Uno de los aspectos del desarrollo ideológico del franquismo fue la consideración del placer de las mujeres como secundario tras el de los hombres. Así, he podido leer estos últimos días las auténticas aberraciones que el documento editado en 1958 por la “Sección Femenina” de Falange Española y de las JONS, partido único del movimiento nacional en sus orígenes, extendía y difundía entre las mujeres de nuestro país. Os reproduzco alguna de sus frases culminantes:
En cuanto respecta a la posibilidad de relaciones íntimas con tu marido, es importante recordar tus obligaciones matrimoniales: si él siente la necesidad de dormir, que sea así y no le presiones o estimules la intimidad. Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo siempre en cuenta que su satisfacción es más importante que la de una mujer. Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que hayas podido experimentar. Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes.
Los documentos quedaron para la historia de las absurdidades. El año 1953, difundían la Guía de la buena esposa, donde ellas tenían que descansar cinco minutos antes de la llegada del marido para que «luciera hermosa», hacerlo «sentir en el paraíso», minimizar el ruido y fingir felicidad, aunque no fuera el sentimiento real. La clave de la convivencia marital se situaba en el hecho de escucharlo, “déjalo hablar antes, recuerda que sus temas son más importantes que los tuyos”, así como en no quejarse ya que “cualquier problema tuyo, es un pequeño detalle comparado con lo que él tuvo que pasar”. Con la conclusión de que “una buena esposa siempre sabe cuál es su lugar”, se ratificaba la sumisión completa, tanto en el ámbito afectivo como sexual, en una esfera íntima donde los eufemismos abordaban una práctica humana que quedaba relegada a la continuidad de la especie. El placer no existía, era una percepción que quedaba desplazada exclusivamente al ámbito masculino.
Nuestras madres y abuelas crecieron con este adoctrinamiento. Cada vez que observamos una reacción machista o contraria a la igualdad de género, recuperamos una pequeña dosis de una ideología que pretendía privar a las mujeres de su libertad y de su pleno desarrollo como personas. ¿Cuántas de las distorsiones psicológicas actuales en nuestra sociedad son todavía consecuencia de esta perversa y nociva manera de formar a aquellas generaciones? La persistencia de la represión sexual es todavía importante. Un artículo reciente publicado en El País por Jessica Mouzo (26.04.2025) analizaba cómo los mitos sexuales, alimentados por la pornografía y la falta de una educación sexual adecuada, distorsionaban las expectativas y las experiencias reales en las relaciones sexuales. Estereotipos como la obsesión por el tamaño del pene, la necesidad de tener erecciones perfectas, la simultaneidad en los orgasmos o la escenificación de gemidos afectan el bienestar y generan frustración e incluso disfunciones sexuales. Unos mitos que pueden provocar insatisfacción, disminución de la frecuencia sexual y falta de comunicación. Todavía perduran imposiciones de la moral nacional-católica del franquismo que criminalizaba prácticas como la homosexualidad y las muestras de afecto en público. Un control social que tuvo consecuencias devastadoras en la percepción de la sexualidad y en la libertad individual. Así, por ejemplo, a pesar de estar prohibidas, las terapias de conversión, que buscan cambiar la orientación sexual o la identidad de género de las personas, aún se practican en algunos ámbitos. El caso de Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, ha sido un ejemplo reciente de conducta sexual inapropiada en un contexto público: un beso sin el consentimiento de la jugadora Jenni Hermoso. Un debate que se encendió y que sirvió para evidenciar las conductas consideradas normales que afectan al desarrollo sexual libre de cada uno de los individuos.

Os recomiendo la lectura del estudio de Ana Lombardía Hablando con ellos. La sexualidad de los hombres heteros (2022) para entender de una manera crítica los guiones sexuales impuestos y favorecer una educación sexual emocional y respetuosa. Estamos, pues, formando unas nuevas generaciones de hombres y de mujeres donde el porno construye un imaginario sexual distorsionado donde no cabe la comunicación que tendría que haber en las relaciones íntimas. “Recibimos una visión utópica y rígida de lo que tiene que ser nuestra vida sexual y cuando algo falla, surge la frustración y la preocupación”, como indica la ginecóloga Laura Ribera en el artículo citado anteriormente. En una época marcada por la inmediatez y el éxito, buscar una relación continua de 10 es un hecho que puede generar diversos traumas e insatisfacciones en cada uno de nosotros. El adoctrinamiento anterior de las generaciones de nuestros mayores no puede verse superado con la continua presión que ejercen los medios digitales, donde nuestros jóvenes encuentran sus modelos, para estar a la altura de lo que supuestamente se espera. No es cuestión de tener viagra a mano siempre, por si acaso, sino de entender que cada cuerpo es un mundo y cada relación un universo, lleno de posibilidades y de variables que debemos compartir y contrastar con nuestra pareja sexual.
Señor catedrático de Lengua Catalana: ¿acaso ha sido contratado por Pedro Sánchez para conmemorar y festejar los 50 años de la muerte de Franco con aromas de Sección Femenina? Ya casi nadie se acuerda de celebrar los 50 años de libertades, sobre todo los últimos siete. Tremenda injusticia. Saludos.