Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Pisando área

Moussa pagó 9000 € por él y dos primos para “huir del hambre” de Senegal en patera

Patera (Fuente: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria).

Esperanza en sus ojos. Moussa lleva siete años en Elche. Como cientos de miles de personas por las guerras en África, las sequías e incendios que arrasan los cultivos, huyó “del hambre en Senegal” por 3000 euros el billete ‘esclavitud en patera’. Precio que equivale a 2 millones de francos CFA, año y medio de jornales en la agricultura en su país. Y luego desembolsó otros 6000 euros de su trabajo aquí para traer en patera a dos primos.

Si Moussa está aquí es porque ni murió por el camino ni se ahogó en el Mediterráneo o el Atlántico por la ruta canaria. Después de superar 2000 kilómetros durante un mes (por Senegal, el sur de Mali, Níger, el norte de Mali y por Mauritania hasta llegar al norte de Marruecos) se jugó la vida en el mar Mediterráneo y saltó de la patera a las aguas de una playa de Motril (Granada). Luego, viajó en autobús hasta el campo ilicitano.

Gastó 9000 euros

Por amor a su familia, Moussa gastó hasta hoy 6 millones de francos CFA, 9000 euros de su trabajo en almacenes y huertos en el campo de Elche, porque pagó también otros 6000 euros (dos viajes en patera) y logró traer a España a dos primos de Senegal, con la esperanza de una vida mejor.

Chozas en Senegal (Fuente: www.depositphotos.com).

«Mi familia tiene casa de ladrillos desde 2019. Vivimos siempre en la choza donde nací. Me jugué la vida en una patera por huir del hambre. Vine a trabajar cada día para que mi familia no muera. En Senegal no podemos vivir con nuestros cultivos de cacahuetes», emocionado me dijo en casi perfecto español.

Senegal es sinónimo del idioma Wolof y de Dakar, capital del país con un entorno urbano donde subsisten, a diario, casi 4 millones de personas a orillas del océano Atlántico. Ciudad más conocida en nuestra televisión por el rally frívolo de coches y motos. Sin embargo, la deuda moral europea continúa siendo incalculable. 

La costa de Senegal fue en el África Occidental el centro y salida hacia América de seres humanos cazados como animales, mujeres, hombres y niños nacidos libres. Pero esclavizados a la fuerza por la imperdonable avaricia inhumana de gente europea y sus cómplices africanos en los siglos XVI, XVII, XVIII y hasta el XIX.

El museo en la isla de Gorée y su litoral son dos testigos que gritan y nos recuerdan una de las mayores atrocidades inhumanas: la captura, posterior venta, y la compra de seres humanos nacidos en libertad.

«¡Viajé un mes!» 

Hace 33 años que Moussa nació en la zona rural de Tambacounda, región del sur de Senegal casi virgen, todavía hoy conserva flora y fauna autóctona africana, gracias a la escasa contaminación inhumana y artificial que devora el planeta Tierra.

Por suerte, en el litoral occidental africano sólo proliferó la explotación colonial francesa del cacahuete cuyos precios en origen imposibilitan hoy al pueblo vivir con dignidad de la agricultura. Por ello miles y miles, miles y miles cada día más, miles y miles de seres humanos huyen del hambre y la explotación.

Ruta de viaje de Senegal a Magreb (Fuente: PJB).

Al revés que cientos de miles de africanos que no terminan su aventura, bien por renunciar delante de la patera o en el peor de los casos al morir por el camino, Moussa sí terminó su ruta injusta por la subsistencia vital.

Salió en un primer autobús desde Senegal hacia Mali. Luego, pasó en otro autobús hasta el noroeste de Níger donde en un tercer bus regresó al norte de Mali. Y por una ruta terrestre más segura, con menos conflictos tribales, entró por el norte de Mauritania

«Viajé desde Senegal por carreteras y caminos de varios países para llegar por fin a la playa de Bouyafar en la costa norte de Marruecos», me explicó.

Del avión a la patera

Ya en Mauritania, de Nuasot a Nuadibu, Moussa viajó en un todoterreno con otros seis pasajeros (2 mujeres y 4 hombres). “Tres días cargué y descargué peces en barcos hasta tener 150 euros para el billete en avión de Nuadibu a Rabat (Marruecos)”.

Ya en el norte de Marruecos, gracias a un monje musulmán comió, durmió gratis y se duchó los siete días que vivió en un humilde albergue, antes de que le llegara la primera ocasión de correr de noche, a la luz de la luna por el monte, hasta bajar a la patera custodiada por traficantes armados que le iban a recibir en la playa de Bouyafar.

Al segundo intento

Pero esa primera vez, por desgracia, “no nos permitieron llegar a la patera. Antes de bajar del monte a la playa, nos dijeron que había patrullas de policías por la costa”. Deprisa, y otra vez a la carrera, desde lo alto del monte “regresamos de noche al albergue donde esperé otro turno para terminar el viaje en España”.

Por fin en el segundo intento, días después, “en mi turno éramos 70 personas corriendo de noche por el monte, pero 11 se arrepintieron delante de la patera. Te devuelven el dinero si no pones un pie dentro, pero sólo si así fue tu acuerdo con quienes tienen depositados tus 2 millones de francos CFA en Senegal. Si pones un solo pie en la patera es como si hubieras realizado el viaje”, me explicaba sin dar más detalles. En la playa, junto a la patera, “había gente armada con cuchillos y pistolas”.

Ruta de playa Bouyafar en Marruecos a la de Motril en Granada y desde allí a Elche (Fuente: PJB).

Las pateras llevan “uno o dos motores”. Pero a veces fallan ambos en el mar durante la travesía hasta las costas españolas. Y los inmigrantes en situación de indefensión, abandonados por los traficantes, pueden morir de sed o hambre si navegan muchos días perdidos a la deriva en las aguas del Mediterráneo.

Bono-bus a Elche

En la playa de Motril, los recibió la Cruz Roja y días después la Guardia Civil lo trasladó hasta la ciudad de Jaén. Tras pasar por varios centros oficiales de acogida, con estancia y manutención gratuita en España, Moussa recibió por fin un bono billete de autobús para viajar a Elche. “Porque en Elche tenía compatriotas que se responsabilizaron de mí y, sobre todo, de que yo venía a España a trabajar para mi familia en Senegal”, les está agradecido eternamente.

En el campo de Elche, donde vive hace 7 años, trabaja en todo cuanto puede. Carga y descarga materiales en almacenes de albañilería, “también cargo y descargo mandarinas y naranjas”, y limpia de hierbas los huertos de cítricos y de granadas. Al tiempo realiza cursos de manipulación de productos agrícolas. Cursos oficiales y obligatorios para lograr algún día el permiso definitivo de residencia. Su objetivo es consolidar un trabajo como autónomo en la agricultura. Debe hacer más cursos con los gastos que paga a los asesores y abogados “que me ayudan tramitando todos los papeles”, agradece.

“Me esfuerzo cada día en el trabajo para salvar a mi familia del hambre y la miseria. Traje a Elche a dos primos, hijos del hermano pequeño de mi padre. Uno hizo dos años de formación de panadería en Francia, gracias al compatriota que me prestó a mí los 3000 euros para mi viaje en patera. Mi familia vive por fin en Senegal en una casa de ladrillos. Dejaron la choza donde nací”, desveló con orgullo.

Siente Moussa felicidad al recordar “los amaneceres en libertad» en su tierra natal en el sur de Senegal. Sus pupilas, mirándome a los ojos, contagian mensajes sin palabras. Sentí su comprensión y respeto a nuestra mentalidad y nuestro modo de vivir.

Aprender de África

Providencial lección de humildad gracias a Moussa. Sin avaricia es su acción diaria y el ejemplo de este joven llegado hasta nosotros, en patera, desde tierras de África donde surgió la humanidad hace millones de años.

¿La valentía, voluntad y humildad de Moussa y de miles de inmigrantes como él nos ayudará a reavivar la humanidad que sigue perdiendo nuestra sociedad consumista y enferma? ¿Qué nos enseña el atrevimiento y el optimismo vital y alegre africano? ¿Los inmigrantes llegados de África son nuestra la última oportunidad para recuperar el camino hacia la felicidad compartida en familia y entre amigos?

Hace veinte años

Pasan los años. Muertos y más muertos, incalculable las personas ahogadas en el mar Mediterráneo y el océano Atlántico, y las fallecidas en su travesía por tierras africanas yermas o luego en la peligrosa patera. Son cientos de miles, millones de personas desesperadas nacidas en África. Flujo interminable, infinito. Imparable. Huyen del hambre, de las guerras, de las sequías y los incendios.

Igual que tú y yo, como ellas y ellos, igual escaparíamos del hambre de haber nacido en sus países y regiones africanas expoliadas durante siglos por la avaricia injustificada de los europeos. Deuda inolvidable. Impagada.

Ineptitud y complicidad

El 14 de mayo de 2015, con mi pseudónimo literario G. Taylor, publiqué la novela en la web krisisconk.com donde inserté a modo de denuncia pasajes escritos en 2006, va para veinte años, cuando los primeros desde África llegaban en patera a playas italianas, griegas y andaluzas.

Imaginé entonces la muerte de una mujer embarazada y dos niños, ahogados frente a una playa de Torrevieja (Alicante) al hundirse la patera que les traía desde el norte de África, y pensé en la llegada de inmigrantes africanos en pateras en la costa de Murcia como ya ocurrió y sucede injustamente. Pasan los años. Todo a peor. Palabras, excusas de una casta política inepta, insensible e insensata. Escasa solidaridad internacional. Ninguna justicia. Pero mucho peor es la abundante y reiterada complicidad.

En ‘Krisis con k’

/ Páginas 45-46:

“En su amnesia interesada, habían olvidado el expolio colonial de los países europeos en África y en casi todos los continentes, y las masacres y robos, con la excusa de El Dorado, cometidos por el imperio español que empobreció durante siglos a los pueblos de América.

Pese a la tensión, nuestro amigo se colocó la toga de fiscal una mañana:

–¿Os asusta el tan tan africano? ¿Teméis acaso una invasión zulú o masái? ¿Y que os roben el bocadillo? —Espetó mientras daba un mordisco al suyo; pan, aceite y sal.

(…) Minutos después, Jorge oyó interferencias en la emisión de noticias que ofrecía Matías Prats por la radio, situada sobre un armario en el trabajo. Nadie se movió para sintonizarla. Jorge se acercó al aparato, sintonizó la emisora y subió el volumen. Había encallado una patera argelina en la costa torrevejense.

Trece hombres, una embarazada y dos niños de cuatro años. ¡Ahogados! Diecisiete estómagos que buscaban comida”.

/ Página 99 (capítulo ‘Lampedusa y el hambre’):

“¿Qué sentido aporta a tu vida escuchar el tantán de la hambruna africana? O el tantán que procede de la desesperación en Haití, La India, Guatemala…

¿Acaso ese tan tan te transforma?

¡Acude a socorrerles!

¿O acaso abrirías un campo de exterminio, en la isla italiana de Lampedusa, para los millones de africanas y africanos que huyen del hambre y la muerte segura?

¡Ponte en su lugar! ¡Hazlo sólo unos segundos!

¿Y si hubieras nacido allí, donde ellas o ellos?

Teresa de Calcuta aseguró a Jorge que el corazón humano siempre les socorrerá y les dejará cruzar la frontera”.

/ Página 260:

“Nadie duda ya de que millones de seres humanos mueran por carecer de agua y alimento. Cien millones de niñas y niños cada año. Siente aquí el corazón de la madre que llega con las manos vacías, sin alimentos, a su casa en una barriada de la ciudad o a una choza en la selva.

¡Imagínate tú en su lugar, en la choza, ante una hija moribunda por el hambre! ¿Qué sientes? Seguro que agradecerías una mano amiga”.

Moussa trabaja hace siete años en el campo de Elche. Su espíritu africano, voz apacible rebosante de respeto, reavivó mi confianza, fe inquebrantable, en la buena gente y sus acciones diarias por recuperar la humanidad en este planeta Tierra que nació sin fronteras. Vale (cervantino)

Pedro J. Bernabeu

Pedro J. Bernabeu, periodista (FAPE) n.º 14.386, 02/03/1988; Asociación Española de la Prensa Deportiva (AEPD), n.º 035-A (Alicante); director y locutor SER Deportivos-Radio Orihuela 1987-1997; redactor y redactor jefe diario ‘La Verdad’ Orihuela-Vega Baja-Torrevieja, 1987-2007; conferencias en la UMH Elche y Cátedra Fernando de Loazes en Orihuela-Universidad de Alicante: ‘Periodismo local: malabarismos en la cuerda floja’; entrenador de fútbol nivel III colegiado n.º 7255 RFEF-FFCV; músico desde 1969, clarinete y saxo tenor; escritor de novela ‘Krisis con K’ y ‘Krisis with a k’ 2015 en Amazon Libros y en las webs krisisconk.com y Krisiswithak.com y los poemarios ‘Luna’ y ‘Sirenas’, febrero 2022; seis proyectos de metodología sobre fútbol en Amazon Libros con tareas de entrenamiento de formación y competición, entre ellos ‘Fútbol de la calle: Improvisación entrenada y Anarquía inteligente en equipo’, junio 2022 y `Fútbol: Evita que el GPS sea el verdugo del talento´(octubre de 2024); profesor de Secundaria (Historia y Geografía Física) CAP, Universidad de Alicante (1983). Distinciones: Medalla de Plata (RFEF-Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, temporada 1989-1990); ‘Lancero’ del ‘Pelotón de Los Torpes’ (Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Orihuela, procesión nocturna Domingo de Ramos 2005); Glosador de El Oriol y la Reconquista de Orihuela (Exaltación Festera, 01-julio-2005; Teatro Circo); Número 1 promoción 2017-2020, (entrenador de Fútbol Superior-nivel 3 profesional).

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  • Si hubiera 22 ministros como Moussa y un presidente como tú, otro gallo nos cantara. Un abrazo.