Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Reportajes

La Mediterránea II

La Albufereta de Alicante. Años 50. Foto: Fondo Archivos Municipales de Alicante
La Albufereta de Alicante (Fuente: Archivo Municipal de Alicante).
Alicantinos de nacimiento o adopción, escritores, marinos o pintores han manifestado su amor por nuestra Mediterránea en sus obras a lo largo de su vida. Nombres ilustres que hicieron en su día de perfectos embajadores de nuestra tierra, con el mar como protagonista. “Y se dio cuenta de que nadie jamás está sólo en el […]

Alicantinos de nacimiento o adopción, escritores, marinos o pintores han manifestado su amor por nuestra Mediterránea en sus obras a lo largo de su vida. Nombres ilustres que hicieron en su día de perfectos embajadores de nuestra tierra, con el mar como protagonista.

“Y se dio cuenta de que nadie jamás está sólo en el mar.” “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway.

Gabriel Miró. Don Gabriel Miró, gran hombre de letras, durante toda su vida llevó como blasón su carácter alicantino y su pasión por la “Mediterránea” que dejó patente para nuestro deleite en sus escritos, en sus novelas y en su extenso epistolario con el que se relacionó con sus amigos y conocidos. El libro “Vida de Gabriel Miró” escrito por D. Vicente Ramos, no sólo es una biografía del personaje. El autor, íntimo amigo en vida de D. Gabriel, había recopilado una extensa colección de cartas en las que Miró deja reflejada su pasión por la mar y la tierra alicantina, así como las sensaciones y nostalgias que sentía cuando no se encontraba en ella.

De este modo, en una de sus obras también dejó constancia de estos sentimientos a través de su protagonista el señor Sigüenza, su alter ego, donde manifestaba lo que sentía en diversos momentos de su vida. Cuando marchó a Madrid para presentarse a la oposición de la Judicatura, apoyándose en el personaje de Sigüenza escribió lo siguiente:”Era invierno. Los vestíbulos de las Salesas hervían de opositores (…..). Separóse Sigüenza de tantos amigos para asomarse a la tarde. Comenzó a caer una blanda y fría llovizna. Sigüenza pensó en su hogar, en las vidrieras de su cuarto, frente al Mediterráneo solitario y azul”.

Calpe y el Peñón de Ifach en los años 30. Foto: Fondos del Archivo Mnicipal de Alicante.Aunque está escrito en prosa, en prosa “mironiana”, ¡cuánto de poesía!, con muy pocas palabras, apoyándose en la llovizna y en la tarde, que son las horas del día en las que va desapareciendo poco a poco la luz solar, Miró evoca la nostalgia que sentía por estar lejos de su Alicante donde la luz transmite ese color azul al Mediterráneo, su mar, que pensaba que se encontraría solo por no poderlo acompañar. El periodista Figueras Pacheco en las páginas del obituario de su periódico, escribió un artículo con motivo del fallecimiento del padre de D. Gabriel, del que he extraído el siguiente párrafo: ”Y mientras la famosa urbe, norte de tantas juveniles aspiraciones, le rendía sincero homenaje de admiración y amistad, el escritor volvía sus ojos azules a las playas del Mediterráneo, y su espíritu se detenía en aquel hombre bueno que estaba entre nosotros como reliquia de pasadas edades”.

Primera edición del libro de Vicente Ramos "Vida y obra de Gabriel Miró".Volviendo al libro de D. Vicente Ramos, se recoge una anécdota que cuenta Oscar Esplá, amigo íntimo de D. Gabriel, a propósito de una carta que le escribió cuando residió durante una temporada en Barcelona. Dice lo siguiente:” Me decía en un párrafo de esa carta que el Mediterráneo catalán no era cabalmente el suyo, pero lo quería porque era hermano de éste (se está refiriendo al de Alicante)”. En un homenaje que se le hizo a D. José Francos Rodríguez, médico, licenciado en Derecho, académico, periodista, escritor, diputado varias veces por Alicante, ministro de Instrucción Pública y de Gracia y Justicia, D. José Guardiola Ortiz, leyó unas cuartillas, escritas por Miró que decían lo siguiente: ”Nuestra fuerza de unión (se dirigía a los ciudadanos alicantinos de la época) no es la de un mantenido propósito ni la de una afanosa disciplina de colmena, sino la del sentimiento del Mediterráneo que nos corresponde, el nuestro, el poseído por los brazos desnudos y graciosos de las Huertas y Santa Pola, y la del sentimiento de nuestra tierra de mieles de Sol. Yo no sé si será esta tierra la mejor del mundo, pero sé que su lumbre, su tacto, su vaho, traspasa siempre nuestra vida con una suavidad de óleo precioso y una fortaleza de vino viejo”

Sin duda, una bellísima descripción de la “Mediterránea” con muy pocas palabras, pues nos habla del sentimiento que crea nuestro mar, porque nos corresponde como alicantinos y porque es parte de nosotros; de nuestra bahía; de nuestra tierra con esa luz maravillosa que le proporciona nuestro sol; de esa tierra que es la millor del mon; y de la fortaleza de un magnífico vino viejo que es el Fondillón. Es una loa a una tierra, a la que pertenecía, desde los sentimientos nacidos de lo más profundo de su ser.

La mar hernandiana

El gran poeta Miguel Hernández, uno de los mejores que dio el siglo XX junto con Lorca, Alberti y Alexaindre, también en alguno de sus poemas deja ver sus raíces mediterráneas donde la mar es protagonista para dejar constancia de cómo se sentía él, en algunos momentos de su difícil vida. Aunque el protagonista es el propio poeta, metafóricamente se esconde tras ella. En el Cancionero y Romancero de Ausencias (1938-1941), escribió lo siguiente:

Miguel Hernández recitando sus versos en un discurso.El mar también elige
puertos donde reir
como los marineros.

El mar de los que son.

El mar también elige
puertos donde morir
como los marineros.

El mar de los que fueron.

En ese mismo romancero, también dejó escrito los siguientes versos, en relación con el campo que él conocía tan bien, por su oficio de pastor, y la mar:

En este campo

estuvo el mar.
   Alguna vez volverá.
     Si alguna vez una gota
    roza este campo, este campo
     siente el recuerdo del mar.
    Alguna vez volverá.

De los poemas que escribió entre 1933 y 1934, hay uno que tituló «Mar y Dios». Es un poema muy extenso. No obstante, he elegido uno de sus versos que resume el contenido y el sentido del resto del poema, la inmensidad de la mar y la luz. Y sobre todo, donde el poeta deja entrever sus  raíces mediterráneas:

Ni principio ni fin te halla la nave
  cuna de luz y luz de tu elemento
   ¡Mi Mar apasionado, mi Mar suave!

Cabo de las Huertas de Alicante.
Se ha hablado muchísimo acerca de que el poeta era prácticamente analfabeto y se hizo así mismo, leyendo mientras cuidaba del rebaño de cabras que tenía la familia. Nada más alejado de la realidad. Miguel Hernández asistió hasta los catorce años al colegio de los jesuitas de Santo Domingo en Orihuela, cuya enseñanza era y es de una calidad y de un nivel alto. En su mocedad, se relacionó con Carlos Fenoll, con los hermanos Marín Gutiérrez, conocidos más tarde, por sus seudónimos de Ramón y Gabriel Sijé y con el sacerdote D. Luis Almarcha que llegó a ser obispo. Cuando se trasladó a Madrid, se relacionó con José María de Cossío, del que fue secretario, y con los poetas Vicente Aleixandre y Pablo Neruda. Estas amistades de un reconocido prestigio intelectual, de los que aprendió muchísimo según el mismo confesó, y su propio genio, harían de él un grande entre los poetas del siglo XX.

Almirante D. Julio Guillén Tato. Marino y escritor
Otro alicantino que llevaba la “Mediterránea” en su corazón, fue el Contralmirante D. Julio Guillén Tato. Marino, escritor, humanista y perteneciente a varias academias de lengua castellana e historia,  escribió, tanto en castellano como en valenciano, sobre el sentir que despierta, en nuestro corazón, esta bendita tierra en la que vivimos. En nuestra lengua valenciana escribió lo siguiente:”Nasquí cara al port, ¡segur que els meus ulls van vore per primera volta la mar y les palmeres des de dalt….!”

Y en otra ocasión, esta vez en castellano: ”Todo estaba allí: en lo alto de mi casa. Yo era un pájaro rabioso, descubriendo el milagro de una ciudad dormida…..Pero mi vida estaba en aquel club de madera (se refiere a la caseta de madera con la que nació el R.C.R.A.) anclado como un buque fantasma. Y toda la Explanada olía a brea, mar y ocre”. En una entrevista que le hicieron en el periódico Información, poco antes de fallecer, declaró lo siguiente: “Soy valenciano por región, pero alicantino de pura cepa”.

Cerdán Tato, alicantino marinero
Más cercano en el tiempo, D. Enrique  Cerdán Tato fue un alicantino que hizo de su persona un ejemplo de bonhomía por su intelectualidad, unida a un carácter amable, cercano, amigable, muy humano y sobre todo por ser, fundamentalmente, un hombre bueno y un buen alicantino. Fue un excelente escritor, periodista, cronista de nuestra ciudad, profesor, conferenciante, etc., con una extensa obra que así lo demuestran. Era un convencido comunista, pero sin rabo ni cuernos como nos habían hecho creer en épocas pasadas, sin tratar nunca de imponer su ideología de forma sectaria pues era dialogante y aceptaba y se relacionaba con personas con diferentes ideas a la suyas y con los que mantuvo, en muchos casos, relaciones de amistad.
De la extensa obra de este ilustre alicantino, he elegido unos versos de los que él llamaba “cosas de juventud”, como si fuesen, por haberlos escrito en esa época de su vida, de menor valor que lo que escribió en épocas más adultas cuando, en realidad, son de una gran belleza. Se titulan “Ya se escucha su labio blanco” y dicen así:

Enrique Cerdán Tato en su biblioteca.Primero, es el beso suave de la espuma.
Luego, el abrazo poderoso de la mar.

Me estremezco.
Tiemblo en mi sencilla desnudez.
Ahora, es un sabor acerbo en la garganta
Me vence. ¡Le pertenezco!
La onda me cubre y su policromía se desgrana
en mis pupilas ¡pupilas cansadas!…
¡Thalassa, Thalassa!
El grito redondo se escapa entre la sal
¡Qué abrazo de mil brazos!
¡Ay que beso de mil bocas!

Es el eterno canto a la mar de los que hemos nacido y vivimos en la “La Mediterránea”. La palabra Thalassa significa, en griego antiguo, mar.

Joaquín Ñeco

Alférez de navío.

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