante Pericuelo toda una completa ruta de los bares y en ellos llenaba su generoso “depósito”.

Fue en realidad un político desaprovechado y uno de los primeros alicantinos en demostrar que podía vivirse del cuento, pues del cuento vivía concitando corrillos a su alrededor. A él se atribuye entrar en el bar y relatando la última anécdota, callarse tras acabar con «el bebe», hasta que el bobo del grupo, tal vez Artemio, preguntaba lo de «¿qué bebe?»; ¿Yo?, whisky, gracias». Se lo bebía, el otro pagaba, y todos reían.

De las fábulas más gordas que contaba, hacía referencia a un crucero en el que supuestamente viajó y que, torpedeado por un submarino alemán, fue hundido y se salvó nadando hasta una isla desierta donde entabló amistad con una gorila por lo que fundó la «penya de los gorilas». Que se dijera «Eres más mentiroso que Pericuelo» no es sin motivo.

Ramonet

En diversos trabajos y blogs (especialmente en “Alicantinos ante todo”), se hace mención de otro personaje pintoresco. Nos referimos a Ramonet, que vivió las Hogueras, fue hincha del Hércules y a pesar de sus deficiencias físicas y analfabetismo era servicial como solo los corazones nobles saben serlo. Recorría la ciudad diariamente saludando a la gente. Su muerte dejó un vacío en la comunidad que lo apreciaba por su bondad y humanidad. Algunas personas de no muy buen corazón disfrutaban haciéndole beber alcohol y era verdaderamente lamentable el verlo en esas condiciones, porque era muy educado y siempre iba muy aseado y limpio. Hay todavía quienes recuerdan cuando el alcalde le compró un traje con el que que orgulloso iba por Alicante. Tuvo la desgracia de que cierto día, un coche, en plena Rambla, lo atropellara y como consecuencia falleciera (fue un infausto 15 de septiembre de 1974). Tuvo lugar un funeral multitudinario, con presencia de las autoridades de la época y muchos alicantinos que fueron a despedirse de una persona tan querida.

Caruso

Por esas mismas fechas apareció el quizá más famoso, Caruso, que vivía en el Garbinet. ¿Quién no tuvo alguna vez una parrafada con Caruso? o ¿Quién no «disfrutó» sus canciones, arias…? En fin, como cantante, un verdadero triunfador.
Era llamativo verle andar con su chaqueta llena de medallas, escarapelas, emblemas y «distinciones» que había conseguido por sus éxitos en todo el mundo. Nos dejó en el año 1993, se puede decir que hasta el último momento no dejó de cantar, aunque se fue en silencio con algunos amigos y el personal que le cuidó en la residencia en los últimos años. Como todo y todos un día desapareció y nosotros añoramos aquellos años, aquellos personajes y aquella ciudad en la que todos vivíamos.

Caruso, según ChatGPT.

Don León Dupuy

Nos ocupamos ahora de otro personaje que era, en cierto modo, un friqui. Era un famoso comerciante alicantino muy entendido en vinos. Con motivo de la travesía por el Atlántico, los tripulantes del Plus Ultra fueron obsequiados con unos coches espectaculares de la marca Lincoln que fueron exhibidos en la plaza de toros de Alicante. Los coches fueron a parar a una conocida familia alicantina para su comercialización. La casa comercial tenía un expositor detrás del hotel Samper —que luego sería el Carlton— y en el que se exhibía un cartel con la leyenda: “Coche adquirido por el opulento comerciante don León Dupuy».

El Baldaet

En aquel extraño crisol de costumbrismo y populacho, no era infrecuente ver al «Baldaet», un curioso curandero «deforme, contrahecho, como si lo hubieran fabricado con recortes de cartón», que vivía en la calle del Diluvio. Curaba todos los males ajenos con pastilletes de llet de burra o aigua de carabanya, que él mismo convertía en «mágica» tras golpear con sus manos en repetidas ocasiones el cuello de una botella. Su historia iba unida a la de «El Colilla», mozo que en las charangas de la ciudad caminaba siempre delante del bombo, marcando el compás del pasodoble con gestos ridículos. «El Colilla» murió el mismo día que ganaba el «premi gros de Nadal» —agraciado con diez millones de pesetas— que, supuestamente, había vaticinado el propio «Baldaet», con la mala suerte de acabar enterrado en el cementerio de Alicante con los boletos en su bolsillo, sin poder disfrutar su familia de tan suculento trofeo.

El Meló

Era El Meló un singular corredor de fondo alicantino que disfrutaba corriendo junto a las motos. Cansaba caballos dando vueltas al albero en el coso de Alicante. Su fama le vino de hacer el recorrido Elche-Alicante con un melón en cada mano llegando a correr hasta Madrid por etapas. La famosa “soledad del corredor de fondo” no era otra cosa que su mujer que se quejaba de que llegaba a casa siempre cansado. Murió de tanto correr.

Imagen de El Meló generada por ChatGPT.

El hombre cañón

Famoso por su sombrero gris con cenefa negra, vendía cigarrillos y cerillas alrededor del hotel Samper y el Portal de Elche, el de los quioscos de prensa en cada esquina y la parada de coches de punto (carruajes de alquiler con caballo), que era famosa por la intensidad de los aromas a orina de los jamelgos, que trajeron las primeras moscas a la ciudad. Inició sus actividades como hombre cañón de un circo, aunque era, en verdad, hombre bala, pues era disparado para caer en una red colocada al efecto. «Pero sucedió que la mujer del cañonero estaba cañón, en lenguaje de hoy, más que buena, y como el bala de nuestro amigo se merendaba a la tal Marujita y llegando a enterarse su disparador y patrono, vino este a poner más carga en el cañón y el otro a parar fuera de la red, rompiéndose todos los huesos, por lo que quedó cojo a perpetuidad, haciéndose famoso el dicho: “Eres un bala”.

Artemio Pérez

Era un famoso masoquista alicantino que se codeaba con lo mejorcito de la ciudad, alternando con su flor y nata participando activamente en sus siempre gratas diversiones. En una ocasión, lo metieron en una avioneta y, al tercer meneo por los aires hubo que aterrizar por la gloria de la madre de Artemio, que finalmente tomó tierra «cagadito» hasta los calcetines. A La Mancha también lo llevaban de morralero para cargar las liebres que mataban sus señoritos amigos. Y una vez que le llegaron a dejar escopeta, a cada conejo que mataban los demás le metían un rollito de papel en el culo con la leyenda: “ a mí me ha matado Artemio”. Entre las risas ajenas Artemio planeaba su venganza. Así que fue recogiendo ortigas hasta llegar a la fonda, donde a cada uno puso una ramita en la cama. Y como para disimular era único llenó su cama de ortigas y pernoctó sobre ellas para ocultar su autoría. A la mañana siguiente lo habían dejado solo, sin coche, sin ropa y sin dinero, en plena Mancha.
Y, a pesar de todo, Artemio decía que «quien tiene un amigo tiene un tesoro».

Barrachina

¿Quién no había oído hablar de Barrachina en la época de este personaje? Es el que decía a voz en grito: “¡Porte la faba calenta!”. Con su carretón, su olla y sus habas hervidas, y con su fuego debajo al efecto, hizo escuela recorriendo las calles alicantinas. Tocaba la charamita para anunciar el producto a la clientela. Como no era amigo de poner todos los huevos en el mismo cesto, servía igualmente aigua çiva con rollos y bambas, y lo que le hubieran pedido. Otro tipo curioso por el dicho.
Supongo que si hubiera que ponerle música a esto, el que hablaría de los tres sería Artemio que diría: «Cómo pudiste hacerme esto a mí», de Alaska y Dinarama.

El sargento Moquillo

Era un policía local muy sui generis en su forma de dirigir el tráfico….con una sonrisa constante, gran amabilidad, muy querido por su familia y por los niños. Aquí en la Hoja del Lunes, se recoge un reportaje completo de este peculiar personaje.

El Chache

Famoso homosexual afincado en Alicante, conocido hasta en Cataluña, donde solía ir a por nota. Siempre hecho un pincel, el pelo engominado con fijapelo, las uñas pintadas, la blusa de seda. Asiduo del antiguo barrio chino de Alicante, ya desaparecido, paseaba sus reales por el bar Travesía, La Pepita, o el bar Zaragoza de la calle Álvarez, llevando una ratita blanca colgada del pecho, que hacía los chillidos de las prostitutas. De Alicante a Barcelona, era —dicen— un honor haber tenido relaciones con él. Se dice también que era de la familia de los Dante, a diferencia de otro famoso de un tiempo después, que era —dicen— de los Petrarca, más serio y por nombre La Medallona. No ha quedado probado que llegaran ambos a formar parte de las chicas de Colsada, aunque la natural tendencia del Chache por los ambientes orientales hace suponer que pudo entrar en conversaciones con Manolita Chen para integrarse en el teatro chino, que se disputaba el favor del público con el no menos famoso teatro argentino, también asiduo de Alicante, ambos precursores importantes del teatro Independiente Español y tanta relevancia llevó a decir: “Eres más conocido que el Chache”.

Estudiosos de estos temas

Pascual Rosser Limiñana (“Personajes y personajillos de Alicante”), Wikidata, Fernando Gil Sánchez, R. Soler, Elkiko, P. Mas, José Antonio Peral, Juan José Amores Liza (“Aquellos otros ilustres´”, Arturo Moreno, Asociación Cultural “Alicante Vivo”, A. Soler, Cultureta Alicantina, Hoja del Lunes, Alicante City, Diario Información, Alicante City, Semanario “El Tio Cuc”, Alacantí de profit, Alicantinos ante todo, Scrib.

José Moratinos Iglesias

Doctor en Ciencias de la Educación, diplomado en Psicología, profundo conocedor de la Psicopedagogía e Instructor de Tiempo Libre con sus estudios de Magisterio.

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  • Falleció el amigo y autor de este artículo la mañana del lunes 28 de abril en la Clínica Vistahermosa. Su sepelio fue un responso entre familiares y amigos en el tanatorio de Siempreviva, tenía 81 años que cumplió el 10 de marzo. Hemos perdido a un gran investigador de personajes alicantinos. Que en paz descanse.