Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Sin recortes

«Nice to meet you» o encantado de haberte conocido

Fotografía de Freepik.

¿Habéis experimentado el placer de una nueva amistad que os ha sorprendido? Me refiero a esos conocimientos fortuitos de personas que aparecen en medio del camino de vuestra vida y, sin saber por qué, os son del todo familiares. Una especie de intuición os confirma que su manera de ser os es próxima sin que hayáis tenido con anterioridad la seguridad de haber coincidido.

Tal vez es cosa del destino —o del azar, según vuestras creencias— pero la vida os ha llevado a encontrar alguien afín a vuestra manera de pensar y de entender vuestra apreciación del mundo. Se trata de personas que os enriquecen, que a partir de un momento pasan a formar parte de vuestra cotidianeidad y que pueden pervivir o simplemente, como me ha pasado en diversas ocasiones, desaparecen o siguen por su camino. Con todo, su huella queda imborrable en vuestro ser.

En una publicación memorística, el escritor italiano Alberto Moravia escribió que “la amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea”. Cuánta razón en una expresión que compara dos términos, el amor y la amistad, bien distintos pero al mismo tiempo tan complementarios. ¿Amamos a nuestras amistades? ¿Es tan difícil encontrar un buen amigo como encontrar un buen amor?

Que el amor es una emoción compleja y de difícil concreción es una realidad. Se trata de una experiencia humana fundamental que ha sido tratada desde diversos puntos de vista por la filosofía, la psicología, la literatura o el arte. Su base es el sentimiento de afecto y de cariño profundo hacia alguien que contiene una conexión emocional que no requiere un lazo familiar o de relación romántica. Nos preocupamos por el bienestar y felicidad de la persona que apreciamos y tenemos una empatía y comprensión que permite aceptar a la otra persona tal como es, sin prejuzgarla ni dejarnos llevar por prevenciones previas.

¿Podemos tener estos sentimientos hacia una persona reciente conocida? Los miedos personales a proyectar estas sensaciones o a sincerarnos pueden frenar el conocimiento de alguien que acaba de llegar a nuestras vidas, sobre todo si somos restrictivos en nuestra forma de entender el amor, considerándolo exclusivo de una o de un grupo reducido de conocidos. Así, nos damos cuenta de que echamos de menos esta persona cuando desaparece de nuestras vidas. Su ausencia provoca la añoranza o el sentimiento de haber perdido la ocasión de haber reforzado los nexos de unión. Siempre nos quedará el recuerdo del contacto realizado y de la marca que dejó en nuestra existencia. Porque la vida se construye a partir de encuentros y de desencuentros, cada persona que se cruza en nuestro camino puede aportar su granito de arena en la construcción de nuestra personalidad y en la maduración de nuestro ser.

Por mi propia experiencia, muchas personas han ido apareciendo y desapareciendo en mi camino. Tal vez por eso me ha venido a la mente la típica expresión que aprendemos en los cursos de iniciación de inglés, aquel saludo más o menos protocolario, nice to meet you, que conlleva, sin ninguna duda, un apretón de manos o gesto similar. Dedico, pues, este artículo a aquellas personas que en un momento determinado tuvieron el contacto de mi mano y, aunque fuera una breve conversación, sirvieron para entender que uno de los actos humanos más envidiable es el reconocimiento de la consideración y del afecto del prójimo. Pensad, por ejemplo, en aquellos hombres o mujeres que os presentaron y que no volveréis a ver: ¿valía la pena haber mantenido el contacto? ¿Os quedasteis con las ganas de haber desarrollado algún tipo de amistad? ¿Os gustaría reencontrarlos?

Si la muerte impidió el avance de vuestro contacto, difícilmente podréis concretar este deseo. Tengo diversas amistades que he tenido que limitar por este motivo. Por este motivo, las añoro, pienso en las ocasiones perdidas, en los momentos no realizados durante su existencia que me hubieran permitido saborearlas, recibir y compartir más vivencias o reflexiones. Pero la vida es finita y limita nuestros objetivos.

Por todo ello, saboread el primer contacto con una persona con la cual tenéis la sensación de haberla conocido con anterioridad, como una especie de reconocimiento de otras vidas que nuestra mente no acaba de entender. Dejaos llevar por la intuición del primer instante y, si consideráis que vale la pena, no rompáis los lazos, mantened su contacto. Tal vez nuestra intuición nos falle y observemos con el tiempo que esta posible nueva amistad no conduce a nada, que todo ha sido un espejismo. Pero soy de los que piensan que la vibración inicial de ese choque de manos y de personalidades en su conjunto nos aporta la verdadera impresión de la mujer o del hombre que tenemos delante. Porque la vida se construye a partir de errores y de aciertos: juguemos a los designios que el azar o el destino nos ha puesto delante.

Querido lector: ¡encantado de haberte conocido!

Carles Cortés

Catedrático de universidad y escritor.

1 Comment

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  • Que interesante, el darte cuenta , que solo dejándonos llevar por la intuición o la energía que se mueve cuando conoces a una persona pueda hacer que vivas la sensación de conocerla hace años o que resuena contigo como no lo ha hecho nadie o la aventura de dejar la puerta abierta y dejarle entrar.

    Feliz lunes.