Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Más allá del universo y del ‘multiverso’, otro misterio

Imagen: Gerd Altmann (Fuente: Pixabay).

Pensar en el más allá sirve de mucho para deambular por el más acá sin miedo a las epidemias materiales y morales, incluso al ministro Garzón.

Los astrofísicos son incapaces, de momento, de dar un número aproximado de galaxias. A los 14.000 millones de que hablaban hace unos años, se suman ahora nuevos hallazgos hasta el punto de estimarlas en muchos millones más. A lo que llamaban el universo finito ahora lo denominan el ‘multiverso’, sorprendidos los científicos por el descubrimiento de nuevos universos. Están perplejos ante la expansión interminable de aquel Big-Bang que, según los últimos estudios de Stephen Hawking y su colega y colaborador el belga Thomas Hertog (poco antes de la muerte de aquel), abren nuevas perspectivas sobre los orígenes del cosmos.

Iván Agulló, reputado físico nacido en Elche, docente e investigador del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad Estatal de Luisiana (EE. UU.), autor de un libro titulado Más allá del Big-Bang, sostiene que queda mucha tela científica que cortar hasta hacer pleno en la explicación última del cosmos desde el punto de vista de la ciencia, que nunca, cree, podrá coincidir con el de la fe. Son dos vías paralelas, imposibles de encontrarse. La ciencia sigue aportando más y más teorías. Pero Agulló sostiene que aún queda camino que recorrer para resolver el misterio del cosmos.

La religión cristiana (complementando la judía) tiene resuelto lo fundamental del misterio cosmológico. Los cristianos creemos que Dios es el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y de lo invisible; creador del hombre y de todas las criaturas. Lo que ya no dice la Biblia es cómo se ha prolongado en el tiempo el acto creador; cómo ha dirigido Dios los efectos del Big-Bang y cómo van a evolucionar las galaxias y los agujeros negros.

Dejemos a los astrofísicos moviéndose en los fantásticos espacios astrales, disfrutando con nuevos hallazgos como el aún reciente de las ondas gravitacionales y los agujeros negros que engullen otros agujeros. Es un asunto apasionante, siempre abierto a nuevos logros y que me imagino que solo cuando las almas, liberadas del cuerpo, se encuentren con el Ser Supremo tendrán la comprensión del mismo, cómo al fin entenderán ese otro misterio no menor, el de la Santísima Trinidad: tres personas y un solo Dios verdadero.

Las religiones cristianas (hay otras con objetivos también sublimes) y más concretamente la Iglesia Católica, avalada por la muerte y resurrección de Jesucristo; por los martirios de los apóstoles y de miles y miles de fieles, así como por los numerosos milagros de Dios a través de la Virgen María y de los Santos, proclaman el origen divino de todo y de todos. Los católicos somos unos privilegiados. Pero no porque tengamos privilegios, sino porque nuestra fe en Dios y en sus mandamientos, sobre todo en el de amar a todos, incluso a los enemigos, nos hace felices y merecedores del cielo para toda la eternidad.

El Dios misericordioso del Cristianismo es Dios de todos, independientemente de sus ideologías y a todos dará una última oportunidad para elegir entre el bien y el mal a la hora de la muerte antes de entrar en la eternidad. En el cielo no habrá aburrimiento ni miedo al coronavirus y cualesquiera otras epidemias y enfermedades. Y los aficionados a mirar por la noche hacia las estrellas, seguro que podremos pasearnos de galaxia en galaxia, incluso en compañía de Galileo, Copérnico, Newton, Einstein, Hawking, Agulló y otros astrofísicos, entre ellos la católica italiana Fabiola Gianotti. directora general del CERN, el Centro Europeo de Aceleración de Partículas, cuyo éxito más importante fue el descubrimiento, en 2014, del Bosón de Higss. Colaboran 22 países, entre ellos España, con científicos y financiación. Viajaremos con ellos a la velocidad de la luz, si es que no hay otra más rápida como la bilocación.

Es triste que estemos construyendo unas sociedades, a nivel internacional, llenas de un laicismo absolutamente frustrante para la inmensa mayoría de nosotros. El materialismo galopante y la pérdida de valores religiosos van parejos con la generalización del mal rollo, de los malos tratos a las mujeres, de las bandas de menores y jóvenes delincuentes con peleas frecuentes y hasta asesinatos; con suicidios en preocupante incremento; con notable incremento de violencia juvenil contras los padres, clara manifestación del fracaso en lo que se denomina nuevo concepto de la familia, que no es otra cosa que el fracaso de la familia tradicional.

Terrible error el de las nuevas generaciones, incluso de intelectuales de medio pelo que se creen progresistas, al abominar de las tradiciones de la civilización grecorromana y cristiana para defender un existencialismo nihilista. No sólo pobre moralmente sino estéticamente. Despreciar la tradición es despreciar la historia, la historia civil y la sagrada. Los falsos ‘progres’ tienden a recortar libertades individuales y pretenden estatalizar todo, como una forma de dominio de voluntades y llevarnos a todos los hombres a vivir como un rebaño teledirigido. La falsa y torticera exaltación de lo público frente a lo privado, en aras de una supuesta y falsísima igualdad (pernicioso igualitarismo estatalizante) nos está llevando a la renuncia a lo más sagrado: la libertad individual.

Pantallazo de la edición de The Guardian, donde se recogen las declaraciones de Alberto Garzón. (Fuente: https://www.theguardian.com).

La historia civil (la de los historiadores romanos del siglo I: Tácito, Flavio Josefo, judío romanizado, y Plinio el Joven, entre otros) y la historia sagrada (la de los Evangelistas y otros apóstoles y discípulos de Cristo) dan testimonio indiscutible de la existencia y muerte de Jesús de Nazaret por orden del gobernador de Judea, Poncio Pilato, y del nacimiento de la Iglesia cristiana, primero perseguida por los emperadores y luego asumida por Constantino y ‘oficializada’ por Teodosio, uno de los emperadores nacidos en Hispania.   

Tan perverso es intentar acabar con la historia civil como con la sagrada. E igualmente abominable es desvirtuar la una como la otra en aras de un revisionismo falto de rigor científico y sobrado de ideologías desfiguradoras de los auténticos acontecimientos protagonizados por nuestros antepasados. Políticos de tres al cuarto quieren reescribir la historia en lugar de dejar que sean historiadores cualificados quienes hagan su labor alejados de ideologías. Los políticos son protagonistas de la historia. Pero no pueden, no deben, escribirla.

¿Cómo le vamos a dejar al ministro Garzón que escriba su nefasto periplo por un ministerio al que ha degradado al máximo, con repercusiones internacionales nefastas para los ganaderos españoles? Hablar mal de este gremio y de los productos que exportan, es de juzgado de guardia. Llueve sobre mojado, pues ya hizo campaña contra el consumo de ternera, pese a que formaba parte –dicen– del menú para los comensales invitados a su boda. ¿Y su incursión en terrenos en la industria juguetera? Nadie le entiende, ni siquiera en el Gobierno del que forma parte. Las ministras socialistas Isabel Rodríguez, portavoz gubernamental, y Pilar Alegría, ministra de Educación, han hecho el ridículo más espantoso saliendo a desautorizar a Alberto Garzón, pero quitando hierro al asunto alegando que lo declarado por el líder de Unidas Podemos al prestigioso periódico inglés The Guardian lo ha sido a nivel particular y no como ministro del Gabinete de Pedro Sánchez, el cual apoya a muerte a los ganaderos. (El propio Garzón les ha contestado que habló como ministro). Las dos deberían dimitir por tomar a los españoles por subnormales. ¿Y Pedro Sánchez? Ha repetido lo de las ministras, pero con más sordina. No habrá dimisión. Unidas Podemos lo tiene agarrado y bien agarrado para hacerle tragar sapos y culebras con tal de garantizar su apoyo y que pueda seguir en la Moncloa. Más grave que lo del The Guardian es que los podemitas defiendan el derecho a decidir (abiertamente anticonstitucional y anti-ONU) de independentistas catalanes y vascos y sigan pegados al Gobierno de España. Gobiernan los que quieren romper España o que la rompan otros. ¿No es de locos? ¿No es de loco?

Hay que dar tiempo al tiempo y esperar que éste ponga a cada quién en su lugar. El tiempo y también Dios de cara a la eternidad que es nuestro futuro. No nos pongamos nerviosos por el presente. Tenemos un gran futuro. Pero hay que currárselo día a día. Como sentencia el dicho popular: sin prisa pero sin pausa. Este pueblo se está dejando engañar un tiempo. Pero no cabe en cabeza humana que se deje engañar todo el tiempo por unos partidos minoritarios que han atado un pañuelo en la cabeza tapando los ojos de Pedro Sánchez. Un Sánchez que no cesa de dar palos de ciego.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

5 Comments

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  • Gracias Ramón por este maravilloso artículo que nos llena de esperanza y abre nuestro espíritu hacia las inmensas galaxias descubierta y por descubrir, pero todas obra De Dios creador del universo , que nos tiene preparado para todos los que en él creamos gozar eternamente en la patria Celestial

  • Con toda la razón del mundo, dando casi siempre ‘palos de ciego’ por intereses espurios, cómo el afirmar que las mascarillas «no son necesarias» (por la inepta falta de previsión del Gobierno de hacer acopio de ellas cuando lo advirtió la OMS a finales de enero del 2020) y ahora amenazar con multas y sanciones (es decir, probar sibilinamente a meter miedo para comprobar si existe ya sumisión irracional del pueblo racional y libre) obligando a llevar la mascarilla en el exterior y sin excepción en lugares sin aglomeraciones… ‘Palos de ciego’ de aprendiz de dictador de pacotilla… Don Ramón Gómez Carrión, un abrazo… pedro j. Bernabeu

  • Menos mal que hay personas curiosas que no se conforman con libros de fábulas, sino que tienen mente independiente, son inteligentes y desean ir más allá de los límites.

    Vivimos en un mundo tecnológico no religioso y menos mal! de otra manera el autor de este post no hubiera podido ni escribir, estaría en el desierto con una túnica rezando a Dios padre todopoderoso y su grupo de andrajosos polvorientos esperando milagros del señor.