Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Los planes proteccionistas de Trump no desequilibran el comercio exterior alicantino

Los pretendidos planes proteccionistas de Donald Trump, con aranceles más elevados para frenar la entrada de productos a Estados Unidos, no ponen contra las cuerdas al comercio exterior alicantino, ya que EE.UU. apenas supone el 6% de sus ventas. El mayor peligro viene con el “Brexit” del Reino Unido y la consecuente devaluación de la […]

Los pretendidos planes proteccionistas de Donald Trump, con aranceles más elevados para frenar la entrada de productos a Estados Unidos, no ponen contra las cuerdas al comercio exterior alicantino, ya que EE.UU. apenas supone el 6% de sus ventas. El mayor peligro viene con el “Brexit” del Reino Unido y la consecuente devaluación de la libra, un mercado que representó en 2015 un total de 308 millones y la llegada anual de 1,7 millones de turistas de ese país. La amenaza sigue en el tejado en el caso francés con la posible deriva ultraderechista si gana las presidenciales de abril y mayo Marine Le Pen y se fractura el Mercado Único Europeo actual, ya que el país vecino es el principal cliente alicantino con 900 millones de compras anuales.

Habrá que esperar hasta el 20 de enero para comprobar si Trump, tras su toma de posesión como presidente de EE.UU. intenta resucitar la antigua teoría Monroe de “Ámerica para los americanos” (norteamericanos) en su esfera de influencia y aplicar los anunciados aranceles a las exportaciones y lamentarnos, entonces, con “más se perdió en Cuba” tras el hundimiento del Maine en la guerra con EE.UU. y la desaparición de los últimos territorios del imperio colonial español en 1998.

No hay imperio que mil años dure y la quiebra del poderío mundial la sufren ahora en su propia piel Estados Unidos y el Reino Unido mientras China se engrandece como el «Imperio del Medio» con sus producciones y tener atado al gigante americano por el control de su deuda externa.

Las ventas de la provincia a EEUU son menos del 6% de sus exportacionesEl peso económico norteamericano en la economía alicantina no es relevante por su volumen. La exportación exterior de la provincia de enero a agosto de este año alcanzó los 3.434 millones, de los que únicamente 196,4 se concretaron con EE.UU., un mercado en expansión en la etapa Obama, pero que sigue a años luz respecto a la UE donde se concentra más del 65% de las ventas alicantinas, de la Comunidad Valenciana o españolas.

El único sector que pisa fuerte en nuestras ventas al gigante americano es el calzado, con 90 millones de euros de enero a agosto. Como contrapeso, Alicante compró a los productores norteamericanos en el mismo periodo frutos secos y frutas por un valor de 234 millones, en su mayor parte la almendra californiana que sirve de base para el turrón. En estos primeros ocho meses las ventas de los productos tradicionales alicantinos se quedaron en cifras insignificantes: juguetes 3,5 millones; alfombras 2,6 millones y mármol 0,6 millones, según datos publicados por el ICEX.

El peso europeo 

Marine Le Pen en un mitin en Francia. Foto: WikipediaMás peligro tiene una victoria de Le Pen al otro lado de nuestras fronteras, que ya parte con el slogan de “En el nombre del pueblo”, por las relaciones comerciales con el país vecino. Nuestras ventas a Francia durante el pasado año ascendieron a 898 millones de euros y las de Alemania superaron los 727 millones, países a los que vendemos mucho más de lo que les compramos. Los franceses nos vendieron productos por valor de 209 millones, y los alemanes por 374, lo que deja una balanza muy positiva para la provincia de Alicante, por lo que un giro en la actual política de libre circulación en la UE comprometería más las bases económicas alicantinas.

Los datos respecto al Reino Unidos son igualmente contundentes, con 1,7 millones de turistas de este país que llegan a nuestra provincia sobre un total de 4,5 millones. Los turistas británicos nos dejan cada año 1.487 millones de euros, según los datos del instituto Ineca. De acuerdo con la institución, la compra de viviendas alicantinas por parte de los británicos alcanzó el pasado año los 375 millones, un negocio que se ve amenazado por el “Brexit” y la devaluación de la libra. A este panorama hay que añadir que en la provincia residen 86.000 británicos, a los que un empobrecimiento de su moneda les haría daño, sobre todo teniendo en cuenta que suelen ser personas jubiladas o en edades de jubilación.

El mayor peligro para el comercio alicantino puede venir de una victoria de Le PenLa situación resulta similar en el conjunto de la Comunidad Valenciana si nos atenemos a los resultados de 2015, un año en el que las empresas facturaron a Estados Unidos por sus ventas 2.119 millones de un total de 28.557 millones de las exportaciones, de los que 5.403 correspondieron a Alicante. El peligro potencial de la etapa Trump está en la subida de aranceles y su rechazo al Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP).

En el periodo enero-agosto de 2016 (último disponible), las exportaciones españolas a EE.UU. ascendieron a 7.530 millones de euros. Por su parte, las importaciones durante los 8 primeros meses se situaron en 8.354 millones de euros. Estas cifras hay que situarlas en un concierto español en el que las exportaciones mundiales en los ocho primeros meses de 2016 alcanzaron los 167.053,6 millones de euros, máximo histórico de la serie para el acumulado en este periodo.

Libre comercio

Algunas de las sombras sobre Trump de despejarán cuando tome una decisión sobre el libre comercio. El TTIP pretende reducir o, en la mayoría de los casos, suprimir los aranceles que se aplican actualmente entre la UE y los EE.UU. Es cierto que en promedio son bajos (alrededor del 4%), pero en algunos sectores muy importantes para la economía de la Comunidad Valenciana y española son todavía muy elevados. Por ejemplo, en productos textiles y calzado (15-35 %), cerámica (37,5 %), atún (35 %), todo tipo de alimentos transformados, como las conservas de pimientos o alcachofas (15 %), queso (82,5 %) y otros productos lácteos (algunos incluso por encima del 100 %).

Una de las ventajas del TTIP para la economía europea es que propone facilitar el acceso al mercado estadounidense en ámbitos que hasta ahora estaban prácticamente cerrados para las empresas de la UE. Entre ellos, destaca la contratación pública, donde una amplia gama de pymes españolas ya ofrecen productos y servicios de vanguardia en arquitectura, ingeniería, construcción, sistemas de transporte, sanidad o telecomunicaciones.

Gorra de campaña de Trump.Una economía enferma

Trump ha basado parte de su campaña en recuperar el sueño norteamericano de grandeza que tuvo su cima tras la Segunda Guerra Mundial, pero los indicadores reflejan que la economía norteamericana está maltrecha, con una deuda externa de más de 19 billones de dólares e inundada de mercancías procedentes de China o Canadá.

El hecho de que todos los países fijen su deuda externa en dólares siempre ha evitado problemas de financiación exterior a la Administración estadounidense, pero el país se sigue atragantando con la deuda desde hace más de una década.  Desde 2003, la deuda externa ha crecido a un ritmo medio anual del 16,7%, pasando de representar el 63,4% del PIB estadounidense en 2003 a suponer un 99,51% en 2010 y un 102% en 2014. El pago de intereses de la deuda en 2014 ascendió a 430.812 millones de dólares, frente a 415.689 millones en 2013.

Según los datos publicados por el Departamento del Tesoro, correspondientes al año 2015, la deuda total ascendió a 18.138 millardos de dólares (un millardo equivale a mil millones), lo que supone alrededor del 102 % del PIB. De ellos, 5.127 millardos correspondieron a deuda externa pública y 13.011 millardos a deuda externa privada (74% del PIB). En mayo de 2016, el valor total de la deuda externa de Estados Unidos fue de 19.269 millardos de dólares. La batalla de Trump es acortar la deuda y el déficit.

El gigante chino

Los principales clientes de Estados Unidos son Canadá, la Unión Europea, México, China y Japón. Las exportaciones dirigidas a Norteamérica (Canadá y México) representan el 34,13% del total en 2015 y han disminuido un 6,51% con respecto al mismo período de 2014. Por su parte, las ventas a Europa (21,17% del total) han decrecido un 3,82%, siendo los países de la Unión Europea los que mayor porcentaje acaparan (18,01% del total) con una bajada del 1,25% en tasa interanual. Es preciso subrayar que la importancia de China como destino comercial de Estados Unidos es aún relativamente pequeña, a pesar de que en la última década el país asiático ha pasado de representar un 2,1% del total de ventas de Estados Unidos al 7,7%, superando en 2007 a Japón.

EEUU arrastra una deuda externa de 19 billones de eurosEstados Unidos importa sobre todo de los países de la cuenca del Pacífico (36,5% del total, en 2015), y Canadá y México, que alcanzan una cuota del 26,0% entre los dos. Observando la evolución de los últimos años, el cambio más drástico desde el punto de vista de los proveedores de Estados Unidos lo ha protagonizado China, que ha pasado de ser el cuarto país en importancia con una cuota del 8,2% en 2000 al primero con una cuota del 21,2% en 2015. Japón ha sido el gran perjudicado del aumento de importancia de China, perdiendo cuota hasta llegar al 5,8% en 2015, situándose por detrás de China, Canadá y México.

Los imperios y las civilizaciones son como los seres vivos: nacen, se desarrollan y mueren. Todos han tenido su “sanmartín”. La deuda norteamericana pesa como una losa de granito en sus pretensiones de guardián mundial, como en su día pesó sobre el imperio español de Felipe IV por sus continuas guerras en el tablero mundial. Así, en la batalla de Rocroi, en 1643, la primera derrota de los tercios españoles, la escasa harina de la intendencia (por falta de recursos) no se destinó a alimentación de los soldados sino a blanquear las pelucas de sus oficiales. Rocroi marcó el punto final de la hegemonía española y el ocaso de los tercios.

En 1898, España perdió Cuba y de nada valió que Antonio Cánovas del Castillo, primer ministro del Gobierno y principal arquitecto de la restauración monárquica de 1875, ofreciese “hasta la última peseta” para luchar contra el incipiente imperio norteamericano en una guerra de antemano perdida para un país empobrecido que no miraba sus propias desgracias, como bien cantó la Generación del 98. Los nuevos estrategas norteamericanos debieran aprender las lecciones de la historia, que todos los imperios tienen fecha de caducidad y un nombre grabado con sangre en la memoria colectiva, que en el caso español fueron Rocroi y el hundimiento del Maine.

Alfredo Fernández

Periodista.

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